sábado, 1 de noviembre de 2008

KOKOPELLI


Kokopelli es conocido como dios de la fertilidad.

Kokopelli es además un antiguo dios de los indios Hopi de la fertilidad y la comunicación poderosa.

Usualmente es representado como un flautista jorobado (a menudo con un enorme falo y plumas, o protuberancias en su cabeza parecidas a antenas), quien ha sido venerado por algunas culturas nativas en el suroeste de los Estados Unidos.

Como la mayor parte de las deidades de la fertilidad, Kokopelli preside sobre el nacimiento de niños y la agricultura.

El es también un dios embaucador y representa el espíritu de la música.

Entre los Hopi, Kokopelli lleva a niños no nacidos en su espalda, y los distribuye a las mujeres (por esta razón, las chicas jóvenes a menudo le temen).

El a menudo toma parte en rituales relacionados con el matrimonio, y Kokopelli mismo es a veces representado con una consorte, una mujer llamada Kokopelmana por los Hohokam y los Hopi.

Kokopelli también preside sobre la reproducción de los animales de caza, y por esta razón es a menudo representado con compañeros animales, tales como carneros y venados. Otras criaturas comunes asociadas con el incluyen animales que se bañan al sol, tales como serpientes, o animales que aman el agua como las lagartijas e insectos.

Alternativamente, la “flauta” podría realmente ser una pipa para fumara tabaco en una ceremonia sagrada, o algún otro dispositivo.

En su dominio sobre la agricultura, la música de flauta de Kokopelli espanta el invierno y trae consigo la primavera.

Muchas tribus, tales como los Zuni, también asocian a Kokopelli con las lluvias.

El aparece frecuentemente con Aaiyatamu, otro flautista, en representaciones de ceremonias de moler maíz.

Algunas tribus dicen que lleva semillas y bebés en su espalda.

viernes, 31 de octubre de 2008

LEYENDA SAHARAUI

Caravana en el desierto




Cuenta una leyenda saharaui, que en aquellos tiempos de las caravanas que iban cruzando el desierto en busca de pastos, agua y mercancías ya lejanas en nuestras memorias, una madre se acercó a su hijo, al que acababan de cortarle la cresta de pelo que llevaba como niño, porque cumplía trece años y de hecho ya se consideraba un hombre preparado para las más largas y duras travesías del desierto.

Cuando preparaba su montura aquel hombrecito, su madre que sabe por propia experiencia la conducta del desierto, le toma la mano y le dice:

- Hijo, me alegro que ya eres un hombre como tu hermano, pero hijo antes de ir en esta caravana debes tener en cuenta lo que te voy a decir:

-Ya que estas decidido a ir con los hombres, te diré, si sientes cansancio no lo digas, si sientes sed o hambre no lo digas, pero hijo si una piedrecita del camino se cuela en tus zapatos puedes decirles que te esperen para quitártela.

saleh abdalahi
http://generaciondelaamistad.blogspot.com/2006/08/cuenta-una-leyenda-saharaui.html

Imagen km0.racc.es

jueves, 30 de octubre de 2008

001 Kala marka - Tobas - Cuando floresca el chunio

El chuño, voz originaria de los Andes centrales (aymara, quechua: ch'uñu "arruga/s"), es el resultado de la deshidratación de la papa, u otros tubérculos de altura.

La fabricación de chuño es la forma tradicional de conservar y almacenar las papas durante largas temporadas, a veces durante años.

Este producto es uno de los elementos centrales de la alimentación indígena y, en general, de la gastronomía de las regiones donde se produce. Actualmente se produce y consume chuño regularmente en el Noroeste de Argentina; en el altiplano de Bolivia, el Norte de Chile, el Sur de Ecuador y en la región andina y costera de Perú.

En Argentina y Chile también se llama chuño el almidón que se obtiene en la molienda de papas, por una decantación de los gránulos de almidón que se mantienen flotando en el jugo.

En Argentina con tal almidón se preparan ocasionalmente postres que llegan a ser semejantes a los flanes.

Fuente http://es.wikipedia.org/


DR. ANTENOR ALVAREZ



Nació en la ciudad capital de Santiago del Estero el 2 de Mayo de 1864.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en esta provincia.

En 1892, tras obtener el título de Médico en Buenos Aires, regresó a radicarse en su tierra natal.

Tres años más tarde fue designado Presidente del Consejo de Higiene.

En 1898 resultó elegido Senador Provincial y cumplió ese mandato popular hasta 1902.

Realizó profundos estudios del problema palúdico- sanitario que le llevaron a elaborar un plan de defensa contra este mal, aprobado por el Congreso Nacional de Paludismo en 1902, bajo cuyas bases se formó el Parque Aguirre con la plantación de eucaliptos el 9 de Agosto de 1903 a cargo de 1000 niños de escuelas primarias en terrenos ganados al río Dulce.

En 1904 fue elegido Diputado Nacional y desde su banca propició la Ley 4.817 para construir obras de defensa contra las inundaciones; la Ley 4.814 sobre construcción de un hospital concretada con la obra del Hospital Independencia; la Ley 4.973 de las obras sanitarias en nuestra provincia y la Ley 6.298 para a construcción del edificio del Colegio Nacional.

Fue Senador Nacional en 1909. Proyectó, entre otras, la Ley 6.286 para la construcción del edificio de la Escuela Centenario, obtuvo los subsidios para concluir la obra de la Biblioteca Sarmiento, el Colegio de Belén y el Asilo de Huérfanos.

Fue Gobernador de la provincia entre 1912 y 1916, mandato durante el cual se crearon 106 escuelas primarias, 24 locales escolares, se fundó la Biblioteca 9 de Julio. Auspició la creación de un Museo de Ciencias, un Vivero y la Escuela de Agricultura.

Gracias a su empeño se inauguró el abastecimiento de agua potable y se puso en funcionamiento el sistema de cloacas.

Después del ejercicio gubernativo volvió a presidir el Consejo de Higiene, participó en la fundación del Colegio de Médicos, la Cruz Roja y la Liga contra el Tracoma. Fue incorporado a la Academia Nacional de Medicina en 1929, entidad que lo distinguió en 1939 como Académico Honorario.

A lo largo de su existencia publicó numerosas obras de valor científico, histórico, sanitario y social referentes a la flora y fauna de nuestra provincia; las propiedades minerales de las aguas de Río Hondo; el clima y la hidrología santiagueña, resumidos en su libro “Santiago del Estero, ciudad de invierno”.

Dejó de existir el 28 de julio de 1948 cuando su nombre como científico, sanitarista e higienista había ganado consideración internacional y el pueblo santiagueño le brindaba su reconocimiento y le tributa su agradecimiento.


miércoles, 29 de octubre de 2008

LA BACHUÉ



La que popularmente conocemos como la diosa Bachué, en ese entonces era llamada en lenguaje indígena Furachogue, es decir "La mujer benéfica". Se consideraba la protectora de las cosechas, del entorno ecológico, del bienestar humano y del trabajo.

La leyenda cuenta que esta diosa emergió de una laguna cerca de Tunja con uno de sus hijos quien tenía aproximadamente tres años.

Luego de haber cumplido con su papel de protectora, vivir en la tierra algunos años y tener varios hijos más, regresó a la laguna convertida en una serpiente.

Generalmente se le describe con formas totalmente femeninas y sin deformidades, aunque hay quienes la describen con ciertos rasgos de animalidad, como la Madremonte. Es fácilmente comparable con la Madre de Agua y la Madremonte, debido al doble papel como deidad acuática en su origen y destino final, además de haber sido terrestre en su vida por años junto a los hombres.

Su culto estuvo bastante extendido durante la época de la colonia por todo el actual territorio Cundiboyacense.
El principal culto que se rendía a esta diosa consistía en ofrendas de cosechas y sacrificios ceremoniales con resinas, yerbas e incienso.


Imagen: claudiaurregoflorez.blogspot.com

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/06/bachue-la-madre-del-genero-humano.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/08/origen-de-la-laguna-de-tota.html

martes, 28 de octubre de 2008

MINA DE YAURICOCHA




EL MUKY

En la mina de Yauricocha, cuando entró a trabajar un obrero en su turno normal de 4:00 am, su jefe le dijo: te vamos a cambiar de turno, a las 12 de la media noche.

Entonces él entró a trabajar como le asignó su jefe y cuando se dirigía al penúltimo nivel de la mina que era profundo para cuidar la bomba de presión, él dijo: mejor me duermo un momento y después cuido, y cuando estaba durmiendo se acercó un “Muky” (diablo de las minas) y le dijo: Levántate ocioso, envés que estés durmiendo debes estar trabajando, y el obrero entre sus sueños le dijo: pero solo descanso un momento, y él se despertó y trato de ver quien estaba ahí y dijo: voy a ponerme el casco con lámpara, y al momento de encender la lámpara, no prendía, y el Muky le dijo por qué te desesperas en tratar de verme si yo te conozco muy bien y a todos los que trabajan en mi casa tratando de llevarse lo que tengo.

De repente la lámpara del obrero se prendió, y vio que era pequeño y tenía casco.

El Muky se sacó el casco, y ahí vio que tenía pequeños cuernos, y le mostró muchas monedas de oro dentro de su casco y le dijo: ven trabaja conmigo y serás más rico que un rey de afuera.

Y así el Muky le mostró toda su riqueza. Ya se había cumplido el turno del obrero y el Muky le dijo: ve a tu casa y no cuentes a nadie lo que viste.

El obrero fue a su casa, y como no estaba contento con lo que había visto, entonces se le contó a su esposa.

Luego al día siguiente, regresó a su trabajo y se encontró con el Muky, entonces éste le dijo: ¿no le contaste nada a nadie no? Y el obrero le respondió que no, entonces el Muky le dijo: no me mientas, y el obrero le respondió: no te miento.

El Muky le dijo: si me sigues mintiendo te quedarás aquí conmigo.

Entonces el obrero le contó lo que había pasado a su jefe y a sus compañeros.

El Muky se enteró y le dijo: tú me mentiste, le dijiste a todos lo que viste y ahora te quedarás conmigo para siempre aquí en mi casa, y el Muky le puso unas botas de oro al obrero y le dijo: con éstas andarás, sólo saldrás de aquí cuando se gaste por completo, y el obrero trataba de escapar por el camino que él conocía pero no encontraba la salida; y ahora anda llorando y caminado por toda la mina y hasta entonces dicen que por su sufrimiento ocasiona derrumbes en la mina.


Narrador: Prospero Quinto Toribio
Recopilado por: Rocky Quinto Pinao
http://www.huancayoperu.com/folclore/cuentos-y-mitos/
Imagen: http://pueblomartir.wordpress.com/2010/09/23/chicrin/


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/10/el-muqui.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/03/el-muqui-o-muki.html

lunes, 27 de octubre de 2008

EL CADÍ Y LA VENDEDORA DE JABÓN

El cadí de Maharra atiende a Abû Zayd (1334)



Un cadí convocó a una reunión pública a toda la ciudad.

-Voy a proponeros un enigma –dijo-, y todo el que no sepa explicármelo será decapitado:

“Hay un árbol muy elevado que tiene doce ramas, y cada rama treinta hojas, y cada hoja cinco frutos”.

Todos se retiraron tristes a esperar el día siguiente. Un vendedor de jabón dijo a su hija al entrar en su casa:

-Hija, prepara lo mejor que tengas.

-¿Por qué, padre?

-El cadí nos ha propuesto este enigma –y se lo contó.

-Padre, la solución es fácil: el árbol es el mundo, las ramas los meses, las hojas los días, y los frutos las cinco oraciones diarias que manda el Corán. Cuando mañana quiera el cadí cortaros la cabeza dile que oiga la explicación del enigma.

Al día siguiente el cadí dijo al jabonero:

-Veamos qué dices.

Y éste le dio la solución verdadera.

-¡Por mi turbante que tienes que decirme quién te lo ha explicado! –preguntó el cadí.

-Señor, ha sido mi hija.

Y el cadí, volviéndose a la concurrencia, dijo:

-Vosotros sois testigos de que yo compro a esa muchacha.

Venta, cosa vendida, comprador y propietario son sinónimos en la Kabilia de matrimonio, esposa y marido.

-Señor –contestó el padre-, yo soy un pobre jabonero y vos sois nuestro cadí. ¿Cómo vais a comprarme a mi hija?

Pocos días después el cadí envió un regalo a su desposada. Era un camello cargado de harina, otro cargado de dinero y otro de manteca. Los enviados del cadí encontraron a la muchacha sola en su casa; descargaron los camellos, y ella les sirvió de comer.

-¿Por qué en el camino habéis montado en los camellos? –les preguntó.

Ellos se miraron en silencio.

-¿Dónde está tu hermano? –preguntaron luego a su vez.

-Ha ido a jugar y a que le peguen.

-¿Dónde está tu madre?

-Ha ido a ver lo que jamás se ha visto.
-¿Dónde está tu padre?

-Ha ido a echar agua al agua.

Al despedirlos les dijo:

-Decid a vuestro señor que las aguas han disminuido en el mar y las estrellas en el cielo.

Llegados a presencia del cadí le dijeron:

-Señor, habéis comprado una mujer loca.

-Y ¿por qué es loca?

-Porque hemos ido a su casa; hemos descargado los presentes, y, enseguida, nos ha preguntado por qué habíamos montado en los camellos a mitad del camino... Nosotros le hemos preguntado: “¿Dónde está tu hermano?” y nos ha dicho “Ha ido a jugar y a que le peguen”.

-¡Claro! –interrumpió el cadí-. Ha ido a jugar con los muchachos.

-“¿Y tu madre?”, le preguntamos: “ha ido a ver una cosa jamás vista hasta ahora”.

-Es que ha ido a ver a un recién nacido –añadió el cadí.

-“¿Y tu padre?”, volvimos a preguntar: “Ha ido a echar agua al agua”, nos dijo.

-Ha ido a abrir su molino – concluyó el cadí-. ¿Y por eso decís que está loca?

Además, al volver nos ha encargado decirte “que las aguas han disminuido en el mar y las estrellas en el cielo”.

-¡Por mi turbante! –exclamó el cadí-. Devolvedme lo que habéis robado en el camino.

-Señor, perdónanos –respondieron los criados-. Nosotros creíamos que esa dama sólo era una vendedora de jabón.

Entregaron lo robado, fueron de nuevo a casa de la novia y se la llevaron al cadí con todos los presentes. Él la instaló en su casa. Al día siguiente de las bodas le dijo:

-Toma lo que más te guste de toda mi casa y vete a casa de tus padres.

-¡Bien! –contestó la recién casada-. Antes te prepararé unos dulces.

Y presentó a su esposo unos pastelillos sazonados con opio. El cadí comió la mitad y se aletargó. Su mujer le encerró en una caja, llamó a sus esclavos y les dijo:

-Llevad esto a tal sitio; lo manda el cadí.

Llegada a su casa, poco después que la caja de su esposo, mandó abrirla y despertarlo.

-¿Quién me ha traído aquí? –exclamó asombrado el cadí.

Su esposa le contestó:

-Me has dado permiso para traerme lo que más me gustase de tu casa, y te he traído a ti, porque te prefiero a todo...

-¡Bien! –repuso el cadí-. Manda en adelante en mi casa, que yo seré tu esclavo.


Cuento de la Kabilia

Fuente: http://www.bibliotecasvirtuales.com/
Imagen: esacademic.com


Nota

Kabilia es una región montañosa del norte de Argelia. Sus habitantes la llaman Tamurt n Leqbayel ("Tierra de los kabiles") o Tamurt Idurar ("Tierra de montañas").
Un cadí es un juez de los territorios musulmanes, que aplica la sharia. La palabra cadí significa juzgar y comparte acepción con caíd, aunque se diferencia en que el caíd además de juzgar podía ejercer de gobernador de la ciudad.

http://es.wikipedia.org/

domingo, 26 de octubre de 2008

EL GENIO Y EL PESCADOR




Había una vez un pescador de bastante edad y tan pobre que apenas ganaba lo necesario para alimentarse con su esposa y sus tres hijos.

Todas las mañanas, muy temprano, se iba a pescar y tenía por costumbre echar sus redes no más de cuatro veces al día. Un día, antes de que la luna desapareciera totalmente, se dirigió a la playa y, por tres veces, arrojó sus redes al agua. Cada vez sacó un bulto pesado. Su desagrado y desesperación fueron grandes: la primera vez sacó un asno; la segunda, un canasto lleno de piedras; y la tercera, una masa de barro y conchas.

En cuanto la luz del día empezó a clarear dijo sus oraciones, como buen musulmán; y se encomendó a sí mismo y sus necesidades al Creador. Hecho esto, lanzó sus redes al agua por cuarta vez y, como antes, las sacó con gran dificultad. Pero, en vez de peces, no encontró otra cosa que un jarrón de cobre dorado, con un sello de plomo por cubierta. Este golpe de fortuna regocijó al pescador.

—Lo venderé al fundidor —dijo—, y con el dinero compraré un almud de trigo.

Examinó el jarrón por todos lados y lo sacudió, para ver si su contenido hacía algún ruido, pero nada oyó. Esto y el sello grabado sobre la cubierta de cobre le hicieron pensar que encerraba algo precioso. Para satisfacer su curiosidad, tomó su cuchillo y abrió la tapa. Puso el jarrón boca abajo, pero, con gran sorpresa suya, nada salió de su interior. Lo colocó junto a sí y mientras se sentó a mirarlo atentamente, empezó a surgir un humo muy espeso, que lo obligó a retirarse dos o tres pasos. El humo ascendió hacia las nubes y, extendiéndose sobre el mar y la playa, formó una gran niebla, con extremado asombro del pescador. Cuando el humo salió enteramente del jarrón, se reconcentró y se transformó en una masa sólida: y ésta se convirtió en un Genio dos veces más alto que el mayor de los gigantes.

A la vista de tal monstruo, el pescador hubiera querido escapar volando, pero se asustó tanto que no pudo moverse.

El Genio lo observó con mirada fiera y, con voz terrible, exclamó:
-Prepárate a morir, pues con seguridad te mataré.

- ¡Ay! -respondió el pescador-, ¿por qué razón me matarías?

Acabo de ponerte en libertad, ¿tan pronto has olvidado mi bondad?

-Sí, lo recuerdo -dijo el Genio-, pero eso no salvará tu vida. Sólo un favor puedo concederte.

-¿Y cuál es? -preguntó el pescador.

-Es -contestó el Genio- darte a elegir la manera como te gustaría que te matase.

-Mas, ¿en qué te he ofendido? -preguntó el pescador-. ¿Esa es tu recompensa por el servicio que te he hecho?

-No puedo tratarte de otro modo —dijo el Genio—. Y si quieres saber la razón de ello, escucha mi historia:

“Soy uno de esos espíritus rebeldes que se opusieron a la voluntad de los cielos. Salomón, hijo de David, me ordenó reconocer su poder y someterme a sus órdenes. Rehusé hacerlo y le dije que más bien me expondría a su enojo que jurar la lealtad por él exigida. Para castigarme, me encerró en este jarrón de cobre.

“Y a fin de que yo no rompiera mi prisión, él mismo estampó sobre esta etapa de plomo su sello, con el gran nombre de Dios sobre él. Luego dio el jarrón a otro Genio, con instrucciones de arrojarme al mar.

“Durante los primeros cien años de mi prisión, prometí que si alguien me liberaba antes de ese período, lo haría rico. Durante el segundo, hice juramento de que otorgaría todos los tesoros de la tierra a quien pudiera liberarme. Durante el tercero, prometí hacer de mi libertador un poderoso monarca, estar siempre espiritualmente a su lado y concederle cada día tres peticiones, cualquiera que fuese su naturaleza. Por último, irritado por encontrarme bajo tan largo cautiverio, juré que, si alguien me liberaba, lo mataría sin misericordia, sin concederle otro favor que darle a elegir la manera de morir.”

-Por lo tanto -concluyó el Genio-, dado que tú me has liberado hoy, te ofrezco esa elección.

El pescador estaba extremadamente afligido, no tanto por sí mismo, como a causa de sus tres hijos, y la forma de mi muerte, te conjuro, por el gran nombre que estaba grabado sobre el sello del profeta Salomón, hijo de David, a contestarme verazmente la pregunta que voy a hacerte.

El Genio, encontrándose obligado a dar una respuesta afirmativa a este conjuro, tembló. Luego, respondió al pescador: -Pregunta lo que quieras, pero hazlo pronto.

-Deseo saber -consultó el pescador-, si efectivamente estabas en este jarrón. ¿Te atreves a jurarlo por el gran nombre de Dios?

-Sí -replicó el Genio-, me atrevo a jurar, por ese gran nombre, que así era.

-De buena e -contestó el pescador- no te puedo creer. El jarrón no es capaz de contener ninguno de tus miembros. ¿Cómo es posible que todo tu cuerpo pudiera yacer en él?

-¿Es posible -replicó el Genio- que tú no me creas después del solemne juramento que acabo de hacer?

-En verdad, no puedo creerte -dijo el pescador-. Ni podré creerte, a menos que tú entres en el jarrón otra vez.

De inmediato, el cuerpo del Genio se disolvió y se cambio a sí mismo en humo, extendiéndose como antes sobre la playa. Y, por último, recogiéndose, empezó a entrar de nuevo en el jarrón, en lo cual continuó hasta que ninguna porción quedó afuera. Apresuradamente, el pescador cogió la cubierta de plomo y con gran rapidez la volvió a colocar sobre el jarrón.

-Genio –gritó-, ahora es tu turno de rogar mi favor y ayuda. Pero yo te arrojaré al mar, donde te encontrabas. Después, construiré una casa playa, donde residiré y advertiré a todos los pescadores que vengan a arrojar sus redes, para que se de un Genio tan malvado como tú, que has hecho juramento de matar a la persona que te ponga e libertad.

El Genio empezó a implorar al pescador -Abre el jarrón –decía-; dame la libertad te prometo satisfacerte a tu entero agrado.

Eres un traidor -respondió el pescado- volvería a estar en peligro de perder mi vida, tan loco como para confiar en ti.

BIENVENIDOS A COMPARTIENDO CULTURAS.
UN BLOG PARA TODOS
De:Georgina Elena Palmeyro

Prof:Teología, Antropología Social y Religiosa.
Provincia de Santiago del Estero.
República Argentina.