sábado, 4 de abril de 2009

COYOLXAUHQUI, LA LUNA

Escultura de 3.25 metros de diámetro en promedio, 8 toneladas de peso realizada en piedra volcánica.


Coatlicue era la Tierra, madre de Coyolxauhqui, la Luna y de los “Cuatrocientos del sur” Centzon Huiznahua, las Estrellas.

Un día, cuando barría su templo en lo alto del cerro de Coatepec, la Tierra quedó embarazada milagrosamente gracias a una bolita de plumas que provenía del cielo y que ella guardó en su pecho. La Luna consideró el embarazo de su madre como una afrenta e instigó a sus hermanos las Estrellas a matarla.

Huitzilopochtli, el Sol, desde el vientre de la Tierra, advirtió el peligro y decidió defender su vida y la de su madre.

Cuando la Luna y las Estrellas estaban a punto de asesinarla, nació el Sol Huitzilopochtli, ataviado para la guerra y armado con una serpiente de fuego, llamada Xiuhcóatl, con la que la decapitó para, después, arrojarla desde lo alto del cerro Coatepec. En su caída, la diosa se fue desmembrando en cada giro.

Así muere la Luna cada mes derrotada por el Sol, a pedazos. Coyolxauhqui y su desmembramiento son la explicación a un fenómeno celeste, en cual la luna muere y nace por fases, y así fue encontrada al pie de la escalinata de Huitzilopochtli en el Templo Mayor.

El relieve muestra a la diosa decapitada y mutilada de brazos y piernas, con gotas de sangre que manan de las extremidades y que dejan expuestas las coyunturas óseas. Está adornada con un cinturón de serpiente bicéfala rematado con un cráneo en su espalda. La serpiente de dos cabezas se repite en los atados de muslos y brazos. Las articulaciones y los talones de sus pies están adornados con mascarones compuestos por un rostro de perfil provisto de colmillos, cuyo significado todavía se presta a las más variadas conjeturas. Lleva sus sandalias, sus muñequeras y tobilleras.

Su tronco, con los pechos flácidos, está de frente, mientras que sus caderas dan un inusitado giro mostrándose de perfil y obligando a las extremidades a colocarse de igual forma. Su cabeza porta un gran penacho de plumas y su pelo está adornado con círculos. Sus orejeras, compuestas por tres figuras geométricas, enmarcan su rostro, cuyo ornamento principal, los cascabeles en la mejilla, da nombre a la diosa Luna, de la que parece salir el último aliento de vida a través de su boca entreabierta.



Por Báalam

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/02/coatlicue.html

viernes, 3 de abril de 2009

LOS HUACHICHILES

Petroglífos, figuras geométricas, humanas, soles y cometas plasmados por los huachichiles.
Valle de Narigua

En la región de Guanamé y Venado (ahora municipio de San Luis Potosí) existen leyendas acerca de los nativos huachichiles que se levantaron en armas rudimentarias pero muy eficaces contra los hacendados y encomenderos españoles a finales del siglo XVIII.

Aunque los españoles no podían esclavizar a los huachichiles, sí lograban atrapar a algunos integrantes de otras tribus y clanes, como los bocala, los tamasecos.

Los huachichiles, sin necesidad de una ideología política, sin conocer los pormenores de la Ilustración que llegó de Europa con gente como Gillén de Lampart y encontró eco con Miguel Hidalgo y muchos partidarios, aquellos huachichiles iniciaron su propia lucha, totalmente ajenos a lo que ya se gestaba en los núcleos poblacionales más importantes de la Nueva España. Su levantamiento fue sofocado por los ejércitos realistas, los cuales no pudieron aniquilar a los revoltosos que lograron huir para, años más tarde, reagruparse y entrar de lleno en lo que se llamaría la Guerra de Independencia.

Nota

En el Valle de Narigua se puede admirar el arte de los huachichiles, quienes plasmaron en petroglifos figuras geométricas, humanas, soles y cometas cuyo significado aún es un misterio.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/09/una-joven-huachichil-y-un-muchacho.html

jueves, 2 de abril de 2009

LA CAPADA

LA CAPADA DEL TERNERO
FOTO: ROBERTO SALVADORES


La Capada

Mediante la castración, se logra que el animal eche más cuerpo y por ende carnadura para la venta.


En ciertos lugares del campo, la capada se realiza como una tradición.


En Santiago. del Estero, cuenta Félix Coluccio, la capada se realiza en cuarto creciente, una vez castrado el animal, se llenan las bolsas vacías con bosta de vaca o con cenizas, le hacen una cruz en la raíz de la cola y le pegan tres patadas al animal para que se levante y no se embiche.


La Ceremonia.


Previamente al casamiento de animales, comienzas las corridas, en las cuales los paisanos separan sus animales (que están mezclados con todos los demás en un corral de pirca), para pialar los cojudos (sementales) que serán capados.


Una vez volteados por el pial, a los animales se procede a castrarlos con el cuchillo capador (un puñal pequeño específico para esa tarea).


Las margaritas de los toros (así llamados los escrotos del vacuno) se tiran con un poco de sal a la parrilla y se convidan entre los parroquianos.


Luego se puede echar cenizas dentro de las bolsas, aunque en los últimos tiempos se los untaba con acaroina (fuerte desinfectante), de paso, si el animal era orejano, se aprovechaba para marcarlo o señalarlo.


Eventualmente algún gaucho subía un novillo con un tiento solamente, luego seguían los musiqueros vallistos (con sus pintorescos sacha violines (violines del monte), bombos, fuelles y guitarras semiencordadas).


Al final, cada participante de la faena saludaba a los dueños de casa y partían con sus casas, los arrieros soltaban los animales del corral al campo abierto, y los que festejaban en demasía quedaban para confiar en la destreza de sus cabalgaduras que los llevarían a casa casi sanos.

miércoles, 1 de abril de 2009

LA CUEVA DE LOS TUÉ-TUÉ



A dos kilómetros hacia el oriente de Graneros está el "Cerro Grande", el mayor de todos, cubierto por péumos, espinos y litres, es el último en despedir el sol poniente. Abajo crecen arbustos que adornan las campiñas.

En el pequeño flanco, casi en la cima del monte, existe una cueva en la que entran los viernes, cientos de "chonchones" que se conocen también con el nombre de "Tué-Tué", por ser éste el grito característico de esta ave nocturna, parecida a la lechuza, que encarna a los brujos.

La entrada de la caverna, que antes permanecía abierta, ahora está cerrada. Tiene a su alrededor una pequeña partidura redonda, especie de timbre, que tocan los brujos cuando llegan para abrir la puerta. Han tomado esta precaución, según ellos, porque la gente de hoy es más intrusa y curiosa que la antigua.

Los Tué-Tué, convertidos en brujos entran uno por uno y se van descolgando por la cavidad subterránea hasta llegar al "salón" donde se reúnen y tratan los acontecimientos últimos de su secta.

Concurren a la cueva de "Cerro Grande", brujos de, Machalí, Doñihue, Larmahue, Graneros, Rengo, Rancagua, Almahue Viejo, Rinconada, Cerrillos, Quinta, Coltauco y Tagua-Tagua, los que al despuntar el alba empiezan a salir. Su griterío se escucha a lo largo y ancho de la comarca; entonces los pobladores, para que no se acerquen dicen: "Martes hoy, Martes mañana, Martes toda la semana".

Y según las creencias, si alguien los siente y les ofrece alimentos o prendas de vestir, vuelven al día siguiente convertidos en seres humanos a cobrar lo ofrecido y en caso de que no se acceda, la burla es castigada con males o enfermedades que sólo curan las "machis".

Nota

Tué-Tué: queltehue, ave de Chile.

martes, 31 de marzo de 2009

LA LOBA



Hay una vieja que vive en un escondrijo del alma que todos conocen pero muy pocos han visto. Como en los cuentos de hadas de la Europa del este, la vieja espera que los que se han extraviado, los caminantes y los buscadores acudan a verla.

Es circunspecta, a menudo peluda y siempre gorda, y, por encima de todo, desea evitar cualquier clase de compañía. Cacarea como las gallinas, canta como las aves y por regla general emite más sonidos animales que humanos.

Podría decir que vive entre las desgastadas laderas de granito del territorio indio de Tarahumara. O que está enterrada en las afueras de Phoenix en las inmediaciones de un pozo. Quizá la podríamos ver viajando al sur hacia Monte Albán en un viejo cacharro con el cristal trasero roto por un disparo. O esperando al borde de la autovía cerca de El Paso o desplazándose con unos camioneros a Morella, México, o dirigiéndose al mercado de Oaxaca, cargada con unos haces de leña integrados por ramas de extrañas formas. Se la conoce con distintos nombres: La Huesera, La Trapera y La Loba.

La única tarea de La Loba consiste en recoger huesos. Recoge y conserva sobre todo lo que corre peligro de perderse. Su cueva está llena de huesos de todas las criaturas del desierto: venados, serpientes de cascabel, cuervos. Pero su especialidad son los lobos.

Se arrastra, trepa y recorre las montañas y los arroyos en busca de huesos de lobo y, cuando ha juntado un esqueleto entero, cuando el último hueso está en su sitio y tiene ante sus ojos la hermosa escultura blanca de la criatura, se sienta junto al fuego y piensa qué canción va a cantar.

Cuando ya lo ha decidido, se sitúa al lado de la criatura, levanta los brazos sobre ella y se pone a cantar. Entonces los huesos de las costillas y los huesos de las patas del lobo se cubren de carne y a la criatura le crece el pelo.

La Loba canta un poco más y la criatura cobra vida y su fuerte y peluda cola se curva hacia arriba.

La Loba sigue cantando y la criatura lobuna empieza a respirar.

La Loba canta con tal intensidad que el suelo del desierto se estremece y, mientras ella canta, el lobo abre los ojos, pega un brinco y escapa corriendo cañón abajo.

En algún momento de su carrera, debido a la velocidad o a su chapoteo en el agua del arroyo que está cruzando, a un rayo de sol o a un rayo de luna que le ilumina directamente el costado, el lobo se transforma de repente en una mujer que corre libremente hacia el horizonte, riéndose a carcajadas.

Recuerda que, si te adentras en el desierto y está a punto de ponerse el sol y quizá te has extraviado un poquito y te sientes cansada, estás de suerte, pues bien pudiera ser que le cayeras en gracia a La Loba y ella te enseñara una cosa... una cosa del alma.


Clarissa Pinkola Estés
Mujeres que corren con los lobos

lunes, 30 de marzo de 2009

Walichú

Cuevas del Walichu, a 8 km de Calafate, Patagonia, Argentina

Decían los viejos tehuelches septentrionales que Walichú ó Háleksem había nacido en las tierras de Tandil, donde el accidentado terreno le servía de morada.

Desde allí este espíritu maligno extendió su dominio a la Patagonia legendaria.

Es fuerte. Nada escapa a su aguda vigilancia ni a su poder:

¡Roba niños! y la angustia paraliza a las indias madres.

¡Asusta y petrifica a las mujeres! y los guerreros saben que sus flechas son inútiles contra él.


Aborígenes de distintas procedencias le han dado nombres diferentes: es gualichu para los quichuas, huecué para los mapuches, halpén para los onas, ieblon para la gente del Sur, o hálekasem para los tehuelches. Pero siempre esa palabra se dice con miedos ancestrales.


Quienes saben de estas cosas afirman que la malignidad de wualichú, o gualichú, tiene matices que van de la crueldad destructora a la traviesa picardía.


Quizás dependa de su humor del día, o de su aburrimiento, o del respeto que sus altares naturales despiertan en los viajeros.


Lo cierto es que sus remolinos apagan los fogones, y que su aliento helado mata a los pajaritos refugiados en los matorrales, y que aúlla por las mesetas desoladas.


¿Habrá alguien quién pueda vencerlo?.


El hombre de estas tierras sabe desde tiempo inmemorial que es mejor apaciguar su espíritu levantisco con ofrendas.


Por eso al recorrer la Patagonia y cruzar por sus dominios paga el tributo obligado.


Si no, ¿cómo escapar su terrible mirada abarcadora?, ¿cómo pasar de largo y con fatal descuido por los sitios sagrados donde merodea, sin desatar sus iras?


En realidad, más que eludir hay que convocar y propiciar el espíritu poderoso.


Y el camino del gualicho es transitado con respeto y silencios.


Y al árbol del gualicho, maldito, seco y solitario, al borde, de la senda que le ofrendan trapitos y bolsitas con llancas, piedras pequeñas, que obtienen rasgando los propios vestidos, matras y ponchos.


Así el árbol mítico florece con un fantástico ropaje que ondula al viento, y el hombre pierde retazos de sus prendas, ¡pero llegara salvo a destino!


Y a las piedras del gualicho, tan alucinantes y extrañas en el paisaje, apaciguan con el precioso alimento del aceite, la sal o las hierbas.


La Patagonia guarda celosa el misterio, pero tiene sitios q lo revelan: la piedra del collón curá, la piedra de caviahue, la piedra Saltona de Cajón Chico, el meteorito de Kaper-Aike, el bajo del gualicho el cerro, Yanquenao, el cañadón de las pinturas, las Cuevas de las Manos.


Aquí y allá los espíritus acechan en los parajes solidarios y se mimetizan en los árboles secos, plantas sagradas, piedras, sendas, travesías, y hasta el viento interminable.


La presencia del gualicho a sobrevivido al avance de la cultura del blanco y convive con ella.


Está en el paisano del campo y en el habitante del pueblo o ciudad.


Es para cosas del gualicho que todavía hoy en las zonas rurales no se canta de noche o no se usa sombrero dentro de las casas, o se teme al aire malo, o se respeta al ñamco sagrado, o se esquiva el humo cegador del molle.


También es por temor o conjuración al Gualicho que en la actualidad, en las ciudades se usan amuletos, cintas rojas, como el mal de ojo, ruda macho o ajo macho, o se encienden velas, o se compran hierbas para infusiones mágicas y lociones que todo lo pueden, si se usan al son de rezos o palabras secretas.


Los viejos dicen que Gualicho es una diablaza en realidad, y quizás sea así, porque las equivalentes representaciones aborígenes conservan el rasgo femenino.


¿Será por eso que persigue a las mujeres y roba niños?


¿Se mueve acaso por celos o envidias milenarias?


¡Quien sabe!


Sin embargo el carácter antifeminista de este espíritu maligno se puede rastrear en actividades que se relacionan: el loncomeo, danza neta masculina que el araucano tomó del tehuelche, y en la secreta ceremonia de iniciación ritual de los más jóvenes.


Dicen que lo atestigua también la celebración del camaruco.


Posiblemente la más admirable y misteriosa conexión con walichú sea el arte rupestre, diseminado en 1000 rincones del paisaje patagoniense.


Porque es fama que él es el artista de las míticas pinturas de las cuevas, donde las manos fantásticas y extraños laberintos, huellas de pisadas humanas, y no humanas, animales estilizados y siluetas de cazadores, guardas de grecas, tigre, máscara, reproducen y guardan al mismo tiempo el espíritu mágico.


Son su obra, y allí está su secreto para cuando podamos descifrarlo.


Entre tanto ¿Cómo conocerlo más profundidad’?


¿Es Gualichú el ancestro de las razas aborígenes de la tierra austral?


¿O tal vez una modalidad local de mitológico y universal espíritu guardián?


El camino sigue abierto al estudio y la conjetura inagotable, ¡porque nuestro gualicho está vivo!


Quizás la vieja sabiduría de los brujos chamanes puede ayudarnos.

Pero esa es otra historia.

domingo, 29 de marzo de 2009

EL RUNAPUMA O YANAPUMA





Cuentan que antiguamente, existían brujos maleros que llegaban a tener pactos con los demonios de la selva.

Eran poderosos haciendo el mal y sus afanes de tener cada vez más y más poder llegaban al estado en que tenían necesidad de beber sangre y comer carne humana.

Claro, estos brujos vivían en lo más apartado de la selva y casi siempre solos. Dominaban los secretos para transformarse en Runapuma, cuando sentían necesidad de alimentarse.

Hacían sus invocaciones por medio de icáros “cantos mágicos de poder” pidiendo fuerza a los demonios del monte y entonces se convertían en hermosos jaguares hambrientos totalmente negros.

Así, atacaban a sus víctimas, sin importarles que estuvieran armadas o en compañía de otras personas. No le temían a nada ni nadie porque se sentían protegidos. Satisfecho su apetito, volvían a convertirse en hombres casi normales.

Por esta razón se cree que los jaguares melánicos, totalmente negros o yanapumas son mensajeros del más allá o poderosos brujos capaces de tomar forma humana e incluso icarar o maldecir la comida desde lejos. Estos uturungus negros son temidos por esa razón.


Nota

Yanapuma: Yana palabra quechua y quichua, significa negro, puma es el jaguar.
Runapuma: Runa significa gente, indio.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/08/el-yaguarete-aba-el-hombre-tigre.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/09/simpira.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/05/las-amazonas.html