sábado, 23 de mayo de 2009

EL CAMAHUETO


El Camahueto es un personaje que aparece en la mitología chilota.

Se trata de un ternero parecido al unicornio, de pelaje color plomizo muy brillante. En la frente posee un cuerno dorado que brilla a la luz de la luna.

Los que lo han visto dicen que es un animal muy ágil y vigoroso, de gran hermosura. Nace y habita en las quebradas donde existe una caída de agua, y en lagunas pantanosas.

En ese lugar permanece hasta los 25 años y después emigra al mar, pero para llegar a su destino destruye la naturaleza circundante y los sembrados de los agricultores.

Según la leyenda, cuando alguien sabe que se está desarrollando un Camahueto en su terreno, busca un machi o brujo para que lo atrape en el plenilunio, laceándolo con una soga de sargazo, y lo conduzca al mar sin provocar daño.

El machi que captura al Camahueto recibe una recompensa en dinero o especies y el cuerno del animal.


Imagen
edelect.latercera.cl

Fuente: http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/primer-ciclo-basico/lenguaje-y-comunicacion/lectura/2009/12/53-7055-9-3-mitos-y-leyendas-chilenas.shtml

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/la-huenchur.html

viernes, 22 de mayo de 2009

LA CHUÑA CON EL ZORRO

"La Huida"
Acuarela (2010) de Juan Carlos Gálvez


La chuña 'taba en el río, en la playa del río, bañandosé, echandosé agilita en la espalda. Y si arrima el zorro y la saluda. Y le dice:

-¡Hola, canilluda! ¿Cómo te va?

-¡Oh!, tío Juan Gallina, ¿cómo andas vos?

Porque siempre a tío Juan le han gustado, es muy aficionado a las gallinas, que es uno de los platos favoritos de él.

-Aquí 'toy -le dice la chuña-, me estoy bañando.

-¡Ah! -le dice-, pero no te arrimes mucho para el hondo que te vas ahogar.

-No -le dice-, yo sé nadar.

-No, ¡qué vas a saber! -le contesta.

-Sí, yo soy una gran nadadora.

-No, pero como yo no has de ser.

Y empieza la discusión. Entonce le dice:

-Yo te voy hacer una apuesta. Vamos a jugar lo que vos quieras -le dice el zorro- quién aguanta más zambullendosé.

-Bueno -dice-, ¡meta!

Bueno, desensillan. Sacan los estribos, que eran de plata, los frenos, el rebenque, y ponen encima los ponchos, los dos ponchos. Jugaban eso y todo lo demás.

-El que dura más, ése es el queda.

Muy bien.

-Vamos a contar hasta tres -dice Juan-. Yo voy a contar -dice Juan siempre pensando sacar ventaja.

-Pero, a ésta, en la primera zambullida no más la despacho. Una, dos y tres...

Y la chuña zambulle. Y el zorro la deja estar un rato. Entonce calculando un rato, zambulle.

La chuña, que no era nada tonta, dejó pasar un tiempo, salió del agua, se arrancó una pluma de la cola, y la enterró en la arena, de manera tal que parecía que 'taba zambullendo.

Juan pasó un rato, y no le daban más los pulmones y pensaba:

-Bueno, a ésta le he ganau, pero de todas maneras voy a sacar despacito la cabeza y el hocico y voy a mirá a ver si sigue zambullendo y le voy hacer otra zambullida.

Muy bien. Saca, despacito la cabeza y alcanza a ver la pluma.

-¡Eh... qué aguante, ésta! -dice y se vuelve a zambullir.

Está un buen rato debajo del agua. Los pulmoncitos se le hinchaban.

Vuelve a sacar, despacito la cabeza. La ve de nuevo.

-¡Hum! -dice-, ¡qué barbaridá! ¡Pero ésta nu había teníu destino! -dice.

Vuelve a zambullir. Y está un buen rato nuevamente y empieza a pensar, dice:

-¿No si habrá ahugau esta pobre? ¿No será que por ganarme le ha pasau un accidente? ¿Y qué voy hacer? ¿Voy a cargar yo con semejante cargo de conciencia?

Muy bien. Saca con cuidau otra vez el hocico y la ve enterrada.
Entonces dice:

-La voy a sacar. Seguramente se habrá muerto y la voy a llevar a entregar a su familia.

Bué...

Sale del agua, se arrima. Abre las manitos para abrazar a la chuña guiandosé por la pluma que estaba enterrada en la arena y se encuentra, cuál sorpresa, con una plumita.

-¡Ay, lo que me ha hecho esta trompeta! ¡Esta bandida, tramposa! La voy a matar. Donde la encuentre la voy a degollar. Pero ¡qué cosa bárbara! Increíble lo que me ha hecho. Voy a casa a buscar un cuchillo.

Va a la casa a buscar un cuchillo grande que tenía. Y lu hace así, lo chaira. Y lo ve que estaba un poco, no muy afilado, porque el zorro quería un cuchillo que esté cortando un pelo al aire para degollarla de entrada no más a la chuña. Y sale.

Empieza a caminar, a rastriarla, Juan, a la chuña, porque la chuña iba a gata con semejante carga. La chuña levantó los dos ponchos con todas las cosas que habían puesto y se mandó a mudar.

Llega a la casa de la iguana. Y le dice:

-¡Hola, caraipuca!, ¿no me la has visto pasar a la chuña?

-Sí -dice-, esta mañana pasó, tío Juan. Iba contenta -dice-. Iba llevando un montón de cosas que le ha ganado en apuesta a usté.

-Qué me va ganar a mí. Es una tramposa, una bandida. No sabe la que me ha hecho. ¿No tiene una piedrita pa que afile mi cuchillo?

-Sí, tío Juan, sí tengo un molejón ahí adentro, me lo prestaron.

Y va, afila: chas... chas... chas... chas... chas... chas... chas... Y lo probaba. Sacaba un pelito, cortaba una ramita...

-¡Ah, ya lo voy alcanzar!

Sigue viaje. Camina otro trecho y lo encuentra al llegar a la casa, al peludo:

-¡Hola, peludo -le dice- carachento!

-¿Qué tal, tío Juan?

-Aquí estamos. Voy siguiendo a la chuña, ¿no me lo ha visto pasar?

-Sí, tío Juan. Esta mañana sol alto ha pasau. Ya iba contenta. Dice que le ha ganau una apuesta a usté.

-Pero, ¡qué me va ganar! Me ha hecho trampa. ¡Esta bandida! Donde la encuentre la voy a degollar, la voy a matar. ¿No tiene una piedrita pa que afile mi cuchillo?

-Sí, tío Juan, tengo aquí un molejoncito bueno.

-Prestamelá. Y meta probar. Chas... chas... chas... chas... A medida que iba afilando el cuchillo se le iba achicando. Sigue andando un trecho. Y llega a la casa de la lechuza.

-¡Hola, cumpa lechuza! -le dice.

-¿Qué tal tío Juan? ¿Qué le anda pasando? ¿Qué le pasa que anda tan enojau?

-¡Ah, como para que no esté! -dice-. ¿Vos sabes lo que me ha hecho la chuña?

-¡Ah! -dice-, la chuña ha pasau hace un rato por acá. Contenta, iba llevando un atau muy grande. Agata iba, cansada, po. Y me ha contau que le ha ganau una apuesta, en una zambullida.

-¡Qué me va ganar, esa bandida, esa trompeta! -dice-. ¿Vos sabes lo que me ha hecho?

Y le cuenta lo que le ha hecho.

-Pero, también donde la encuentre la voy a degollar. Pero, mirá, las tripas le voy a dejar al aire, ¿no tienes una piedrita pa que afile un cuchillo?

-Sí, tío Juan, sí tengo una piedrita. Buena es. La he traído del norte.

-Prestame pa que afile.

Chas... Chas... Chas... Chas... Y sigue la afilada. Y cada vez el cuchillito más chico. Llega a la casa de la garza mora.

-¿Qué tal, tío Juan, cómo le va?

-Decime, no me interrumpas. Voy muy apurau, voy viendo los rastros éstos. ¿No me la has visto pasar por acá a la chuña?

-Sí, tío Juan, ahicito va. Ha pasau. Y va a gala de cansada, llevando un atau muy grande.

-¿Vos no sabes lo que me ha hecho? -le dice.

-No. Iba muy contenta.

-¡Eh, no sabes lo que me ha hecho a mí! ¡Ah, es una bandida! Pero ya, ya le voy a alcanzar -dice-. Mirá lo que llevo aquí.

Y era un cuchillito moto. Era cabo no más y un pedacito. Le dice:

-Decime, ¿no tienes una piedrita pa que afile mi cuchillo?

-Sí, tío Juan. Sí tengo una piedrita. Buena es.

-Prestame, porque así voy a chairar mi cuchillito.

-¡Cómo no! -le dice la garza mora-. Le vuá prestar tío Juan.

Le presta. Chas... Chas... Chas... Y ya era el cabo que afilaba.

-Y bueno, esto no me va a servir. Pero igual no más la vuá matar -dice.

Y sigue no más. Sigue, como la chuña iba muy pesada, la alcanza a ver. Y la chuña, que no es nada tonta, había escondíu el atau en una cueva de vizcacha.

-¡Ah! -le dice-, ¡así te quise pillar!

-Sí -le dice-, ahora me vas agarrar -dice la chuña. Y vuela y se asienta arriba de un algarrobo, con un tronco torcido, y el zorro también sube. La quiere agarrar, pero no puede subir a los árboles. Sube por detrás de la chuña, pero en el momento que la quiere agarrar, vuela y se asienta en el tronco chaquista, un tronco quemado. Que no estaba más que el tronco. Vuela y se asienta en la punta. Y el zorro dice:

-¡Ah, de aquí no te me escapas!

Y hace un salto magistral para cazarla a la chuña, en el mismo instante que ésta vuela, de manera tal que da con la cabeza y se le desparraman los sesos.

Y colorín, colorado, que este cuento se ha acabado.


Prof. Aristóbulo Barrionuevo, 48 años. Santiago del Estero. Capital, 1970.

Aprendió el cuento de la madre que tiene un gran repertorio. Muy buen narrador.

Fuente:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/24672730090934832754491/p0000015.htm

Imagen: actaliteraria.blogspot.com

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/el-zorro-el-quirquincho-y-los-huevos-de.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/03/el-zorro-y-el-hombre-1.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/05/el-zorro-y-el-hombre.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/03/el-zorro-y-la-chuna.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/10/el-zorro-y-las-chunas.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/04/el-zorro-y-el-quirquincho.html

jueves, 21 de mayo de 2009

EL TRAUCO DEL POZO



Don Ricardo tuvo un padrino que salió de Tac y se vino a vivir a Palqui.

"-A los años lo pasó a visitar -recuerda- pero le encontró todo desfigurado. Su cara torcida, sus dedos... y apenas caminaba.

-¿Qué le tocó padrino -le preguntó- que está tan cambiado?

-Este es el Trauco que me está maltratando, me respondió.

Enseguida empezó a contarme su desgracia:

-Aquí, en tiempo de verano hay un solo pozo que da agua y nos juntaremos 18 vecinos que tenemos que venir a buscar agua. Y como yo estoy más cerca llego siempre más temprano.

Entonces vio la apariencia esa.

-Por dos veces. Es como un hombre, pero bajito. Con sombrero, con manta... todo igual como cuando se viste un chico, como por travesura.

Pero en la primera oportunidad no le hizo nada. Sólo lo observó y llegó a contarle a su señora. Y la señora dizque la avivó.

-Ese Trauco -que le dijo- no te va a dejar de molestar. Siempre que vayas a traer agua lo vas a tener que ver. Tienes que hacerle alguna cosa.

Entonces la señora lo aconsejó:
-Córtate un palo, de un metro más o manos, y yo lo voy a sanquear.

Tiene que ser saltado por una mujer para que sirva.

Mi padrino con esto ya tuvo su arma para defenderse. Cada vez que iba a buscar agua lo llevaba. Hasta que un día lo encontró. Le tiró el palo y le aforró medio a medio.

Eso fue todo, no volvió a aparecer por el pozo, pero pronto comenzaron sus males. Una mañana, al prender fuego, se dio cuenta que al soplar el aire le salía por el lado: tenía toda la boca torcida.

Y con el tiempo estas deformidades se extendieron a todo su cuerpo.

Buscó a un Curioso para trabajar el mal. Llegó el machitunero y le preguntó a la señora, que había sido quien lo contactó.

-¿Me tienen lo que yo les pedí?

Le presentó unas piedras blancas, coloradas, que las acarreó del bajamar.

-¿Cómo las obtuvo, insistió el Curioso?

-Como usted me indicó. Sacadas en el punto de marbajo y una piedra de cada punta que se forma en la playa, hasta enterar cuatro.

-Muy bien. Ahora necesito agua de mar, de viento sur, sacadas de la cresta de las tres olas grandes, que aparecen siempre juntas.

Todo eso lo tenía la mujer. Además lo acompañó el chamán y dos o tres otras plantas muy usadas en estas brujerías.

Las piedras las puso a caldear como cuando se hace curanto. Le regó el agua de mar con las ramas y finalmente recogió las cenizas y las distribuyó en los cuatro costados de su terreno y en el centro una de las cuatro piedras coloradas, bien enterrada. Así dicen que los deja de molestar.

Finalmente salió del lugar y se fue a vivir a Punta Arenas. Es la forma más segura de evitar la magia."


(Ricardo Tureuna. Tac. 1994)
Fuente:
Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA
http://www.cuco.com.ar/
Imagen:

http://www.google.com.ar
folcloreyculturachilena.bligoo.com
Ilustración Ornar Larrain y Julio González


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/04/el-trauco.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/05/la-fiura.html

miércoles, 20 de mayo de 2009

CUEVA DE QUICAVÍ


En la Cueva de Quicaví habitaría el supremo de todos los brujos.



Se dice que en la localidad de Quicaví (comuna de Quemchi) se encuentra una cueva que también es llamada Casa Grande. Esta sería la guarida donde vive el supremo de los Brujos (un rey o gobernador) y estaría resguardada por el Imbunche.

En ella se encuentra una serie de objetos de brujería, como, por ejemplo, uno que revela el pasado, el presente y el futuro, y todo cuanto el Supremo desee conocer. También está el Macuñg, que es un chaleco luminoso que llevan los brujos por las noches y que les sirve para volar; este está hecho de piel humana.

Los brujos, cuando desean quedar a oscuras, se bajan el poncho, y si quieren luz, se lo suben.

Otros dicen que allí estaría el Libro o Revisorio, un instrumento usado para hacer diversos exámenes, y el Chayanco, utilizado para vigilar a todos los miembros de la comunidad de brujos.

La Cueva tendría su entrada en una quebrada y mediría aproximadamente 200 metros de largo y sería un sitio subterráneo con muchas dependencias.

Fuente: http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/primer-ciclo-basico/lenguaje-y-comunicacion/lectura/2009/12/53-7055-9-3-mitos-y-leyendas-chilenas.shtml
Imagen: icarito.cl

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/la-huenchur.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/01/el-invunche.html

martes, 19 de mayo de 2009

ALTURAS DE MACHU PICCHU (fragmento)


Entonces en la escala de la tierra he subido

entre la atroz maraña de las selvas perdidas

hasta ti, Machu Picchu.

Alta ciudad de piedras escalares,

por fin morada del que lo terrestre

no escondió en las dormidas vestiduras

Esta fue la morada, éste es el sitio:

aquí los anchos granos de maíz ascendieron

y bajaron de nuevo como granizo rojo.

Aquí la hebra dorada salió de la vicuña

a vestir los amores, los túmulos, las madres,

el rey, las oraciones, los guerreros.

(…)


Pablo Neruda

lunes, 18 de mayo de 2009

LA LEYENDA DE COQUENA (fragmento)



Cazando vicuñas anduve en los cerros

Heridas de balas se escaparon dos

—No caces vicuñas con armas de fuego

Coquena se enoja —me dijo un pastor.

—Por qué no pillarlas a la usanza vieja,

cercando la hoyada con hilo punzó?

Para qué matarlas, si sólo codicias

para tus vestidos el fino vellón?

—No caces vicuñas con armas de fuego,

Coquena las venga, te lo digo yo.

No viste en las mansas pupilas oscuras

brillar la serena mirada del dios?

—Tú viste a Coquena

—Yo nunca lo vide,

pero sí mi agüelo —repuso el pastor—;

una vez oíle silbar solamente,

y en unos tolares como a la oración.

Coquena es enano; de vicuña lleva

sombrero, escarpines, casaca y calzón;

gasta diminutas ojotas de duende,

y diz que es de cholo la cara del dios.

De todo ganado que pace en los cerros,

Coquena es oculto, celoso pastor.

Si ves a lo lejos moverse las tropas

es porque invisible las arrea el dios.

Y es él quien se roba de noche las llamas,

cuando con exceso las carga el patrón.

En unos sayales, encima del cerro,

guardando sus cabras andaba el pastor.

Zumbaba en los iros el gárrulo viento,

rajaba las piedras la fuerza del sol.

Juan Carlos Dávalos

domingo, 17 de mayo de 2009

LA DIOSA MARI

Diosa del vaso manante (Mari)
Autor:Autor Anónimo
Fecha:Siglo XVIII a.C.
Museo:Museo de Alepo
Características:150 cm. alura
Material:Piedra

Obra de bulto redondo de gran originalidad ataviada a la forma siria (y no paleobabilónica) y con un par de cornamentas sobre la cabeza que demuestran su divinidad.

En el rostro apreciamos dos huecos para la incrustación de los ojos, y un tratamiento de las cejas que nos habla de un cierto arcaísmo. Lleva los pies desnudos y se alza sobre un pedestal.




Las tormentas son cosa de Mari, se dice también en España.

Según cuentan en Gorriti, Mari crea las tormentas en una cueva de Aralar.

La diosa más conocida de esta mitología, dominadora de otros genios, se identifica al mismo tiempo con el bien y con el mal, probablemente es el respeto que suscita en muchas zonas de Euskal Herria lo que mejor la define.

Mari, en cierta medida, representa la belleza, no se cansa de peinar sus largos cabellos ante el espejo, esto es un mal presagio, si se le pregunta porque se prepara de ese modo, ésta es la respuesta: "Gaur Naparrora nua iittara" (voy a Navarra a segar), esa misma tarde el granizo asolará los trigos de Navarra.

Uno de sus hijos, Mikelats, será quien le ayude en este trabajo. Del mismo modo que éste se asocia al mal, su otro hijo, Atarrabi, se relaciona con el bien.

Numerosos son los pueblos de Euskal Herria que le darán noticia de Mari.

En la zona del Plazaola, son varias las acepciones que se utilizan, Aldureko Mari en Gorriti, Marimur en Leitza, Mariburute en Udabe, Andre Mari Muiroko en Arano.

Las cuevas y las simas son las moradas de Mari. Por lo tanto cualquier cueva o sima de Aralar puede dar cobijo a esta diosa.

Pero cuidado, no recibe a cualquier visitante, ella es quien debe invitarnos a conocer su morada.

Según cuentan una mujer tuvo la osadía de robar un peine de oro de la cueva de Mari, el peine que utiliza cuando pasa largas horas arreglando su cabello delante del espejo. Mari montó en cólera, y a la mañana siguiente los campos de esa mujer amanecieron cubiertos de piedras.

En algunas zonas de Euskal Herria se asocia Mari con la sequía, en este caso su presencia siempre va unida a la tormenta.

A tenor de lo que dicen los de Arano, Mari manda las tormentas desde una sima de Mugiro, y al cruzar el cielo toma forma de caballo.

En Leitza creen que es el puente de Maimur el lugar donde la diosa da comienzo a la tormenta, ese es el puente al que se dirige para recoger los vientos que darán lugar a los rayos y truenos.

Estás sobre aviso, en verano, cuando viene la tormenta, acercándote al puente de Maimur o contemplando en el cielo la formación de la tormenta puede que veas a Mari, en caso contrario, lo que es seguro es que nos ha visitado.


Imagen: artehistoria.jcyl.es
http://www.artehistoria.jcyl.es/arte/obras/13068.htm