sábado, 2 de abril de 2011

EL HIJO DE LAS SIETE REINAS

Pintura india siglos XVIII- XIX



Había una vez un rey que tenía siete reinas, pero no tenía ningún hijo. Esto Le causaba mucho dolor, sobre todo cuando recordaba que a su muerte no habría un heredero para su reino.

Un día ocurrió que un anciano y pobre fakir llegó al reino, y cuando llegó dijo:

"Tus plegarias han sido escuchadas y tus deseos serán cumplidos, ya que una de tus siete reinas tendrá un hijo.

"El gozo y la alegría que le proporcionó esta promesa no tenían límites, y dio órdenes para que se realizara una fiesta apropiada que comprendiera todo lo ancho y largo de su reino.

Mientras tanto las siete reinas vivían muy lujosamente en un espléndido palacio, atendidas por cientos de criadas, y recibiendo todos los placeres más suculentos.

El rey era muy aficionado a la caza, y un día, antes de partir, las siete reinas le mandaron un mensaje que decía, "Rogamos a nuestro querido rey que hoy no vaya a cazar por la zona norte, ya que hemos tenido malos sueños, y tememos que algo pueda ocurrirle."

El rey, para acallar y aliviar la preocupación de las reinas, prometió considerar sus deseos, y se dirigió hacia el sur.

No tuvo suerte en el sur, a pesar de que era un buen cazador. La cacería no tenía éxito y no estaba dispuesto a volver a casa con las manos vacías, olvidando así su promesa.

El rey se dirigió hacia el Norte. En el norte tampoco tuvo suerte al principio, pero justo en el momento que decidió parar para descansar y pasar la noche, una cierva blanca con cuernos dorados y brillantes pezuñas plateadas pasó cerca de unos matorrales.

La cierva pasó tan rápido que apenas pudo verla; sin embargo le entraron unos deseos muy grandes de capturarla y poseer esa bella y extraña criatura.

Rápidamente ordenó a todos sus ayudantes a hacer un círculo y rodear los matorrales. Así podrían encerrar a la cierva.

Así pues, poco a poco hicieron el círculo más pequeño hasta intentar llegar un momento que pudieran ver a la cierva en el centro.

Y avanzaron y avanzaron, y justo cuando él pensaba que iba a atrapar a esta bella criatura, la cierva dio un potente y limpio salto sobre la cabeza del rey, y escapó hacia las montañas.

No pensando en otra cosa, el rey colocó las espuelas a su caballo, y le persiguió a toda velocidad.

Y cabalgó dejando cada vez más lejos a todo su séquito, y no perdiendo de vista a la cierva sin frenar en ningún momento a su caballo. Hasta que se encontró en un estrecho barranco sin salida, y fue cuando tiró de las riendas de su caballo.

Antes de desmontar vio un miserable cuchitril, al cual entró y pidió agua, ya que estaba muy cansado después de su larga y poca exitosa persecución.

Una vieja mujer, que estaba sentada en la choza junto a una rueda de hilar, respondió a esta solicitud llamando a su hija.

Inmediatamente salió del interior de la choza una hermosa, bella y encantadora doncella, con piel clara y cabellos dorados.

El rey se quedó paralizado viendo tanta belleza en ese cuchitril.

Ella sujetó la vasija de agua colocándola en los labios del rey, y éste bebió mientras miraba a los ojos de la muchacha.

Cuando la miraba se dio cuenta que la muchacha era en realidad la cierva blanca con los cuernos dorados y las pezuñas plateadas, aquella que había estado persiguiendo desde tan lejos.

Su belleza le hechizó, se arrodilló ante ella, suplicándole que fuera con él y que fuera su esposa; pero ella sólo reía, diciendo que siete reinas son más que suficientes para ser manejadas incluso por un rey.

De cualquier modo, el rey no estaba dispuesto a aceptar una negativa, y le siguió implorando hasta que le diera pena, y prometiéndole cualquier cosa que quisiera.

Entonces ella le respondió:

"Dame los ojos de tus siete reinas, y así quizá pueda creer todo lo que estás dispuesto a hacer por mí".

El rey volvió siempre con la imagen en su cabeza de la belleza mágica de esa cierva blanca. Y nada más llegar, les sacó los ojos a las siete reinas, y después de meter a las reinas ciegas en una asquerosa mazmorra donde no podían escapar, se dirigió una vez más hacia la casucha del barranco portando con él su horrible ofrenda.

Cuando la cierva blanca, o la hermosa muchacha, vio los catorce ojos se rió cruelmente, y los utilizó para hacer un collar, que puso en el cuello de su madre diciendo, "viste este collar, querida madre, como un recuerdo de mi mientras estoy en el palacio del rey."

Entonces ella volvió con el hechizado monarca, como su novia, y él le dio todas las caras ropas y joyas de las siete reinas para que se vistiera con ellas.

Le dio también el palacio de las siete reinas para que viviera en él, así como todos los esclavos que tenían las siete reinas para que ahora le cuidaran a ella.

Así pues, la bella muchacha tenía más de lo que incluso una bruja pudiera desear.

Después, al poco tiempo de que las siete desdichadas y desventuradas reinas le fuesen arrebatados sus ojos, y fueran introducidas en las mazmorras, un bebé había nacido de la reina más joven.

Era un niño precioso, y las otras reinas estaban celosas teniendo mucha envidia de la joven reina por ser tan afortunada.

Pero aunque al principio no querían al precioso niño, él pronto probó que podía ser muy útil.

Tan pronto como pudo andar comenzó a raspar en las paredes llenas de barro de la mazmorra, y en un tiempo increíblemente corto había hecho un agujero suficiente para que pudiera pasar él gateando.

Así pues, a través del agujero desapareció, y volvió en una hora cargado de dulces que repartió entre las siete reinas ciegas.

Cuanto más crecía más agrandaba el agujero, y salía dos o tres veces cada día para jugar con los niños nobles de la ciudad.

Nadie sabía quien era este pequeño niño, pero todo el mundo le quería, y siempre estaba riéndose y haciendo payasadas y numeritos, tan alegres y brillantes, que siempre estaba seguro que conseguiría comida, algún trozo de tarta, algún puñado de cereal seco o algún dulce.

Todo lo que conseguía lo llevaba donde sus siete madres, a las cuales él llamaba cariñosamente las siete reinas ciegas y a las que ayudaba a vivir en aquella mazmorra cuando todo el mundo pensaba que habían muerto de hambre algunos años atrás.

Más adelante, cuando él fue ya un muchacho mayor, cogió su arco y su flecha, y salió a jugar un rato.

En el camino pasó por casualidad por delante del palacio donde vivía la cierva blanca con mucha opulencia y riqueza.

Vio algunas palomas revoloteando alrededor de una torre blanca de mármol, y disparó la flecha y mató a una. Cuando la paloma fue alcanzada pasó por delante de la ventana donde estaba sentada la reina blanca; ella se levantó para ver que pasaba y miró hacia fuera.

Al primer vistazo, en cuanto vio al guapo joven muchacho saludando con la mano, supo, gracias a la brujería, que era el hijo del rey. Ella casi murió de envidia y rencor al darse cuanta de esto. Y decidió destruir y deshacerse del muchacho sin demora. Por tanto mando a un sirviente para que le trajera en su presencia, y ella le preguntó si podría venderle la paloma que había disparado.

"No" respondió el fuerte muchacho, "la paloma es para mis siete madres ciegas, que viven en las malolientes mazmorras y que podrían morir si no les llevo alimento."

"Pobres mujeres" lloró la astuta blanca bruja; "¿No te gustaría llevarles sus ojos otra vez? Dame la paloma, querido, y yo te prometo de verdad enseñarte donde podrías conseguirlos."

Al escuchar esto, el muchacho se llenó de alegría, e inmediatamente le dio la paloma. Con lo cual, la blanca reina le dijo que buscara a su madre que vivía en una casucha sin tardanza, y le pidiera los ojos que ella usaba como collar.

"Ella no querrá dártelo sin más" le dijo la cruel reina, "si no le enseñas este mensaje donde he escrito lo que quiero que haga."
Y diciendo esto, ella le dio al muchacho un trozo de una vasija rota, donde estaba escrito lo siguiente "¡Mata al portador de esta vasija inmediatamente, y rocía su sangre como si fuera agua!"

Como el hijo de las siete reinas no sabía leer, cogió muy alegre el fatal mensaje, y partió en busca de la madre de la reina blanca.

Mientras se encontraba en camino pasó a través de una población, donde todos sus habitantes parecían muy tristes, y no pudo evitar preguntarles la razón de su tristeza. Ellos le dijeron que era porque la única hija del rey se negaba a casarse; y si no lo hacía no habría ningún heredero al trono.

Ellos estaban realmente asustados y pensaban que seguro que estaba loca o fuera de si.

Les han presentado a todos los muchachos jóvenes y guapos del reino, y ella dice que solo se puede casar con el hijo de las siete madres, y debe estar loca, porque ¿Quién puede decir una cosa así?

Eso es imposible.

El rey, en su desesperación, ha ordenado que todos los hombres que entren en la ciudad, y sobre todo a aquellos que anden buscando los ojos de sus madres, tiene que arrastrarse hasta la presencia de él y de su hija.

Tan pronto como la princesa le vio, se ruborizó, y se dirigió hacia su padre y le dijo:

"¡Querido padre, elijo a éste!"

Nunca nada le había producido tanto júbilo y alegría como esto.

Los habitantes de la población estaban locos de alegría, pero el hijo de las siete reinas dijo que no podría casarse con la princesa hasta que no recuperara los ojos de sus madres.

Cuando la hermosa novia oyó la historia que le contó, le pidió le enseñara la vasija rota con el mensaje.

Esta princesa era muy inteligente. Al ver las palabras traicioneras no dijo nada, pero cogió otro pedazo de vasija rota que ella tenía y escribió lo siguiente: "Cuida bien a este muchacho, y dale todo aquello que te pida", y se lo devolvió al hijo de las siete reinas, quien no se dio cuenta del cambio.

Después de reanudar el camino, llegó al cobertizo en el barranco donde vivía la madre de la bruja blanca, era una criatura horrorosa, que se quejó terriblemente cuando el muchacho le dijo que leyera el mensaje, y especialmente se quejó cuando el muchacho le pidió el collar con los ojos.

Sin embargo, ella se quitó el collar y se lo dio diciendo, "Sólo hay trece de ellos, ya que uno lo perdí las semana pasada.”

El muchacho estaba muy contento por haber conseguido esos, y dándose prisa, tanto como pudo, llegó hasta donde estaban las siete madres, y le dio dos ojos a cada una de las reinas mayores; pero, a la más joven le dio sólo uno, y le dijo, "¡Querida madrecita! Yo seré siempre en ojo que te falta.”

Después de esto se dispuso para casarse con la princesa tal y como había prometido, pero pasando cerca del palacio de la reina blanca, él vio otra vez algunas palomas en el tejado. Entonces le disparó a una, y cayó tambaleándose pasando por la misma ventana que la última vez. La reina blanca se asomó por esa ventana, y vio que era otra vez el hijo del rey vivo y sano.

Ella se puso a llorar con rabia y disgusto, pero hizo llamar al muchacho, y le preguntó que como había regresado tan pronto, y cuando escuchó que había regresado con trece ojos y que se los había dado a las siete reinas ciegas, a punto estuvo de entrar en cólera.

No obstante ella le hizo creer que estaba muy contenta con el éxito del muchacho, y le dijo que si esta vez le daba también la paloma ella le recompensaría con la maravillosa vaca del Jogi, que da leche durante todo el día, y se encuentra cerca de un estanque de leche tan grande como muchos reinos.

El muchacho, sin poner resistencia, le dio la paloma; con lo cual, al igual que ocurrió anteriormente, ella le ofreció ir donde su madre y pedirle a ella la vaca, y le dio un mensaje donde ponía, "Mata a este muchacho, sin fallos, y ¡esparce su sangre como si fuera agua!"

Pero en el camino de ir hacia donde la madre de la malvada, el muchacho se juntó con la princesa, y le explicó porqué se había retrasado, y ella, después de leer el mensaje se lo cambió por otro.

Así pues, cuando el muchacho llegó donde la casa de la vieja bruja le preguntó por la vaca del Jogi, y ella no se pudo negar, y le explicó al joven como encontrarla; y le sugirió no tener miedo de nada, tampoco de los dieciocho mil demonios que guardan el tesoro. Le dijo que se alejara de ellos cuando sintiera que se estaban poniendo demasiado enfadados.

Entonces el muchacho hizo con valor todo aquello que le habían dicho.

Y después de una jornada caminando llegó hasta el estanque de blanca leche guardada por los dieciocho mil demonios.

Era completamente aterrador contemplar ese lugar, pero lleno de coraje, se puso a andar mientras silbaba una bonita melodía y miraba de reojo hacia un lado y hacia el otro.

Hasta que poco a poco llegó hasta donde estaba la vaca del Jogi.

Era alta, blanca, y muy bella.

El Jogi, que era el rey de todos los demonios, le ordeñaba día y noche, y la leche salía de las ubres llenando un depósito de blanca leche.

El Jogi, mirando al muchacho le gritó muy enfadado:

"¿Qué es lo que quieres aquí?"

Entonces el muchacho le contestó, según le había dicho la vieja bruja, "Quiero tu piel, para que el rey Indra pueda hacerse un tambor, ya que dice que tu piel es muy buena y resistente."

Al escuchar esto el Jogi empezó a temblar y a sacudirse (ningún Jogi o Jinn se atrevería a desobedecer las ordenes del rey Indra), y cayó a los pies del muchacho, y se puso a llorar diciendo, "Si me dejas y dices que no me has encontrado te daré cualquier cosa que posea, ¡incluso mi hermosa vaca blanca!"

Después de esto el hijo de las siete reinas, y después de fingir indecisión, estuvo de acuerdo diciendo que después de todo no sería difícil encontrar una bonita piel resistente como la del Jogi en cualquier otro lugar; así pues, se dirigió hacia casa con su maravillosa vaca detrás suyo.

Las siete reinas estaban encantadas con poseer tan maravilloso animal, y trabajarían desde la mañana hasta la noche haciendo requesón, cuajada y suero, además de vender leche a las pastelerías.

Aunque sólo utilizaran la mitad de la leche que la vaca les de, eso les haría ser muy ricas, y cada día su riqueza aumentaría.

Viendo que las siete reinas se encontraban muy bien, y que podrían arreglárselas solas, el hijo salió al fin para casarse con la princesa; pero cuando pasó por el palacio de la cierva blanca, no pudo resistirse a tirarle una piedra a las palomas que estaban arrullando en el tejado.

Una de ellas cayó muerta justo debajo de la ventana donde estaba sentada la reina. La reina se asomó y miró hacia fuera, y vio al sano y campechano muchacho de pie delante de ella. Se puso tan furiosa como nunca, llena de cólera y rencor.

Mandó a un súbdito para que le llevara a su presencia para preguntarle como había vuelto tan pronto, y cuando ella escuchó como su madre le había tratado tan amablemente casi le da un ataque; de cualquier modo, ella disimuló sus sentimientos tanto como pudo, y sonriendo dulcemente, dijo que estaba muy contenta por haber podido cumplir su promesa, y que si le daba esa tercera paloma que había cazado, ella podría hacer por él mucho más de lo que había hecho antes, le daría un millón de semillas de arroz, que madurarían en una noche.

Por supuesto, el muchacho estaba maravillado con esa idea. Le dio la paloma, y se puso en camino en busca de esas semillas, e igual que anteriormente con un pedazo de vasija rota donde había un mensaje que decía, "¡No falles esta vez. Mata al muchacho, y derrama su sangre como si fuera agua!"

Y cuando el muchacho fue a ver a la princesa, ésta como había hecho antes, sustituyó el mensaje por uno que decía: "Al igual que antes, da a este muchacho todo lo que desee, ¡su sangre será como nuestra sangre!"

Ahora, cuando la bruja vio esto, y escuchó como el muchacho quería un millón de semillas de arroz que maduraban en una sola noche, se sintió tan furiosa que entró en cólera, pero sintiendo miedo de su hija, controló esa cólera, y ofreció al muchacho ir y encontrar el campo de arroz guardado por dieciocho millones de demonios, diciéndole que tuviera cuidado y que no mirara hacia atrás después de haber cogido la espiga más larga de arroz, la cual crece en el centro del campo.

Así pues el hijo de las siete reinas partió, y muy pronto encontró ese campo donde dieciocho millones de demonios guardaban millones de semillas de arroz.


El muchacho andaba valientemente, sin mirar ni a la derecha ni a la izquierda hasta que alcanzó el centro y arrancó la espiga más larga. Cuando volvió para dirigirse a casa escuchó detrás de él miles de dulces voces, que lloraban y que decían: "¡Arráncame a mi también, oh, por favor, arráncame a mi también!", entonces el muchacho miró hacia atrás, y vio algo sorprendente, ya no quedaba nada allí excepto un pequeño montón de cenizas.

El tiempo pasaba y el muchacho no regresaba. La vieja bruja estaba intranquila porque recordaba el mensaje "su sangre será como nuestra sangre"; así que partió también en dirección al campo para ver que había pasado.

Tan pronto como llegó cerca del montón de cenizas, y conociendo bien su oficio, cogió un poco de agua, y amasando las cenizas con el agua, hizo una pasta con la forma de un hombre; luego, se pinchó su dedo meñique, y una gota de sangre que le salió la untó en la boca del hombre, e instantáneamente el hijo de las siete reinas se levantó y se sintió mejor que nunca.

"No vuelvas a desobedecer mis órdenes otra vez", refunfuñó la vieja bruja, "o la próxima vez te dejaré sólo. ¡Ahora lárgate, antes que me arrepienta de mi bondad!"

El hijo de las siete reinas volvió lleno de alegría a ver a sus siete madres, quienes con la ayuda del millón de semillas de arroz, pronto se convertirían en las personas más ricas del reino.

Luego celebraron la boda de su hijo con la inteligente princesa a todo lo grande; pero la novia, ahora su mujer, era tan inteligente y observadora, que no podía descansar hasta no informar al padre de su marido la existencia de su hijo, y castigar a la malvada bruja blanca.

Así pues mandó que su marido construyera un palacio igual que el de la bruja.

Y cuando estuvo todo preparado pidió a su marido que dieran una gran fiesta en honor al rey, el padre de su marido.

A este rey le habían llegado noticias de la existencia del misterioso hijo de las siete reinas, y su maravillosa riqueza, tenía mucha curiosidad, por lo tanto aceptó la invitación; pero cual fue su sorpresa cuando entrando al palacio lo encontró todo igual que el suyo, hasta el más mínimo detalle. Y cuando su anfitrión, ataviado con lujosas ropas, le condujo hasta la sala privada, vio sentadas en sus tronos a siete reinas, vestidas igual que la última vez que las había visto.

Se dirigió hacia ellas y se arrodilló ante sus pies.

Entonces le contaron al rey toda la historia.

El rey, en ese momento, despertó del encantamiento, y su ira creció muchísimo contra la malvada cierva blanca que le embrujó durante tanto tiempo. Era tanta su ira que no pudo contenerse y fue donde ella y la mató.

Después de esto, las siete reinas volvieron a su reino y a su espléndido palacio, y todo el mundo vivió feliz y contento.

Imagen
odisea2008-pruebas.blogspot.com

viernes, 1 de abril de 2011

YANESHA

Indígenas Yaneshas...

LA MÚSICA Y DANZA TÍPICA INDÍGENA YANESHA EN LA PROVINCIA DE OXAPAMPA-PERÚ

Trabajo de Investigación Etnomusicológico realizado por:
Ricardo Matos Tuesta, investigador de Música Étnica.


ANTECEDENTES ETNOLÓGICOS:

Históricamente y desde tiempos muy remotos en la Provincia de Oxapampa, existe uno de los géneros musicales bien marcados: La Música y Danza Típica Indígena Yanesha. En la actualidad en la Provincia de Oxapampa, ubicado en la Selva Central del Perú; geográficamente en donde se promueve la Música y Danza Típica Indígena Yanesha, es en los Distritos de: Oxapampa y VillaRica. Debo mencionar de que la lengua de los yaneshas es el idioma amuesha.

LA MÚSICA Y DANZA YANESHA
:


La música y danza yanesha es mezcla de lo mítico y religioso, predominan las danzas de carácter ceremonial y festivo y en ella expresan sufrimiento, pena y dolor, con canciones melancólicas llenas de tristeza, que son cantadas por hombres y mujeres, ya sean como solistas, en duos o grupal, presentando asimismo la danza yanesha tomados de la mano haciendo rondas , mientras en un costado los varones y mujeres beben el espumante CONES (o llamado “mazato”).

INSTRUMENTOS MUSICALES YANESHAS:

-LA ANTARA YANESHA .-Instrumento de viento o aire. Es Aerófono. Está hecho artesanalmente de 5 tubos de carrizo.

-EL TAMBOR CHICO YANESHA.- Instrumento de percusión y membrana de piel seca de animal y templada. Es Membranófono. Lleva una baqueta pequeña hecha de madera. El tambor yanesha suena triste y alegre y se hace vibrar en las fiestas y danzas comunales.


FORMAS MUSICALES YANESHAS
:


Las formas del folklore musical yanesha son: Cantado, Instrumentado y Danzado.
-El canto lo cultivan tanto hombres como mujeres, ya sea en forma grupal o como solistas, acompañado relativamente por el tambor yanesha. -El cuanto al uso de instrumentos musicales, los hombres utilizan la antara yanesha y el tambor chico yanesha; pero las mujeres solo utilizan el tambor chico yanesha.

-Los hombres utilizan la antara yanesha danzando en forma grupal haciendo un concierto instrumental de antaras yaneshas.

Para este concierto instrumental, el grupo de hombres yaneshas se presenta al público con sus vestimenta típica yanesha.


-Los hombres y mujeres yaneshas danzan tocando el tambor chico yanesha.


VESTIDO TÍPICO YANESHA
:


HOMBRE:

-Corona (hoyón de carrizo).
-Pushac (bolsa de tela - teñido con pintura preparada por los indígenas - o bolsa tejida).
-Necaus (túnica masculina, hecha de tela teñida de color tierra o marrón).

-Tambor Chico Yanesha, con baqueta pequeña hecha de madera.


MUJER:


-Necashein (túnica femenina, hecha de tela teñida de color tierra o marrón).
-Collares.

-Huairuros.

-Fajas.
-Tambor Chico Yanesha, con baqueta pequeña hecha de madera.


BEBIDA TÍPICA YANESHA
:


-CONES (o llamado "mazato") DE YUCA: Bebida hecha de yuca combinado con camote.

Es una bebida referida por estar hecho de una planta sagrada como la yuca, planta que dio de comer a los yaneshas en años pasados en tiempos de hambruna.

Entre los tipos de yuca que utilizan para hacer el CONES tenemos: la yuca verde, amarilla, con cáscara rosada, etc.


Hay que aclarar que el verdadero término de esta bebida hecha a base de yuca no es "mazato" sino CONES.


Adicionalmente existen otras formas de preparar el CONES tales como:

-Cones de Choclo.
-Cones de Maní.
-Cones de Pituca (blanca, negra o morada ).


AUTORIDADES YANESHAS:

-Nombre del Jefe de una Comunidad Yanesha: “AMCHTARETS”.


-Nombre del Jefe Supremo de toda la Comunidad Yanesha en la Selva Central: “CORNESHA”.

Fuente:
Prof. Daniel Otrera Entazú (perteneciente a la comunidad indígena yanesha de Tsachopen del Distrito de Oxapampa).

LISTA DE MELODÍAS MUSICALES YANESHAS
:


-“Quillich’cumuilla”
-“Amachincarecht” (Danza “El Vuelo de las Golondrinas”) -“Jaconvicha” -“Pandilla Pichis” -“Shironi” -“Kamarampi” -“Matrimonio de Antuca” -Nindo Nindoya” -“El Borrachito” -“Vieja Pusanguera” -“Comiendo Motelito” -“Morreñets” (Canto de Labios) -Entre otras.
Fuente:
Rosario Colina (nativa pertenciente a la comunidad indígena yanesha de Tsachopen del Distrito de Oxapampa).

CANCIÓN INDÍGENA YANESHA: “QUILLICH’CUMUILLA”.

Autor, Música y Letra, Intérprete-Fuente, y Transcripción Musical:
“QUILLICH’CUMUILLA”: Canción Indígena Yanesha de Tsachopen – Oxapampa.
Autor de la Música y Letra: Tomás Colina Arroyo(Compositor Indígena Yanesha).

Cantado (Intérprete-Fuente) por: Lesly Disley Moale Colina: Cantante Infantil Yanesha. Transcripto Musicalmente por: Ricardo Matos Tuesta, Investigador de Música Amazónica Peruana.

Transcripción realizada el día: Sábado: 08 de Mayo del año 2004, en la ciudad de Oxapampa.
Canción presentada con Letra y Música (en partitura musical) al Instituto Nacional de Cultura de Oxapampa por: Ricardo Matos Tuesta, el año 2004, con los Derechos Reservados a nombre del

Autor de la Música y Letra: Tomás Colina Arroyo.
LETRA: En lengua yanesha : // Quillich’cumuilla Necherrepash Quillich’cumuilla Amach neconterroi’ma.// Bis.

TRANSCRIPCIONES A PARTITURA MUSICAL DE ALGUNAS MELODÍAS INDÍGENAS TÍPICAS YANESHAS DE OXAPAMPA:

-El Profesor Ricardo Matos Tuesta, transcribió en partitura musical por vez primera en el año 2004, dos melodías típicas indígenas yaneshas de la Provincia de Oxapampa. Las referidas transcripciones los realizó en el Distrito de Oxapampa.

Las citadas melodías transcriptas por el referido Investigador de Música son las siguientes:
-“Quillich’cumuilla”: Canción Indígena Yanesha. Autor: Indígena Yanesha. Anónimo. Movimiento: Allegro = 105. Compás: 4/4. Autor: Música y Letra: Tomás Colina Arroyo, compositor índígena yanesha. Transcripción tomado del Canto de: Lesly Disley Moale Colina, cantante infantil indígena yanesha. Transcripción realizada el día Sábado, 08 de Mayo del año 2004. -“Amachincareth”: Danza “El Vuelo de las Golondrinas”. Melodía Indígena Yanesha. Movimiento: Allegro: 100. Compás: 4/4. Autor: Indígena Yanesha. Anónimo.

Trasncripción tomado de una cinta magnetofónica, del canto de un indígena yanesha anónimo.


DIFUSORES DE LA MÚSICA YANESHA
:


-LESLY MOALE COLINA Es una talentosa cantante infantil de música yanesha, nacida en la Comunidad Nativa Yanesha de Tsachopen y en donde reside actualmente.
-REBECA MACHARI DE LALE Fue una virtuosa cantante de música yanesha. Actualmente está alejada del canto, ya que adolece de una parálisis corporal a medio cuerpo.
-TERESA BALLESTEROS (cantante de música yanesha)

-FRANCISCO ESPÍRITU (cantante y percusionista con el tambor yanesha)

-FRANCISCO ESPÍRITU ANTAZÚ:
Toca la antara yanesha. Es hijo de Francisco Espíritu. Actualmente es Promotor Cultural Yanesha de la Comunidad Nativa Yanesha de Tsachopen. Es artesano en la confección de instrumentos musicales yanesha tales como: la antara yanesha y el tambor chico yanesha. Hace adornos para vestimentas típicas yaneshas. Tiene su centro artesanal en su vivienda ubicada en Tsachopen. Enseña actualmente el idioma yanesha en la Escuela Primaria de Tsachopen.
-TOMÁS COLINA ARROYO:
Compositor Indígena Yanesha de la Comunidad Indígena Yanesha de Tsachopen. Compuso la canción indígena yanesha: "Quilllich'cumuilla", y entre otras composiciones.
-GRUPO FOLKLÓRICO MUSICAL YANESHA “SHINAR” DE TSACHOPEN:
Director: Luis Catolongo Ortiz. Este talentoso grupo difunde el acervo folklórico artístico-musical yanesha tales como: la música yanesha, la danza yanesha y el teatro yanesha.

ESCALA MUSICAL INDÍGENA YANESHA:

La Escala Musical Indígena Yanesha es PENTAFÓNICA, y está constituida por 5 notas musicales que son: RE- MI – SOL – LA – SI Nota:

La Típica Escala Pentafónica de la Música Yanesha (tomando como nota inicial a RE, que se repite a la octava) de la Selva Central del Perú; fue descubierta el 15 de Setiembre del año 2004, en el Distrito de Oxapampa, por el autor del presente trabajo de investigación étnomusicológico: Prof. Ricardo Matos Tuesta: Investigador de Música Amazónica Peruana.
Las notas musicales de la Escala Pentafónica Yanesha, fueron tomadas en base a la estructura formal y de intervalos que conforman la Escala Pentafónica Indígena Selvática del Perú (descubierta también por el autor del presente trabajo de investigación, el 05 de Febrero del año 2003, en la ciudad de Pucallpa-Región Ucayali).

FORMAS DE DANZAS TÍPICAS YANESHAS:

-Danza Ceremonial al dios “YOMPIRI”( Es el Dios Hijo del Yumpor ).
-Danza Ceremonial al dios “YATO”( Es el Dios Espíritu que está en todas partes). -Danza Ceremonial al dios “YUMPOR”( es el Dios Padre Omnipotente). -Danza de la Cosecha o “WILLIQUIYA”. -Danza del Oso o “ORRAÑERETS”. -Danza del Tigre o “MAYARNETS. -Danza de El Vuelo de las Golondrinas o “AMACHINCARECHT”. -Danza de la Alegría (para los jóvenes) o “HUILLISHIÑETS” -Danza con Tambores o “CONAREÑETS”. -Danza de los Carrizos o “REQUERCAREÑETS”. -Danzas Festivas o “ILLIÑETS”.
Fuente:
Prof. Daniel Otrera Entazú.


¿QUÉ ES LA PO’NAPNORA?

La “Po’napnora” es una antigua costumbre que se realiza cuando la adolescente llega a su primera mestruación. Tiene una preparación de tres meses

TEMA ADICIONA
L:

PRIMERA NOMINACIÓN DE CUENTOS Y LEYENDAS DE TODA LA PROVINCIA DE OXAPAMPA:

1.-“Los Espíritus” 2.-“Los Espíritus de Las Tormentas “ 3.-“El Mitayero Maldito” 4.-“Yanachaga” 5.-“El Tunche” 6.-“Sharinco y Cariaco” 7.-“La Chontillana” 8.-“La Maldad de Sachamama” 9.-“La Leyenda del Mounstro O’ck” 10.-“Los Tapados” 11.-“Los Tres Tesoros” 12.-“Cuento de El Sol y La Luna” 13.-“La Maldita” 14.-“La Mula Blanca de Santa Rosa” 15.-“La Serpiente y El Guerrero Yausen” 16.-“El Arco Iris” 17.-“El Vencedor del Diablo” 18.-“Jumpiery” 19.-“La Po’napnora” 20.-“La Quinceañera al Estilo Tsachopen” 21.-“La Leyenda del Niche” 22.-“Los Hermanos Kury” 23.-“El Cazador y El Auquillo” 24.-“Un Sueño Fatal” 25.-“Las Serpientes No Fuman” 26.-“Los Guardianes del Huerto” 27.-“Los Soldaditos Rojos” 28.-“Vida Sana En El Bosque” 29.-“La Resentida” 30.-“El Bicho Malicioso” 31.-“Pashulo” 32.-“Chomot: El Ángel de la Selva” 33.-“Con Piripiri y Ubinque Adiós Susto” 34.-“Sabroso Sabrosito ¡Hay Qué Rico!” 35.-“Como Si Pareciera El Infierno” 36.-“La Cigarra, La Rana y, El Caracol” 37.-“La Casa de la Boa” 38.-“El Flautista y El Violinista” 39.-“Los Tigres del Chemillen” 40.-“Sachamama”

Desde Resistencia, Chaco-Argentina. Año: 2007.

Nota Importante: -El presente trabajo ha sido tomado del trabajo de investigación etnomusicológico escrito que realicé y publiqué; titulado "Introducción Al Folklore Musical y Dancístico de Oxapampa".

-Las fotos publicadas pertenecen a la Colección: Ricardo Matos Tuesta.


-La foto de las indígenas yaneshas fue tomada por el fotógrafo profesional de la ciudad de oxapampa, Josue Quispe Orizano.

Por Ricardo Matos Tuesta
- Thursday, Feb. 08, 2007 at 10:02 PM

musico575@hotmail.com

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Lesly Moale (de 10 años de edad, cantante indígena yanesha): con vestido blanco; y 3 niñas, 2 adolescentes; y 2 señoritas: hermosas indígenas yaneshas, con sus vestidos típicos.
Todas ellas pertenecen a la Comunidad Yanesha de Tsachopen, ubicado en la ciudad de
Oxapampa, Selva Central del Perú.

Extraído de http://argentina.indymedia.org/news/2007/02/486444.php?theme=1

jueves, 31 de marzo de 2011

COMETAS CHINAS

Dragón cometa chino de más de 20 metros de largo
Expuesto en Rosario, Santa Fe, Argentina

"La cometa china simple, original, es un vehículo que tiene como propósito unir lo espiritual y lo material.

Las cometas chinas son entonces unas herramientas, unos medios de expresión en el espacio, de meditación en el espacio, superficies y estructuras, colores y formas mezclándose sobre bases interactivas, visuales, orales o táctiles.

La línea de retención de las cometas chinas pone en conexión la mano humana y el espíritu con los elementos.

Las cometas chinas ofrecen a los artistas una oportunidad inigual de jugar, componer, explorar, experimentar, manipular las escalas y las distancias presentando un inmenso espacio visible, desnudando las imaginaciones.

"Manifiesto del Arte Volante Firmado en Palma de Mallorca en junio de 1995".

El arte de las cometas (kite, en inglés; aquilone, en italiano; papagaio, en portugués; cerf-volant, en francés; drachen, en alemán; vozdushnyi smei, en ruso), es un antiguo arte chino que, según algunos, nació antes del siglo V a.C. En sus orígenes, se le asoció con fines militares.

Volar cometas chinas es hoy en día una de las actividades lúdicas más populares, como continuación de una fascinación que surgió en China hace más de dos mil año.

Una vieja leyenda narra el origen de las cometas chinas refiriéndose a una repentina ráfaga de viento que arrastró el sombrero de la cabeza de un campesino, quien pudo atraparlo por su banda antes de que volara definitivamente.

Aquel tou-li (nombre del sombrero de los campesinos) fue según la leyenda la primera cometa china.

El emperador Kaoyang, de la dinastía Chi del norte (550-557) vivía profundamente obsesionado con la idea de imitar a las aves en su majestuoso vuelo. Esta fascinación tuvo, en cualquier caso, resultados de lo más grotescos; cuentan las crónicas que amarraba a sus enemigos a cometas con forma de búho y los arrojaba al vacío desde lo más alto del muro de palacio a la espera de que alguno consiguiera remontar el vuelo.

Obviamente, la mayoría se estrellaba perdiendo la vida. Pero la paciencia del emperador tuvo su premio y uno de ellos consiguió elevarse gracias al viento y desplazarse dos millas antes de aterrizar. Poco después, el "afortunado cometero" murió de hambre.

Las formas de animales han fascinado a los constructores de cometas de todo el mundo.

Una variante de estas formas es el dragón chino, que no es otra cosa que un largo tren de cometas circulares de tamaño decreciente unidas unas a otras.

Está formada por una cabeza, que es una cometa plana en forma de arco con una inmensa cola de gran longitud que recuerda a esos reptiles.

Las cometas chinas eran inicialmente empleadas por los chinos con propósitos militares.

Liu Pang, fundador de la dinastía Han (206 a.C. - 221 d.C.), añadió creatividad e este objetivo. Volaba sus cometas provistas de cascabeles sobre los campamentos de los enemigos al llegar la noche, y éstos huían despavoridos sin adivinar de dónde procedían los ruidos.

Hasta tal punto ha sido popular el arte de volar cometas en Taiwán que durante la ocupación japonesa (1895-1945) estuvo absolutamente prohibido.

Los japoneses sospechaban que las cometas eran utilizadas para enviar señales cifradas, y cada vez que veían a un niño volando una cometa la confiscaban.

No imaginaban los aguerridos soldados que lo único que conseguían era cortar las alas de la ilusión de aquellos pequeños creadores.


Fuente
http://cometas.supaw.com
Imagen
weblog.educ.ar

miércoles, 30 de marzo de 2011

ÉPOCAS PERUANAS





El Sr. Rafael Larco Hoyle (1) ha dividido el desarrollo de las Culturas Peruanas en siete épocas.

Las Épocas son las siguientes:

7. CONQUISTA (1532 dC). El europeo invade el continente e impone una nueva civilización, produciéndose la hibridación de las culturas. En la cerámica se puede observar el vidriado que es una técnica importada de Europa.

6. ÉPOCA IMPERIAL (1300 - 1532 dC). Los pueblos dispersos de la Época Fusional se reúnen, agrupan y forman los grandes régulos e imperios. El Imperio Incaico ocupa la última parte de esta época.

5. ÉPOCA FUSIONAL (800 - 1300 dC). En esta época después de florecer, las culturas entran en una etapa decadente y se confunden.

Tenemos la invasión de los hombres de Huari, así como un flujo y reflujo de las diferentes culturas, que hacen de esta Época Fusional una Época Confusional.

4. ÉPOCA AUGE (1 - 800 aC). En la Época Auge florecen las culturas.

Es la etapa más interesante de todo el Perú Precolombino, las culturas se desarrollan a base de elementos diferenciados y rasgos propios.

3. ÉPOCA EVOLUTIVA O FORMATIVA (1250 aC - 1 dC). En esta época las culturas se inician con gran vigor, se desarrollan y evolucionan.

2. ÉPOCA INICIAL DE LA CERAMICA (2000 - 1250 aC).
En esta época aparecen los primeros vasos de tierra imperfectamente mezclada, al lado de los menhires y alineamientos de rocas que son construcciones primitivas.

1. ÉPOCA PRE-CERAMICA (8000 - 2000 aC). Como su nombre lo dice, corresponde a la etapa inicial de las culturas antes del desarrollo de la cerámica. Los pobladores de esta época eran grupos de cazadores, recolectores y pescadores.

(1) Marco cronológico de las Culturas peruanas precolombinas propuesto por Rafael Larco Hoyle en 1946.

Imagen
incaperu.org

martes, 29 de marzo de 2011

LA LUNA

Copa vino de la luna
Staio Lukov Garnoev (Bulgaria)
Pintura (2008)

Según una creencia tradicional búlgara, en tiempos remotos la Luna y las estrellas brillaban tan
cerca de la tierra, que uno podía alcanzarlas con la mano. De noche la gente cogía una estrella del firmamento para que alumbrara su hogar. Sin embargo, un gitano quiso llevarse a su choza a la propia Luna.

Entonces la deidad se molestó y subió todos los astros muy alto en el firmamento.

La gente, sin embargo, siguió llamando a la luna Vela, y las fases de la Luna, Vela Nueva, o sea, Luna Nueva, Vela Llena, o sea, Luna Llena y Vela Vieja, o sea, luna en su fase final.

Esta comparación no encierra falta de respeto por los astros. Todo lo contrario: la luz de la luna se relaciona con el fuego divino. El disco de la luna llena se concebía como la imagen de Dios, a quien la gente imaginaba como un abuelito viejo, mientras que la luna nueva era llamada El Abuelo Nuevo.

Para los ancestros el cuarto menguante de la Luna semejaba una hoz y la expresión La hoz de la Luna sigue empleándose en nuestros días. Las dos puntas de la "hoz" se suelen llamar "las astas" de la Luna.

El calendario lunar tradicional del pueblo de Bulgaria señala como la más favorable, la fase de la luna nueva.

Antaño La Vela Nueva era recibida con bendiciones y su aparición se celebraba con alegres canciones y danzas joro. Uno de los votos que en ese momento solía hacer la gente era:

"Tal como la Luna sestó llenándose, llénense de dinero las carteras".

Por eso todos procuraban recibir la Vela Nueva con una moneda en la mano. Los niños daban tres brincos sucesivos y se deseaban:

"Alta la Luna, más alto sea yo".

Los curanderos esperaban la luna nueva para algunas de sus prácticas curativas.

Las mozas por su parte creían que si en la noche de luna nueva colocaban una piedrecilla debajo de su almohada, verían en sueños a su futuro marido.

El período de la Vela Nueva se consideraba muy propicio para noviazgos y esponsales.

La Luna con frecuencia es signo de misterio y conjura. Con la enunciación "Salió la Luna" comienza, por ejemplo, una hermosa canción tradicional que narra cómo el enamorado incita a su amada a que se fuguen y vayan juntos al mercado para que él le compre los tradicionales tres trajes (uno para todos los días y dos para Semana Santa), con lo cual no quedarían barreras y ambos podrían anunciar públicamente su próximo casamiento.

Hay un cuento tradicional que narra el encuentro de dos enamorados tras una larga separación.

Tan largo conversaron los dos que la Luna joven fue llenándose, y la ramita de cornejo en las manos del enamorado floreció, echó hojitas verdes y dio frutos.

En otra canción la cita amorosa comienza al ponerse el Sol. Luego sale la Luna… se pone… Vuelve a salir, pero los dos enamorados siguen y siguen conversando, totalmente embelesados.

Otra canción popular habla del encuentro de una moza con un grupo de mozos en el bosque. Todos ellos deciden hermanarse con ella, esto es tratarla como a una hermana, menos el mayor, quien ruega al Sol:
Apresúrate a ponerte, Sol, y que salga la Luna, para que pueda echar mi cabeza a descansar en el regazo de esta bella muchacha.

Es aún más clara la plegaria del mozo en otra canción.

El ruega a la rubia Dragana, cuya faz se confunde con la Luna, que corra a la llanura para recoger dos ramos de flores y haga con ellos una magia, que consiste en mojar los ramos de vino y rociar con ellos al Sol y a la Luna, para que ambos se apaguen, el tiempo deje de correr y los dos enamorados puedan permanecer unidos sin fin.

Fuente
http://bnr.bg/sites/es
Imagen
artelista.com

lunes, 28 de marzo de 2011

TOMÁS BERENNIKOV




Una vez vivía en una aldea un pobre campesino llamado Tomás Berennikov, muy suelto de lengua y fanfarrón como nadie; a feo no todos le ganaban y en cuanto a trabajador, nadie tenía que envidiarle. Un día fue al campo a labrar, pero el trabajo era duro y su yegua, floja y escuálida, apenas podía con el arado. El labrador se desanimó y fue a sentarse a una piedra para dar rienda suelta a sus tristes pesares. Inmediatamente acudieron verdaderos enjambres de tábanos y mosquitos que volaron como una nube sobre su infeliz jamelgo acribillándolo a picaduras. Tomás cogió un haz de ramas secas y lo sacudió contra su pobre bestia para librarla de aquellos insectos que se la comían viva. Los tábanos y los mosquitos cayeron en gran número. Tomás quiso saber a cuántos había matado y contó ocho tábanos, pero no pudo contar los mosquitos. Puso una cara de satisfacción y se dijo:

"¡Acabo de hacer algo grande! ¡He matado ocho tábanos de un solo golpe y los mosquitos son incontables! ¿Quién dirá que no soy un gran guerrero? ¿Que no soy un héroe? No aro más en el campo. Lucharé. ¡Soy un héroe y como tal buscaré fortuna!"

Arrojó la hoz, se ciñó la alforja y colgó de su cinto la guadaña, y de esta guisa, montó su escuálida yegua y salió por el mundo en busca de aventuras.

Mucho tiempo hacía que cabalgaban cuando llegó a un poste donde habían inscrito sus nombres muchos héroes que por allí pasaron. No quiso ser menos y escribió con yeso en el mismo poste:

"El valiente Tomás Berennikov que mató de un golpe a ocho de los grandes e incontables de los pequeños, ha pasado por aquí".

Escrito esto, siguió caminando.

No se había alejado media legua, cuando dos jóvenes y fornidos campeones acertaron a pasar por allí galopando en sus cabalgaduras, leyeron la inscripción y se dijeron el uno al otro:

- ¿Quién será este héroe desconocido? Nadie nos ha hablado de su brioso corcel ni nos ha dado noticias de sus caballerescas hazañas.
Picaron espuelas y no tardaron en dar alcance a Tomás, a cuya vista quedaron sorprendidos.

- ¿Pero qué caballo monta ese hombre? -exclamaron.- ¡Si no es más que un rocín trasijado! ¡Eso quiere decir que su fuerza no estriba en su cabalgadura sino en el mismo héroe!

Se acercaron, pues, a Tomás y lo saludaron en tono humilde y de sumisión:

- ¡La paz sea contigo, buen hombre!

Tomás los miró por encima del hombro y, sin mover la cabeza, preguntó:

- ¿Quiénes sois vosotros?

- Ilia Muromets y Alesha Popovich, que desean ser tus compañeros.

- Bien; si tal es vuestro deseo, seguidme.

Llegaron a los dominios del vecino Zar y se dirigieron al vedado real, donde levantaron sus tiendas para descansar mientras dejaban que sus caballos paciesen libremente. El Zar mandó a cien caballeros de su guardia con la orden de expulsar a los forasteros de su vedado.

Ilia Muromets y Alesha Popovich dijeron a Tomás:

- ¿Quieres salir tú contra ellos o quieres enviarnos a nosotros?

- ¡Sí, claro! ¿Pensáis que voy a ensuciarme las manos luchando contra esa basura? Anda tú, Ilia Muromets y dales una lección de tu valor.

Ilia Muromets montó su brioso corcel y cargó contra la caballería del Zar como un halcón contra una bandada de palomas y los exterminó sin dejar a uno solo con vida. Enfurecido el Zar, reunió todos los soldados de la ciudad, infantería y caballería, y ordenó a sus capitanes que expulsaran de su vedado a los forasteros sin contemplación alguna.

El ejército del Zar avanzaba al son de trompetas y levantando nubes de polvo. Ilia Muromets y Alesha Popovich se acercaron a Tomás y le dijeron:

- ¿Quieres salir tú contra el enemigo o quieres mandar a uno de nosotros?

Tomás que estaba acostado de un lado, ni siquiera se volvió para decir:

- ¿Os figuráis que yo puedo ir a golpes con esa gentuza, que voy a manchar mis heroicas manos con semejante porquería? ¡Nunca! Ve tú, Alesha Popovich, y enséñales nuestro estilo en la pelea, y yo miraré desde aquí y veré si tienes el valor que aparentas.

Alesha cayó como un huracán sobre las huestes del Zar, blandiendo la maza y gritando con su voz de clarín entre el retronar de su armadura:

- ¡Os mataré y os despedazaré a todos sin piedad!

Empezó a derribar jinetes a mazazos y los capitanes advirtieron enseguida que todos volvían grupas ante aquel guerrero, e impotentes para impedirlo, mandaron tocar retirada y buscaron refugio en la ciudad, para dirigir luego al vencedor el siguiente mensaje: "Dinos, poderoso e invencible campeón, cómo hemos de llamarte y dinos también el nombre de tu padre para que podamos honrarlo. ¿Qué tributo exiges de nosotros para que no nos molestes más y dejes en paz nuestra tierra?"

- ¡No es a mí a quien debéis rendir tributo! ¬contestó Alesha.- No soy más que un subordinado. Hago lo que me manda mi hermano mayor, el famoso campeón Tomás Berennikov. Con él habéis de tratar. Os perdonará si quiere, pero si no, arrasará vuestro reino y os someterá a cautiverio.

El Zar oyó estas palabras y envió a Tomás los más ricos regalos y una embajada de las más distinguidas personalidades de la corte, encargados de decirle: "Te rogamos, famoso campeón Tomás Berennikov, que vengas a visitarnos, que habites en nuestra corte real y nos prestes tu ayuda en la guerra contra el Emperador de la China. ¡Oh, héroe! Si logras derrotar al innumerable ejército chino, te daré a mi propia hija por esposa, y después de mi muerte, serás dueño de todos mis dominios".

Tomás puso una cara muy larga y dijo:

- ¿Pero qué pasa aquí? Bueno, poco me importa. Después de todo me parece que puedo aceptar.

Montó en su rocín, ordenó a los dos jóvenes que lo siguieran y se dirigió como huésped al palacio del Zar.

Aun no había saboreado del todo Tomás los exquisitos manjares de la mesa del Zar, aun no había tenido tiempo para descansar, cuando llegó la amenazadora embajada del Emperador de la China, exigiendo que todo el reino lo reconociera como a su señor feudatario y el Zar le mandase su única hija.

- Decid a vuestro Emperador -replicó el Zar- que ya no le temo, que ahora tengo la protección y ayuda del famoso campeón Tomás Berennikov, capaz de matar a ocho de un golpe y un sinnúmero de los pequeños. Si están cansados de la vida vuestro Emperador y vuestros hermanos chinos, invadid mis dominios y tendréis un recuerdo de Tomás Berennikov.

Dos días después, la ciudad del Zar estaba sitiada por un ejército chino innumerable, y el Emperador de la China le mandó decir:

- Tengo un campeón invencible que no se conoce igual en el mundo; manda contra él a tu Tomás. Si tu héroe gana, me someteré y te pagaré un tributo de todo mi imperio, pero si gana el mío, has de darme tu hija y pagarme un tributo de todo tu reino.

A Tomás Berennikov le había llegado el turno de demostrar su valor y sus dos jóvenes compañeros le dijeron:

- Poderoso campeón y hermano mayor nuestro, ¿cómo podrás luchar con ese chino sin armadura? Toma nuestra mejor armadura y nuestro mejor caballo.

A lo que contestó Tomás Berennikov:

- ¿Por qué decís eso? ¿Queréis que me esconda de ese cabezudo en una armadura? Un brazo me basta para acabar con él de un golpe.

¿No dijisteis vosotros mismos, al verme por vez primera, que no había que mirar al caballo sino al guerrero?

Pero Tomás pensaba para su sayo: "¡En buen avispero me he metido! ¡Bueno, que me mate si quiere el chino; no estoy dispuesto a que nadie se burle de mí en este negocio!" Entonces le trajeron su yegua, montó a manera de campesino y salió al campo a trote ligero.

El Emperador de la China había armado a su campeón como una fortaleza; la armadura que le dio pesaba cuatrocientas ochenta libras, le enseñó el manejo de todas las armas, puso en sus manos una maza de guerra que pesaba ochenta libras, y le dijo antes de despedirlo:

- Atiende lo que he de decirte y no olvides mis palabras. Cuando un campeón ruso no puede vencer por la fuerza, recurre a la astucia; si no estás en astucia más fuerte que él, ten cuidado y haz todo lo que haga el ruso.

Los dos campeones salieron a campo abierto el uno contra el otro, y Tomás vio al chino que avanzaba contra él enorme como una montaña y con la cabeza grande como un tonel, cubierto en su armadura como una tortuga en su concha, de modo que apenas podía moverse. Tomás recurrió enseguida a una estratagema. Se apeó de la yegua y sentándose en una piedra se puso a afilar su guadaña. Al ver esto el chino, saltó de su caballo, lo ató a un árbol y se puso a amolar su hacha contra una piedra también. Cuando Tomás hubo acabado de afilar su guadaña, se acercó al chino y lo dijo:

- Los dos somos poderosos y valientes campeones y hemos salido el uno contra el otro en singular combate; pero antes de asestarnos el primer golpe hemos de manifestarnos un respeto mutuo y saludarnos según la costumbre del país.

Dicho esto se inclinó profundamente ante el chino.

- ¡Ah, ah! -pensó éste.- He aquí una astucia magistral; pero no le valdrá porque me inclinaré aun más profundamente que él.

Y si el ruso se había inclinado hasta la cintura, el chino se inclinó hasta el suelo. Pero antes que pudiera levantarse con lo mucho que le pesaba la armadura, Tomás corrió a su lado y de dos tajos le cortó la cabeza. Inmediatamente saltó sobre el brioso caballo del chino, se agarró como Dios le dio a entender y le sacudió los ijares con su rama de abedul, tratando de coger las riendas, sin acordarse de que el caballo estaba atado a un árbol. Apenas el fogoso animal sintió el peso de un jinete empezó a tirar y a forcejear hasta que arrancó el árbol de cuajo, y emprendió veloz carrera hacia el ejército chino, arrastrando el corpulento árbol como si se tratase de una pluma.

Tomás Berennikov estaba horrorizado y se puso a gritar: "¡Socorro! ¡Socorro!" Pero el ejército chino empezó a temblar como si se les echase encima un alud, y se figuraron que les gritaba: "¡Ya podéis correr! ¡Ya podéis correr!", y pusieron pies en polvorosa sin mirar atrás. Pero el veloz caballo los alcanzó y se abrió paso entre ellos, derribando con el árbol a cuantos encontraba al paso y cambiando a cada momento de dirección, dejando así el campo sembrado de soldados.

Los chinos juraron que no volverían nunca más a luchar con aquel hombre terrible, resolución que fue una suerte para Tomás. Volvió a la ciudad a caballo en su rocín y encontró a toda la corte llena de admiración por su valor, por su fuerza y por su victoria.

- ¿Qué quieres de mí, -le preguntó el Zar,- la mitad de mis riquezas de oro y mi hija por añadidura, o la mitad de mi glorioso reino?

- Bueno, aceptaré la mitad de tu reino si quieres, pero no me enfadaré si me das la mano de tu hija y la mitad de tu tesoro como dote. Pero una cosa te pido: cuando me case invita a la boda a mis dos jóvenes compañeros Ilia Muromets y Alesha Popovich.

Y Tomás se casó con la sin par Zarevna, y celebraron la boda con tales banquetes y festejos, que a los convidados les ardía la cabeza dos semanas después.

Yo también estuve allí y bebí hidromiel y cerveza y me hicieron ricos presentes y el cuento ha terminado.

Alekandr Nikoalevich Afanasiev, folclorista ruso del siglo XIX.
Fuente:
http://jk-cuentos-populares.blogspot.com/2010/05/verlioka-cuento-ruso.html

Imagen
naufrago.lacoctelera.net

domingo, 27 de marzo de 2011

LA ISLA DEL TABACO





Una pareja de edad avanzada tenía un solo hijo, hermoso y alegre llamado Curisihuari. Un día, mientras la madre tejía una hamaca, el pequeño se colgó de la cuerda suspendida y la estiró. La mujer, enojada, lo empujó y el niño se echó a llorar.

La madre no le hizo caso y continuó su quehacer. El padre también oyó el llanto del niño, pero tampoco le hizo caso. Entonces Curisihuari, ofendido, se alejó del hogar.

Se había puesto el sol, y el niño no volvía. Los padres comenzaron a preocuparse.

-Vayamos a buscarlo –dijo el padre-; es tan pequeño que seguramente se ha perdido.

-La culpa es mía –agregó la medre-; con mi hosquedad lo he alejado de mi lado.

Durante un buen rato los dos esposos buscaron por la selva, y cuando ya era una noche oscura, por fin lo encontraron. Esta jugando tranquilamente con otro niño.

-¡Curisihuari! –exclamó la madre.

Al oír la voz, los padres del otro niño salieron de la cabaña e invitaron a entrar a los dos desconocidos.

La invitación fue aceptada, y los cuatro se pusieron a conversar animadamente.

-Es tarde –dijo finalmente el padre de Curisihuari-; volvamos a nuestra choza con el niño.

Salieron los cuatro y advirtieron que los pequeños habían desaparecido.

-¡Curisihuari! –llamó desesperadamente la madre.

-¡Maturahuari! –gritó la otra madre.

Empezó la búsqueda de los niños.

Pasó la noche, y al salir el sol las dos madres exclamaron al unísono:

-¡Allí están!

Efectivamente, los pequeños estaban jugando tranquilamente con otro niño. No parecían cansados; por el contrario, correteaban alegremente.

A las exclamaciones de las dos mujeres acudieron los padres del tercer niño, y todos iniciaron una agradable conversación. Cuando se volvieron en busca de las tres criaturas, éstos habían desaparecido.

-¡Cahuaihuari! –gritó la tercera madre-. ¿Dónde te has escondido?

Ahora eran seis los que buscaban a los niños. La búsqueda duró mucho tiempo. La segunda madre y la tercera la abandonaron, pero la primera pareja siguió buscando.

-Buscaremos también a vuestros hijos y os los traeremos –dijeron a las otras dos parejas.

Aquella búsqueda duró mucho tiempo. Parecía que los tres niños habían desaparecido para siempre.

Pasaron muchos años. Una mañana los dos progenitores, ya viejos, paseaban a la orilla del mar, cuando vieron que de las ondas salían tres bellos jovencitos que jugaban alegremente. Éstos se dirigieron hacia los dos ancianos con expresiones sonrientes.

La mujer reconoció inmediatamente a su hijo a pesar de los años transcurridos.

-¡Curisihuari! ¡Hijo mío! ¡Por fin te encontramos!

-Sí –contestó el muchacho-, soy Curisihuari. Mis amigos son Maturahuari y Cahuaihuari. Quisiéramos volver a nuestros hogares, pero ahora nosotros vivimos en el mundo de los dioses; no podemos volver a andar entre los hombres.

-¿Nunca más podremos volver a veros?

-Sí, podéis vernos quemando hojas de tabaco. Cada vez que lo hagáis, aparecerán nuestras figuras.

En el mismo instante los tres jóvenes volvieron a sumergirse en las ondas marinas.

Con el alma desolada, los dos ancianos volvieron a su choza.

-¡Hojas de tabaco!... –repetía el hombre-. ¿Qué será eso? ¿Dónde podré encontrar esa planta?

-Probemos quemando hojas de todos los vegetales. Alguna será la indicada –respondió la vieja.

El anciano siguió el consejo de su mujer. Recogió hojas de papaya, de algodón y de otros muchos vegetales, y las quemó. El humo de aquellas hojas no trajo a los jovencitos.

Los vecinos sentían compasión por aquellos dos ancianos, dedicados a hacer humareda con cuantas hojas encontraban.

Finalmente, el viejo fue a buscar a un hombre que tenía fama de conocer el nombre de todas las plantas existentes.

-Mi hijo me habló de hojas de tabaco –dijo cuando llegó a la choza del hombre sabio-. ¿Podrías indicarme cuál es esa planta?

-Sí –respondió el hombre-; Curisihuari tiene razón. La planta del tabaco existe, pero crece solamente en la isla de las Mujeres. A nadie permiten desembarcar en sus costas.

-¿Qué puedo hacer?

-Podrías mandar allá algún pájaro, y tal vez éste lograra traer en su pico alguna ramita de tabaco con semillas...

El hombre agradeció el consejo del viejo, pero siguió con la desolación en el alma. No era sencillo adiestrar un ave que fuera a la isla de las Mujeres y trajera una rama de una planta desconocida. Sin embargo, a poco andar se encontró con una garza que entendió el pedido y partió enseguida hacia la isla.

Pasaron algunos días y como la garza no volvía el hombre se convenció de que toda espera sería vana.

Todos se enteraron del motivo que llevaba al pobre viejo a quemar hojas. Un día un joven se presentó con una grulla y dijo al atribulado anciano:

-Es posible que la garza no sea suficientemente robusta como para llegar hasta la isla de las Mujeres. Mi grulla, en cambio, puede volar siete días seguidos sin cansarse.

El hombre agradeció, conmovido, y ayudó a la grulla a posarse sobre un escarpado escollo, junto al mar. Luego volvió a su choza lleno de esperanza. Ahora tenía una posibilidad.

Esa misma tarde un colibrí se acercó a la grulla y le preguntó qué hacía allí, sobre aquel escollo.

-Estoy descansando antes de emprender un largo vuelo. Mañana iré a la isla de las Mujeres y, si puedo, traeré una rama con semillas de tabaco.

-¡Ah, qué imprudencia! ¿No sabes que las guardianas de esa isla matan a flechazos a toda ave que se atreve a acercarse?

-Lo sé; pero he prometido aventurarme y mantendré mi promesa.

-Entonces yo iré contigo. Tal vez pueda serte útil.

No había salido el sol aún cuando el colibrí inició el vuelo. La grulla todavía dormía. Cuando se despertó emprendió el vuelo. En la mitad del viaje alcanzó al colibrí, pero vio que éste luchaba con las olas del mar. El pobre pajarito, cansado, no podía sostenerse en el aire. La grulla descendió y lo colocó suavemente sobre un ala.

Cuando llegaron a destino el colibrí dijo:

-Tú debes continuar el vuelo en torno a la isla, sin descender demasiado, pero llamando la atención de las guardianas. Mientras tanto, yo entraré en la plantación de tabaco y me procuraré una rama con semillas.

Cuando las guardianas de la isla vieron a la grulla prepararon sus arcos. La siguieron atentamente con la vista esperando que bajase para herirla. Entretanto, el colibrí arrancó una rama de tabaco con semillas.

Cuando el pajarito se posó de nuevo sobre una de las alas de la grulla inició el vuelo de retorno.

Es de imaginarse la felicidad del anciano padre cuando por fin tuvo en sus manos la semilla de tabaco. La echó en los surcos y atendió delicadamente el pequeño cultivo.

Cuando las plantas echaron hojas, éstas fueron arrancadas y secadas al sol. Luego el hombre las quemó y, en medio del humo, lleno de emoción, llamó a su hijo.

Curisihuari, Maturahuari y Cahuaihuari enseñaron a los hombres muchas cosas respecto al tabaco y fueron los protectores de las plantaciones.

“Ésta es la verdadera historia del tabaco”, dicen los indígenas de la ex Guayana venezolana, y todos los niños escuchan atentamente esta narración, que pasa de boca en boca y de generación en generación.

Fuente
http://www.bibliotecasvirtuales.com/

Imagen
tuxalapa.blogspot.com

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2011/03/mil-grullas-por-japon.html