sábado, 26 de julio de 2008

LA QUENA Y SUS LEYENDAS

LEYENDA PRECOLOMBINA DE LA QUENA
Origen probable: AMAZONÍA


-Una joven india, llamada Picasú (Paloma) era amada entrañablemente por Guazutí (Venado).

Isipó Liana, (enredadera), no podía sufrir los amores de aquéllos porque esperaba ser correspondida por Guazutí.

Un día en que Picasú recorría la selva, una flecha la hirió de muerte.

Su desgarrado lamento orientó al indio, quien acercándose a la infeliz comprendió que su fin se acercaba.

Entonces tomó un trozo de tacuara y trató, acercándolo a los labios de la moribunda, que sus últimas quejas quedaran encerradas en ella.

Luego cerró la caña con tierra empapada con sus propias lágrimas.

Pero un día, Isipó hurtósela y la destapó, soplando para que huyeran los lamentos recogidos en ella.

Pero los mismos brotaban cada vez que soplaba y perduró para siempre a través de las edades, no sólo en ese trozo de tacuara, sino en todas las cañas.

-“Su timbre encierra matices ricos en colorido que facilitan el sentimiento interpretativo del quenista. Este hecho se hace latente en las quenas fabricadas en caña, que por su vibración, en ocasiones, parecen llorar”.

viernes, 25 de julio de 2008

LA QUENA Y SUS LEYENDAS

LA QUENA, LEYENDA PRECOLOMBINA DE LA ZONA DEL ACONCAGUA.

En los dominios de Maratec muchos siglos antes que bajara de sus altos valles la gente de Manco Capac, se desarrolló un idilio apasionado entre el hijo del Señor de esa comarca y una india llamada Zenaguet.

Este amor limpio y puro se deslizó largos días ante los edénicos paisajes que tienen por vigía el Aconcagua.

El Sol los protegía, y la Luna, en íntima complicidad, los contempló muchos ciclos completos bañando con su faz enfermiza el alma de los enamorados...

Pero un día... (siempre hay un hado que mata los sueños más hermosos), Zenaguet enfermó y murió antes que apareciera en el Cielo el Lucero del Alba…

La angustia y la desesperación más profunda invadieron al pobre indio, que no pudo sobreponerse a la Fatalidad, y enloqueció allí mismo junto al cadáver de la bien amada.

Días después le extrajo la tibia de una de sus piernas y fabricó un instrumento para desahogar su dolor, y, con él echó a rodar por montes y quebradas las melodías dolientes que arrancaba de aquella caña ósea, que era parte de su alma...

Sonámbulo y andariego, llevó a sus quejas por todos los rincones de su heredad, hasta que cayó para siempre...

Pero había nacido la quena. La quena quejumbrosa y triste, que aún hoy sigue manifestando todas las fases de la angustia, el dolor y el infortunio de la raza.

jueves, 24 de julio de 2008

LA QUENA Y SUS LEYENDAS




La quena es "viento hecho sonido, el alma que se escapa por sus orificios".

La flauta de los originales peruanos, inspirando la fábula, ha despertado universal interés entre los que leyeron u oyeron referir que la quena reproduce con sus melodiosas lamentaciones el milagro de Amphion, porque obliga a la fantasía a reconstruir la abatida Confederación de los Incas y sus pulverizados monumentos.

Cuenta la crónica oral que cierto joven peruano, apellidado Camporeal, hijo de español y de india, se enamoró de una doncella descendiente de los conquistadores.

Lo que la naturaleza o el destino unieron fue separado por la arbitraria voluntad de los hombres.

Los padres españoles de la virgen peruana, entendieron que los amantes no podían llamarse esposos por la desigualdad de sus cunas.

Alejado Camporeal de Lima, se le hizo saber que su prometida había dejado de amarle, enlazándose voluntariamente con un apuesto caballero.

El desdeñado galán abrazó, en desesperación la carrera del sacerdocio.

Transcurrido algún tiempo regresó a Lima, donde en un día señalado en los anales del infierno, volvió a encontrar en su camino a la ingrata que le traicionara.

Celebrando en un templo, al volverse al pueblo para decir a los fieles: "El Señor sea con vosotros", la mujer infiel le respondió con su inteligente y atractiva mirada: "Tú serás conmigo".

Desde aquel momento, despertóse en el pecho de Camporeal la dormida y fiera pasión.

La casualidad descorrió el velo que había enlutado la vida del sacerdote.

Acudió la tentación, atraída por el amor, y Camporeal fue perjuro a sus sagrados votos.

Nunca mayor tempestad destrozó el alma de un hombre amante de la virtud.

Pero Camporeal amaba más que todo a María, quien para él era acabado compendio de lo bello y de lo bueno.

Vencido él y vencida ella, ambos se dejaron deslizar por el plano inclinado en que la fatalidad los colocara.

Camporeal y María huyeron a las montañas y les pidieron asilo.

Establecidos en una pobre e improvisada cabaña, pasaron algún tiempo gustando un amor mezclado con la hiel de los remordimientos.

La mano de la desgracia señaló a la muerte el apartado lugar en que ellos habían burlado la saña de sus perseguidores.

El alma de la infortunada peruana, al abandonar la tierra, arrastró consigo la razón del más infortunado Camporeal; y el avaro no quiso desprenderse de su tesoro.

Aquel amante dantesco, sacó del lecho el helado cuerpo de María, lo colocó en el banco de tosca piedra en que ella acostumbraba sentarse, ocupó el sitio de la derecha, y formó el propósito de presenciar la lenta descomposición del cadáver.

Durante las fúnebres veladas que con la muerte pasó, compuso un canto, no imitado ni imitable.

En cada estrofa consiguió la metamorfosis de una de las gracias de María, operada por la disolución de la carne, que iba desprendiéndose gradualmente de los huesos.

Luego que el cadáver quedó reducido a un blanco y descarnado esqueleto, él formó con una de las tibias una flauta, y con ella, después de sepultados los despojos de María, evocaba el alma de su amante, en la noche callada y rumorosa.

Eran tan desgarradores los sonidos del horrible instrumento, que los pastores de las cercanías, percibiendo los lamentos emanados de una región misteriosa, abandonaron sus humildes cabañas.

La música y las palabras del canto de Camporeal, son conocidas en el Perú con el nombre de "manchai-puitu", o sea el cántico aterrador.

Tal es la crónica hispánica de la quena, sueño de alguna fantástica imaginación.


miércoles, 23 de julio de 2008

CHIPACO SANTIAGUEÑO


CHIPACO

Ingredientes

1,5 Kg. de harina común
- 250 gramos de grasa de vaca
- 250 gramos de chicharrón -
50 gramos de levadura
- sal
- agua tibia
- 1 cucharadita de azúcar

Preparación

Disolver la levadura en unas cucharadas de agua tibia y colocarle una cucharadita de harina y una cucharadita de azúcar y dejar que leve.

Poner la harina en forma de corona sobre una mesada.

En el centro colocar la mitad de la grasa (a temperatura ambiente) y el chicharrón previamente triturado. Incorporar la levadura disuelta.
Formar el bollo de masa agregando la cantidad suficiente de agua con sal, teniendo en cuenta que debe quedar una masa firme y suave.

Estirar la masa, untarla con grasa, doblarla por la mitad y estirar nuevamente.

Repetir la operación hasta terminar la grasa.

Dejar leudar tapado.

Una vez que la masa duplicó su volumen, formar bollos de tamaño mediano o grande.

Estirarlos con el palote y dejar leudar nuevamente hasta que dupliquen el volumen.

Cocinar en horno caliente aproximadamente 20 minutos.

martes, 22 de julio de 2008

LA PACHAMAMA

Ceremonia de la Pachamama
Jujuy, Argentina


Cuando los españoles llegaron al Cuzco y penetraron en el noroeste argentino, en los territorios diaguitas que se extendían desde La Rioja hasta Salta, tomando partes montañosas de San Juan y Mendoza, encontraron que los nativos tenían sus dioses a quienes veneraban y rendían culto.

Muchas de estas divinidades se perdieron en el transcurso de los siglos, pero otras han quedado en la creencia de los cerreros, formando su patrimonio espiritual, sin olvidar, por cierto, el culto cristiano.

Y pasan de una generación a otra en el pequeño mundo pastoril en que desenvuelven su existencia, redivivos y protectores.

De estos, la Pachamama es la divinidad más importante del mundo andino. Es la madre tierra. La diosa de la fecundidad y de la producción, venerada por el montañés en todo el noroeste argentino, anterior al incanato.

Tiene diversos aspectos para la gente del pueblo, pero en general la representan como una bella mujer, alta y fuerte, de tez morena, con pómulos salientes. Huraña y esquiva que se deja ver muy poco.

Habita las montañas y preside sus misterios.

Otras veces la simbolizan como una vieja astrosa y miserable, con los ojos como dos brasas encendidas en las profundidades de sus órbitas.

Son figuras que adopta según las circunstancias y las exigencias del momento, cuando ella se corporiza para castigar o advertir una mala acción.

No hay cerrero que no la invoque en los momentos de peligro, de angustia; o no pida su protección o su favor para cualquier labor campera que inicie. Porque la Pachamama para él, es la diosa que guía, ayuda, protege y también condena, pues tiene poderes del mal y del bien.

Premia al que trabaja y castiga al que pretende sacar sin esfuerzo, frutos de la tierra.

Persigue al cazador que va en pos de guanacos y vicuñas por el gusto de matar; pena al minero que quiere enriquecerse en poco tiempo, valiéndose de medios ilícitos, como el que llega por primera vez a sus dominios y escala los cerros en procura de vetas de oro.

Por eso es que en los altos caminos de las montañas, en los senderos, en las encrucijadas, en los lugares de descanso, por donde el hombre trajina con sus animales, se encuentran montículos de piedras que son ofrendas a Pachamama.

Son las famosas apachetas, altares de Pachamama, formadas por piedras, con acuyicos, con puchos de cigarros, con monedas, con pedazos de géneros que los collas arrojan como tributo mientras rezan sus oraciones.

Con ello piden un buen viaje; encontrar el rebaño desaparecido esa noche; que el daño no ande por el chiquero mientras ellos están ausentes. Toda la invocación se relaciona con la vida pastoril del montañés.

Pero no solo el amparo piden los habitantes de las montañas a la diosa Pachamama, también la invocan solicitándole un buen multiplico. Y esto lo hacen en la marcación de la hacienda, del cabrío y del lanar. Una vez al año se realiza la señalada. Se fija fecha y se lleva a cabo la gran fiesta, que en ciertas regiones es la más importante del año. Con anticipación se prepara chicha y se hace acopio de coca, cigarros y aguardiente para invitar a la concurrencia.

Cuando todos están reunidos la dueña de la hacienda elige dos cabríos macho y hembra, y hace la pantomima de una ceremonia de casamiento, haciéndoles beber a los animales aguardiente y llenándolos de ramilletes de flores prendidas en la cabeza.

Luego comienza con la señalada. Le corta un pedacito de oreja a cada animal y sigue con todo el rebaño, tirando lo que ha cortado a un poncho abierto tendido en el suelo.

Cuando termina de señalar cierra el poncho, lo echa al hombro, y seguida por toda la concurrencia se encamina hacia una apacheta o cava un hoyo en tierra y allí arroja todos los pedacitos de orejas cortadas, juntamente con hojas de coca rociadas con aguardiente, como ofrenda a Pachamama por todos los favores recibidos y por un próximo y abundante multiplico.

Las primeras gotas de sangre en las carneadas, son recogidas con el cuchillo y arrojadas hacia los cerros, como ofrenda a Pachamama.

Las primeras gotas de aguardiente o de chicha o de vino que se está por beber, son volcadas al suelo como ofrenda a la diosa tierra.

Los viejos pobladores de algunos lugares de Tinogasta, departamento de la provincia de Catamarca, cuando tienen que emprender un viaje y penetrar en la cordillera, dicen la siguiente oración:

"Pachamama, Santa Tierra, cusiya, cusiya, tumana, que sea lindo el día de hoy y de mañana.
Quítate mal tiempo.
Componete cordillera”.

Así es este culto que está tan arraigado entre la gente que vive en la soledad de los cerros y que son católicos creyentes, pero a la par que invocan a Dios y a la Virgen, le piden a Pachamama su protección y su beneplácito.

El Inca Garcilaso de la Vega, en sus "Comentarios reales", cuenta de esta diosa indígena y de sus altares de invocación.

Adán Quiroga, en "Folklore calchaquí", dice:

"Las primicias son siempre para esta divinidad, pródiga en retribuciones: si se siembra hay que depositar el primer grano en tierra en su nombre; si se carnea, hay que arrojar al suelo, la primera entraña de la res; si se bebe hay que derramar una porción de líquido antes de hacerlo; si se come, igual cosa hay que hacer con el alimento; lo mismo si se coquea; si se viaja y se da con la apacheta del camino hay que arrojar sobre ella el acuyico, hojas de coca, gajitos de árbol, pedazos de palo, el cigarro que se fuma, un trapo o cualquier otra cosa".

Y Antonio de la Torre, en su libro "Del Zonda al Aconquija", dice:

"Según las referencias escritas y las confusas expresiones orales que conocemos, es muy difícil averiguar los alcances precisos de la concepción de la diosa Pachamama, que a veces participa de las cualidades de la divinidad adorada por el Perú, con el mismo nombre, y otras, de la de Pachamama, ser supremo, espíritu creador de la vida, inclusive del sol, concebido también por los incas".

Lo cierto es que esta deidad es invocada en todos los actos pastoriles que el hombre montañés realiza desde que despunta el sol hasta que se pone incendiando los cerros. Y está tan enraizada en sus creencias que teme no cumplir con los rituales y las ofrendas.

Los collas del altiplano de la provincia de Jujuy, festejan a la Pachamama todos los años, el primero de agosto, haciendo la Corpachada, una práctica ritual, la más solemne de las que se realizan en la Puna y en la Quebrada de Humahuaca.

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lunes, 21 de julio de 2008

LA VIUDITA



Mito que se conoce en Nariño y en otros lugares del Occidente colombiano.

Aparece generalmente como una vieja sesentona, vestida de negro y con una mantilla verde, que camina con paso menudo y rápido.
Es un fantasma de sacristías, sótanos y callejuelas.

La gente cree que su visita es presagio de muerte; y cuando en una casa ven a la Viudita es señal de que algo grave va a pasar.

En Pasto, la Viuda tenía el papel de conducir a los borrachos que encuentra en sus paseos nocturnos hasta el cementerio de la localidad y dejarlos allí muertos de miedo; en otros casos se contenta con asustarlos.

Era una mujer muy bien emperifollada, que hacia mucho ruido con las enaguas.

Cuando se ve de cerca a la Viudita, la cara es una calavera que arroja fuego por las órbitas huecas y la boca desdentada.

La Viudita como María la larga es un mito pueblerino que tiene un anecdotario propio de acuerdo con las regiones y las tradiciones de los pueblos.

domingo, 20 de julio de 2008

LA SALAMANCA

La Salamanca de Jorge Klix Cornejo
Artista Plástico Salteño



LA SALAMANCA
Zamba

Letra y Música: Arturo Dávalos


Con la diabla en las ancas Mandinga llegó,
azufrando la noche lunar.
Desmontó del caballo y el baile empezó,
con la cola marcando el compás.

Un rococo de la isla cantaba su amor
a una sapa vestida de azul.
Carboncillo bailaba, luciendo una flor,
que a los ciegos devuelve la luz.

Socavón, donde el alba muere al salir:
salamanca del cerro natal.
En las noches de luna se suele sentir
a Mandinga y a los diablos cantar.

Jineteando, una escoba cruzaba el añil
de los cielos: la bruja mayor;
la lechuza en el hombro y el gran tenedor
disparándole a la Cruz del Sur.

Un quirquincho barbudo tocaba el violín
y un zorrino, con voz de tenor,
desgarraba el silencio con un yaraví,
que Mandinga a cantar le enseñó.


Vocabulario:

Salamanca: (arg) salamandra de cabeza chata; cueva de brujerías
Mandinga: mandingue, el diablo, el brujo
Rococo: (arg) anfibio batracio de la región conocido como bufo paracnemis.
Carboncillo: (americ) Carbonilla
Quirquincho: armadillo, con cuyo caparazón se montan los charangos o pequeñas guitarras.
Cruz del Sur: constelación celeste que se puede observar en el hemisferio Sur.
Yaraví: melodía triste del altiplano

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