sábado, 28 de marzo de 2009

INANNA

La diosa sumeria Inanna
Museo Británico


Celeste reina de los Cielos, La Gran Madre y diosa del amor y de la guerra, de la fertilidad, esposa del dios de dioses del antiguo país de Sumeria, Damuzi Tammuz.

Inanna representa el arquetipo de la Diosa madre

Esta reina iracunda y soberbia que no estando contenta con su función de reina de los Cielos también la quiso ser de los infiernos, y por eso deseó arrebatarle a su hermana Ereskigal, su mortal enemiga el gobierno del reino de los muertos.

De esta manera bajo al reino del que nadie vuelve nunca jamás.

Cuando su hermana Ereskigal supo cual era el deseo de su hermana llamando a su portero Neti le instruyó que fuera abriendo cada una de las 7 puertas del infierno para que pasara su hermana, pero que en cada puerta la fueran despojando de cada una de sus vestiduras.

Cuando así lo hizo e Inanna preguntó:

-¿Porqué por favor hacéis esto?-

-Le contestaban, calla Inanna, las leyes del imperio de las sombras son perfectas.

Protestó mucho pero por fin cuando compareció, desnuda y arrodillada, ante la Soberana del Infierno, que se sentaba en el magnífico trono de su palacio y rodeada por 7 Anunnaki, los jueces del reino de los muertos.

En ese momento su hermana, dirigió su mirada hacia ella, la mirada de la muerte; pronunció la palabra mágica, el grito de condenación contra ella.

La mujer enferma se convirtió en cadáver.

Éste fue colgado de un clavo.

Cuando al cabo de 3 días y 3 noches que Inanna no regresaba, Ninsubur su fiel visir elevó su llanto por ella hizo resonar el tambor y comenzó su peregrinaje por la morada de los dioses proclamando en todas las ciudades su oración:

“¡Oh, padre ¡no permitas que tu hija perezca en el reino de los muertos!”

En su largo peregrinaje destrozó muchas sandalias y no prestaron oídos ni Enlil el dios del cielo ni tampoco Nanna el dios de Ur.

Pero cuando se presentó ante Enki el dios de Eridú, que era el suegro de Inanna le respondió al fiel visir así:

-“¿Qué habrá sucedido a mi hija?

Y el mismo se contestaba: Me apesadumbro -¿Qué habrá sucedido a la reina de todos los países? Y el mismo se contestaba Me apesadumbro

-¿Qué habrá sucedido a la sagrada doncella celestial?

Y el mismo se contestaba Me apesadumbro”

“Entonces Enki sacó la mugre de su uña y modeló a Kurgarru, luego sacó la mugre de su uña pintada de rojo y modeló a Kalaturru.
Al primero le infundió el manjar de la vida y al otro le infundió el agua de la vida”

Después despidió al visir y a sus ayudantes y así les dijo:

“¡Os ordeno que rechacéis el agua y el trigo que os ofrezcan los dioses del reino de los muertos!”

Todos contestaron -Así lo haremos, luego el dios les ordenó –Entrareis en el imperio de las sombras, os dirigiréis en busca de su reina y le demandaréis con energía: “danos el cadáver colgado en el clavo”
–Así lo haremos.
Luego Enki siguió: -Y cuando esté en vuestro poder le administrareis el manjar y el agua de vida.
Solo entonces Inanna resucitará.

Efectivamente así sucedió, pero cuando Inanna quiso alejarse inmediatamente de aquel sombrío y tétrico lugar, los 7 Anunnaki se lo impidieron diciéndole: -“Nadie puede salir indemne del imperio de las sombras, si Inanna quiere surgir del imperio de las sombras
¡Qué deje un representante!

Como la reina no podía decidirse la dejaron al cuidado de los demonios, que grandes y pequeños no se apartaban de ella.
Así la reina del Cielo tuvo que dejar el tétrico lugar acompañada de los demonios.

Cuando llegó a la Tierra dos de sus súbditos se arrodillaron ante ella viéndole acompañada de aquellos maléficos seres, esta escena se sucedió varias veces y siempre con el mismo resultado.

Hasta que llegó a la ciudad donde su esposo era el dios rey, así cuando Damuzi-Tamuz vio llegar a su esposa acompañada de tal comitiva, en vez de salirle al encuentro y postrarse ante ella, quiso demostrar su autoridad de esposo, se engalanó con un gran atavío y se sentó en el trono.

Pero cuando Inanna le vio así, y llena de ira dirigió una mirada hacia él, la mirada de la muerte; pronunció la palabra contra él, la palabra de la ira; profirió el grito contra él, el grito de la condenación:
¡Llevadle de aquí!

Damuzi-Tamuz al ver que la comitiva demoníaca se le acercaba para arrastrarlo al reino de las sombras, lloró amargamente y su rostro se volvió verde.

Tendió las manos hacia el dios del Sol, Utu su cuñado y le suplicó:
-Oh Utu tú eres el hermano de mi esposa, yo soy el esposo de tu hermana.
Yo soy el que lleva la nata a la casa de tu madre.
“¡Sálvame de los demonios no permitas que se apoderen de mí!”

Pero Damuzi-Tamuz fue conducido al Averno por “los seres que desconocen los alimentos, que desconocen el agua”

Inanna había cumplido las leyes del Orco, del imperio de las sombras, dejando un rehén para quedar ella definitivamente liberada para reinar sobre el reino de la claridad.

Pero cuando Damuzi-Tamuz hubo muerto, toda la vida en la Tierra se paralizó.

Las plantas dejaron de crecer, sus hojas se agostaron y sus raíces se secaron y fueron comidas por una invasión de topos y sabandijas, los animales del cielo, de la tierra y de los mares dejaron de multiplicarse y el hombre no podía juntarse con su mujer-

El universo se convirtió en un páramo desierto.

Todo era un reguero de hormigas muertas, de bosques de árboles lacios cubiertos con el pardo de la muerte, de árboles de madera carcomida que contenían en sus ramas vencidas numerosos cuerpecillos putrefactos cubiertos de plumas de pájaros mudos, de ríos de lechos cenagosos y cuarteados que atrapaban malolientes cadáveres de herbívoros, mamíferos, peces topacio secos, de ojos opacos de viejos recomidos moribundos sin ninguna descendencia…
Pero tendría que llegar el día de los soles, de la luz, de las promesas y de la prosperidad, y cuando llegó Inanna, quizá arrepentida por su acción o porque consideró que el reino que tendría que gobernar cada vez se parecía más al de las sombras, ayudada por la hermana de Damuzi-Tamuz, libero al pastor del reino de la muerte…

Y la vida y el amor volvieron a la Tierra.

viernes, 27 de marzo de 2009

LAS APACHETAS

Los dibujos representan la morfología tipo de los diferentes marcadores espaciales del paisaje prehispánico:
1) Apacheta;
2, 4, 7 y 8) mojones de caminos;
6) Animita-mojón;
3, 5 y 9) Sayhuas.
Dibujo Lic. Christian Vitry
Publicado en Naya

La región del Valle Calchaquí se extiende por las provincias de Catamarca, Salta y Tucumán; tiene un clima árido y una cultura que tras el paso de los años poco se ha informado de la "modernidad" de los ruidosos y agitados centros urbanos.


Por allí el hombre sigue teniendo una vida simple y el ambiente lo curte con el calor del día y el frío de la noche.


La soledad es la compañía de todos los días.


Las piedras y la arena, junto con el viento que sopla y sopla, hacen de coreografía; y complementando el paisaje se yerguen los cardos, que sirven de leña y son usados para la carpintería (vigas, puertas, ventanas, etc.)


Recorriendo por la zona asombra al visitante el apreciar las construcciones del lugar, el adobe (ladrillo de barro y maleza), la paja y las piedras son los materiales más durables y resistentes.


Las casitas, centenarias en su gran mayoría, son la muestra de una cultura simple y completa: exteriorizan la vida mansa y laboriosa de la gente de esos lugares.


Entre las cosas que llama la atención, viajando por los cerros Calchaquíes (Muñoz, Quilmes o Cajón, Cumbres Calchaquíes), es común ver a la vera de las sendas las "apachetas", que son montículos de piedras en los cuales los lugareños, que tras el paso de los años han sabido respetar sus tradiciones, depositan ofrendas a la Pacha Mama (Madre Tierra) para tener un buen viaje; otras veces esos montículos de piedra se han cristianizado, puesto que las cruces hacen de apachetas, y debajo de las cuales hay enterrado algún viajero que durante la travesía le ha alcanzado la muerte.


Los que pasan por allí no dejan de prender alguna vela o de rezar, o si el viaje es muy apurado se sacan el sombrero como señal de respeto hacia el "finado".


Estos dos tipos de apachetas tienen lo mismo por objeto: el buen viaje; pero difieren en cuanto a que la de montículos de piedra está dedicada a la Pacha Mama y por que tiene un sentido diferente al de la "apacheta cristiana" cuyo significado es más profundo - el rezar por el muerto o prenderle una vela-.


Las ofrendas de una y otra también son disímiles: en la de la Pacha Mama se encuentran acullicos de coca, agua, dientes, cuernos de animales, dinero, bebidas, pulseras, relojes, etc.


En las Cruces hay flores de papel muy coloridas, velas, fotos y generalmente algunas estampitas de la Virgen María o algún santo.


Estas ancestrales costumbres poco a poco van desapareciendo, la juventud ya no sabe de su significado ni las practica, aparte las sendas polvorientas y pedregosas están siendo reemplazadas por los nuevos caminos hechos por las motos enduro o las camionetas 4X4, quedando en el olvido los caminitos usados antiguamente.

jueves, 26 de marzo de 2009

LOS DIABLOS DEL MONTE




Don Lobo, un experto montaraz, iba casi a diario cazar Huanganas en un monte lejano y solitario.

En la búsqueda de los cerdos salvajes, encontró un día, un bosque de wicungos con sus frutos ya maduros, frutos que son el alimento predilecto de estos animales salvajes.

Los recogió pacientemente y llenó su bolsa de chambira.

En el suelo, quedaban aún las frescas pisadas de las Huanganas.

-Son de una gran manada--, se dijo a sí mismo don Lobo.

Esa información fue suficiente para él y retornó, contento de su suerte, a su casa.

Al día siguiente regresó al mismo lugar para levantar una barbacoa, una especie de altillo, desde donde dispararía a sus presas.

Como era un experto, no tardó demasiado tiempo en construir la barbacoa.

Sacó sus pertrechos de caza. Sus cartuchos envueltos en un plástico, su infaltable cigarro siricaypi y su linterna de cuatro pilas. Su cuchillo nuevo de cocina brillaba en lo alto.

Después de regar los wicungos debajo del árbol, el montaraz se subió a la barbacoa y templó rápidamente su mosquitero viendo que los zancudos aparecían por miles. Y antes de entrar a refugiarse de los insectos frotó su cuerpo con unas hierbas hediondas, para que los animales no sientan su presencia.

Y mientras esperaba la llegada de la manada de Huanganas, pensó: “Si vienen cien Huanganas en la manada, trataría de matar sólo cincuenta", se decía emocionado, pero los cerdos no llegaban, y seguía hablándose a sí mismo: “con cincuenta tengo para sacar quinientos soles, si es que me pagan a diez cada una. Más las pieles, que los venda a tres soles nomás, son ciento cincuenta, sumando obtendría seiscientos cincuenta, hasta les podría hacer una rebajita..."

Sacando sus cuentas, el montaraz, ocupaba su mente en la soledad del monte. Pero, los animales no aparecían y la noche avanzaba, felizmente para don Lobo la luna alumbraba el bosque con su luz amarilla y en los claros era fácil distinguir a cualquier animal.

De pronto, comenzó a percibir el griterío de los animales. “¡Ya vienen!", se alegró el montaraz.

Inmediatamente preparó su arma. Cargó su linterna con las pilas nuevas que había comprado en la bodega, y por una rendija del mosquitero, con el cañón del arma hacia afuera, espiaba atento cualquier movimiento.

Repentinamente los gritos se alejaron, al parecer, las Huanganas habían elegido otro wicungal ese día.

Al poco rato, le sobrevino un sueño al cazador, y para no dormirse encendió su cigarro. Y ocupó su mente otra vez para no caer en los brazos de Morfeo. “Con la plata de la venta, me compraré dos pashnas preñadas. Que nazcan, pues, seis de cada parto, tendría doce, más las dos madres, tendría catorce. Cuando crezcan y se empreñen, nacerán..."

A las doce de la noche, cuando cabeceaba de cansancio, unos gritos extraños le despertaron. El sabía que las voces no eran de las Huanganas, ni de los Sajinos, era ya muy tarde para que sean ellos, por eso prestó mayor atención. Después de unos minutos vio, que por el camino de los cerdos, se acercaban hacia él varios hombres, humanos como nosotros, vestidos de negro y con el rostro cubierto hasta la nariz por un trapo rojo.

Se sentaron debajo del altillo. Prendieron sus lámparas y sobre una mesa improvisada comenzaron a jugar a las cartas. Apostaban bastante dinero. Jugaban con monedas que brillaban como si fueran de oro.

Don Lobo, un hombre que no le tenía miedo al monte, ahora sí que empezaba a asustarse. Pero, lo que le daba valor era que los extraños no se habían dado cuenta de su presencia.

Terminado el juego se entretuvo escuchando durante horas algunas historias de cómo esos hombres se habían perdido en la inhóspita selva. Contaban, con lujo de detalles, lo que les había pasado.

Uno de ellos contó que encontró en su camino a un hombre que le hizo perder en el bosque con mentiras de encontrar mejor caza en la falda de un cerro.

Otro contó que una manada de tigres negros comenzaron a perseguirle día y noche, pero que, aparentemente no le querían comer, sino asustar.

El montaraz, que ya estaba a punto de dormirse cuando llegaron los diablos, se despertó del todo al oír una historia que le impresionó, dijo el hombre, que regresando de mantear, sus perros lo desconocieron y comenzaron a ladrarle como si fuera un extraño. Dijo que trató de conquistarles con caricias, pero los canes no permitían que se acerque.

Entonces no tuvo más remedio que hacer uso de su arma y matarlos.

Y al rato, después de estar muertos, los perros se levantaron, y así heridos le perseguían todo rabiosos, y cuando le alcanzaban le desgarraban las piernas a mordiscones: entonces, para escapar de los sanguinarios perros se trepó a un árbol en donde esperó la noche, y se salvó de los malditos canes cuando, por arte de magia, desaparecieron al ver que unos hombres vestidos de negro llegaban a jugar las cartas.

Don Lobo, ahora sí que estaba aterrorizado, pero, aún pensaba. Al notar que el aguardiente se les había terminado a los shapshicos, lanzó un chorro de orina haciendo caer sobre la mesa de juego.

¡Vino del cielo!... ¡Vino del cielo! - gritaban alegres los diablos...

Y agarrando sus vasos trataban de embocar en el cañito.

Los hombres de negro se disputaban el líquido que luego tomaban saboreándolo y como estaban borrachos ya no distinguían los sabores.

Al llegar la madrugada, los diablos se despidieron citándose para la próxima semana.

Don Lobo, aún desconfiado, se bajó de la barbacoa con la esperanza de que a alguien se le hubiere caído, por lo menos una monedita.

Su sorpresa fue muy grande, debajo del árbol no había quedado ninguna huella de gente extraña.

Entonces el montaraz regresó a su casa preocupado.

Y antes que llegara a sus linderos sus perros comenzaron a ladrarle y a morderle las piernas como si no le conocieran.

Entonces don Lobo no tuvo más remedio que matarlos y regresarse al monte.

Notas:

Huangana: pecarí de labios blancos, Tayassu pecari.
Chambira: (Astrocaryum chambira) es una palmera que tiene dos usos para las comunidades, el de la alimentación (sus frutos son comestibles cuando están tiernos) y el de artesanía (fibras para tejidos y frutos maduros para otras artesanías).
Siricaypi cigarro ecológico artesanal.
El Shapshico o Chullachaqui, una especie que encarna a los diablillos silvestres de la selva.

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/01/el-duende-chullachaqui.html

miércoles, 25 de marzo de 2009

LA CACHARPAYA



En las zonas rurales se festeja con gran emoción y virulencia el entierro del carnaval, así, Félix Coluccio nos cuenta que en Santiago del Estero, particularmente, la kacharpaya está simbolizada por un criollo mal vestido y mal ensillado, que va acompañado por otros compañeros, va de casa en casa mendigando algo. Al final del periplo, se reparten lo obtenido.


Se entierra la cacharpaya el miércoles de ceniza o domingo siguiente.


La ceremonia se dramatiza cuando la cacharpaya se mete dentro de un hoyo en el suelo y los acompañantes le arrojan algunas paladas de tierra.


De este modo se da por terminado el carnaval.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/02/la-anata-carnaval-andino.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/06/la-cacharpaya.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/01/la-cacharpaya-danza.html

martes, 24 de marzo de 2009

LA SILLA DEL INCA

Puerto Inca

Cuenta la leyenda que el máximo soberano del Imperio Incaico venía desde las tierras altas del Cusco hasta este balneario Puerto Inka o Puerto Inca, actual provincia de Caravelí, Perú.

Un fastuoso cortejo recorría la larga senda que conduce al mar, entre ellos varios hombres fornidos que llevan en hombros una elegante litera y sentado dentro de ella iba el Inca en persona.

La música sonaba, las ofrendas a los dioses eran entregadas y la ceremonia era seguida atentamente por el soberano, quien permanecía sentado en una hermosa silla de oro y piedra labrada.
Según los lugareños este hermoso "trono" fue arrojado al mar y escondido en el interior de una caverna submarina que es custodiada por seres extraordinarios.

Aunque no se puede tener certeza de que la Silla del Inca haya existido, lo que algunos investigadores si han podido concluir es que desde esta caleta (pueblo de pescadores) partían los Chasquis (mensajeros) para aprovisionar al soberano del Tahuantinsuyo de pescados y mariscos frescos.

Dicen los pobladores que estos productos llegaban al Cusco en apenas 24 horas, gracias a la rapidez de los mensajeros y al extraordinario camino que unía la ciudad Imperial con la costa.

Nota: Puerto Inca es un balneario de larga historia, ubicado en la Provincia de Caravelí, Departamento de Arequipa.

Para llegar hasta allí se debe tomar el desvío a la altura del kilómetro 615 de la Carretera Panamericana Sur y seguirlo unos 7 km hasta la Caleta de Chala.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/el-origen-de-la-quena.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/12/el-cardon.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/08/el-qhapaq-nam.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/09/chasqui.html

lunes, 23 de marzo de 2009

EL LOCRO



El locro (del quechua ruqru o luqru) es un guiso a base de zapallo, maíz y porotos que se consume en la zona de la cordillera de los Andes, desde Argentina, Chile (aunque allí se le dan diversos nombres) hasta Ecuador, pasando por el Perú y Bolivia.

Suerte de guiso cuyo origen es indudablemente prehispánico y preincaico, típico de varios pueblos andinos que basaban gran parte de su dieta en el maíz o los porotos y la papa.

Se lo prepara según multitud de recetas, siendo lo único invariable su base vegetal y el procedimiento de cocción, a fuego lento durante varias horas.

De acuerdo a la región se lo prepara con carne de vacuno fresca o seca (charqui), vísceras como la tripa gorda o el chinchulín, mondongo, embutidos y costillas o despojos de chancho (manos, patas, cola, orejas y cuero, tocino, grasa de pella); las carnes se cuecen por separado y se añaden luego al preparado de vegetales entre los que suele destacarse el zapallo (especialmente el redondo de cáscara grisácea llamado por esto zapallo plomo) que suele dar color amarillo al locro, y granos de maíz o porotos e incluso granos de trigo, vegetales que por el almidón presente en sus componentes hacen que el preparado alcance la densidad de una crema.

Sustancioso y nutritivo es un plato típico del invierno; se lo adereza de manera acorde, con una salsa picante preparada a base de aceite, ají molido, pimentón y cebolla de verdeo, denominada fritura o quiquirimichi.

En Argentina su consumo se ha extendido desde el noroeste y Cuyo hacia el resto del país, en Neuquén además del locro de maíz se prepara una especie de locro con arvejas (guisantes), en el noreste argentino y zonas vecinas como Paraguay se prepara el locro en base a la mandioca (también llamada yuca).

Alimento con muchas calorías y nutrientes el locro resulta muy adecuado para consumir durante los inviernos o en zonas frías.

Tradicionalmente se consume de manera masiva el 25 de mayo, día en que se conmemora la formación del primer gobierno patrio. Por este motivo es un plato regional y tradicional para festejar las fechas patrias.

El locro suculento (denso y con variados y abundantes ingredientes) suele recibir el nombre de locro pulsudo…
Otra variante -bastante diferente y menos frecuente que el locro de choclo o porotos- es el locro de papas.

En el Perú antiguo y moderno se consume, con sus variantes, en la costa, la sierra y la selva, en toda época del año.

Casi cada región o localidad tiene su propia variante de este plato.


Fuente: http://es.wikipedia.org

domingo, 22 de marzo de 2009

¿QUIEN ERES TU?



Al atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz y poco después murió. El cachorro creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas, y como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño.

Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza.

Así transcurrieron algunos años.

Un día llegó un tigre hasta el rebaño y lo atacó. Se quedó estupefacto cuando comprobó que entre las ovejas había un tigre que se comportaba como una oveja más. No pudo por menos que decirle:
--Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tú eres un tigre?
Pero el tigre-oveja baló asustado.

Entonces el tigre lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen.

Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla.

--Pruébala -le ordenó el tigre.

Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento la carne cruda desató sus instintos de tigre y reconoció de golpe su verdadera y propia naturaleza.

El ser humano común está tan identificado con la burda máscara de su personalidad y su ego que desconoce su genuina y real naturaleza.

¿Quien eres?