jueves, 9 de abril de 2009

HUEN CO

Mirtha Dávolos, de la ciudad de Trelew (Chubut)


AGUA DEL CIELO


Hoy los áridos y alucinantes termos de la Patagonia piden a gritos: ¡agua!

Lo dicen las ramas retorcidas e implorantes de las patas grises, la tierra cuarteada, la herida seca de lo que fueran cauces rumorosos, el viento arenoso y desbocado... El Sur parece maldito... porque en el misterio de los mitos del ayer de los tiempos sí hubo agua, mucha agua.

¿Que pasó entonces? El eslabón se ha cortado y tal vez nunca podamos descifrarlo...

Sin embargo en la historia aborigen de la creación, Kóoch lloró agua amarga y sagrada de sus ojos, y formó un mar inconmensurable...

Y fué Elal con su tiro certero el que secó las tierras más australes de América, y trajo animales amigos, y creó a los Chónek (hombres) para que las habitaran...

Sí, entonces había agua buena y abundante, y había vegetación y había animales de muchas clases, todos juntos sobre la nueva tierra.

Incluso había una ballena, la gigantesca Góos la que llamaba con un fantástico resuello y se tragaba enteritos a los bichos y a los indios con caballo y todo...

Hasta que Elal la mató y la tiró al agua... y desde entonces las ballenas viven en el mar y se acercan a las costas de Puerto Madryn para ver la tierra donde vivieron antiguamente...

Y Góos, la enorme ballena vencida por el padre de los tehuelches, es ahora la barca mítica que lleva las almas aborígenes por el Mar de la Muerte hacia las tierras del más allá.

Después de este percance Elal, que vio que había poca tierra y mucha agua para tantas criaturas, ordenó a los animales. Y así a los lobos marinos, ballenas y otros los mandó al mar, y al resto les dejó el dominio de la tierra y el aire...

Los que ven más que los demás aseguran que las aguas de la Patagonia guardan extraños secretos y criaturas fantásticas...

¿Acaso no lo prueba la legendaria Sirena, Petín, hija del Sol y la Luna y esposa del legendario héroe-dios de los tehuelches, que vive en el fondo del océano austral y levanta las mareas cuando ve en el cielo la luz fría de su madre Luna?...

¿No se agita en el seno marino del Atlántico el innombrable hijo de Elal?

Es más: ¿no dicen que en los lagos insondables que custodian los Andes habitan el Lafquen trilque (cuero del lago), el cuero maligno que, con su tranquila apariencia de cuero de novillo o de potro flotante al sol, atrae a inocentes víctimas para adherirse a ellas con las agudas uñas ocultas y llevarlas a los más hondo?

¡Claro que también puede aparecerse "el cuero uñudo" en ríos y arroyos!

Lo que no debe olvidarse es el modo de combatirlo: los muy viejos, que se han vuelto astutos por la experiencia, aconsejan arrojarle una rama espinosa, porque el monstruo al sentir el contacto cree que podrá devorarla… y así se arrolla en ella y muere por la sangre de sus múltiples heridas...

¿Y el Caleuche? Unos cuantos han visto el barco fantasma, el que anda abajo del agua del lago Mascardi, y que de pronto se aparece todo iluminado para disolverse en la oscuridad momentos después. El que lo ve es porque el Caleuche encantado quiere llevárselo... vaya a saber para qué, pero seguro es que le toma el espíritu y deshecha el cuerpo... porque este después flota abandonado a merced de la corriente...

¿De dónde brota tanta imaginería mítica sino de la importancia del agua? Desde los más remotos orígenes ella ha sido fuente y preservadora de la vida... Por eso las culturas aborígenes han trazado sus asentamientos y derroteros en torno al camino del agua... Sin pozos, sin arroyos, sin ríos, ¿como sobrevivirían en los desiertos barridos por Elëngasen?

Y los indios honran a los "dueños" de las aguas, los mágicos Nguen Co, como el enano silbador que oye el creyente en el río Aluminé, o el Arün Co, el intocable sagrado de las vertientes que cuida que no se sequen...

Si el mismo campo se esponja y cubre de flores cuando cae Maún (la lluvia) y le da de beber, ¿puede al mapuche dejar de ofrendar su agradecimiento y su ruego a Nguenemapún en los menu co u ojos de agua que calcan el cielo?

Una y otra vez huenu co bautiza y alimenta a las tierras del sur y sus criaturas, y convertida en vapor de las cascadas también cura: es el melicón lahuén del chamán, el agua bendita sanadora...

Claro que hubo un tiempo en que el agua fué castigo divino.

Las más remotas tradiciones del planeta hablan del diluvio... Sólo se salvaron los protegidos por el Gran Futachao... Cuentan los tehuelches que los refugiados en las cuevas de las cumbres, rodeados por la oscuridad y el agua de arriba y de abajo y marcados por el hambre y el frío, pidieron luz al Padre divino para buscar alimento y ramas para el fuego... Y entonces El ordenó a Kéenguenkon (la Luna) que subiera con su luz al cielo para alumbrar a los hombres... Pero en el largo trayecto su fuego sagrado se fué enfriando por la lluvia interminable... y desde entonces hay luz de luna en la noche, pero es luz fría, como Kéenguenkon quedó desde el diluvio...

Nunca las leyendas de los pueblos viejos de la Patagonia olvidan la preciosa y necesaria presencia del agua, por eso la historian mágicamente el origen de vertientes, arroyos, lagos, ríos... La memoria oral ha legado decenas de leyendas sobre el agua a la memoria del papel... pero otras se borrarán cuando se apaguen las voces temblorosas de sus narradores aborígenes... ¿Alcanzarán a rescatarlas los antropólogos y estudiosos de los mitos y tradiciones? Tal vez...

Pero entre tanto la lectura o la voz mantienen vivas las antiquísimas historias de Navé, la indiecita que se transformó en espuma de la Uñen Lafquen o la laguna de los pájaros allá en la Araucanía, o de cüyen (la Luna mapuche), que lloró incontables lágrimas de dolor cuando descubrió que Antü (el sol) ya no la amaba... y cuyo llanto formó el bello y nostálgico lago Aluminé en el Neuquén de los mapuches...

¿Pueden acaso las tribus pehuenches dejar morir la leyenda de Limay y Neuquén los jóvenes amigos que se volieron rivales anemigos por el amor de la bella Raihué y que, convertidos en ríos, uno al Norte y el otro al Sur, corrieron una peligrosa carrera hasta el mar... para obtener la caracola de los murmullos marinos que les aseguraría la mano de la amada? Cuentan que Rahué dió su vida para que ellos no murieran, y que el Limay y el Neuquén se abrazaron en su desconsuelo y juntos formaron el Río Negro, y así unidos llegaron al mar como homenaje de amor y de amistad...

Dicen que por el camino de los médanos se llega al agua dulce... ¿Acaso no fueron las fantásticas arenas del desierto las que guiaron a la tribu vencida de Tranahué, el gran cacique de la Araucanía, hacia la laguna del caldén solitario?

Y si por la senda de médanos y cortaderas se encuentra el agua, por las rutas de Pillán se llega al agua de fuego, al agua volcánica de virtud curativa... Quizás todo comenzó con Copahue, el cacique aguerrido que defendió con su vida el derecho al amor sin distingos. La tradición explica que al enterrarlo en el mismo lugar donde conoció a su amada brotó un chorro de agua caliente y generosa, tanto como el corazón de Copahue. Así se originaron las famosas termas que sanan.

Lo cierto es que el divino Pillán, tal vez conmovido por la historia del Copahue, repitió el agua humeante de probada bondad en el Domuyo, en Epu Lafquén, y en muchos otros sitios con arroyos termales, surgentes y fumarolas...

Y enseñó a los mapuches a no olvidar los "permisos": uno al dueño de los campos donde están las termas, y otro a Arün Co, el "espíritu dueño"de las surgentes curativas... El espíritu mágico es muy susceptible, de modo que hay que propiciarlo arrojando al "ojo"del que brota el agua termal alguna hilacha del poncho o de la matra.

Las voces de la experiencia anuncian que si se sumerge la ofrenda es que Arün Co está satisfecho y concederá la buscada curación... pero si flota, ¡es mejor no insistir! Y más todavía: debe respetarse el número de baños que será preferentemente una serie de nueve, Y si son necesarios más baños, sólo después de un intervalo de tres días podrá reiniciarse una nueva serie...

¿Qué secreta sabiduría alienta en la cifra sagrada por excelencia?

¿Por qué coinciden en ella Oriente y Occidente?

¿Es que la clave numérica representa un ritmo ignorado que organiza los ritmos orgánicos del hombre y los ritmos de la Naturaleza y del Cosmos?

Del agua primera de Kóoch al agua del diluvio, al agua del huenu co, al agua del melicón lahuén, al agua encantada del Domuyo, al agua de las termas... mucho camino andado y sin embargo ¡cuánto por descubrir todavía!

La Patagonia que fué toda agua en el principio y que ahora es una larga sed de arcilla y pedregal, aún espera que se develen su insoldable misterio.

A ella habrá que ir, y tal vez por el camino del agua...

Fuente: http://www.laangosturadigital.com.ar/v3/home/interna.php?id_not=54&ori=web
http://www.calafatetotal.com.ar/leyendas.html#agua
http://pinturasdelapatagonia.blogspot.com/

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/03/kooch-el-creador-de-la-patagonia.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/02/elal-y-sus-inventos.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/05/el-caleuche.html

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