En los montes y en los esteros de Corrientes cuentan que el Pombero es un hombre alto y flaco, cubierto con un grandísimo sombrero de paja, que recorre los lugares solitarios a la hora de siesta para proteger a los pajaritos de la selva.
Porque el Pombero sabe que los chicos del campo, justo a esa hora, suelen escaparse de sus padres -que, sobre todo en verano, duermen largas y profundas siestas- para cazar pajaritos.
Y si el Pombero se cruza con algún chico vagando con esa intenciones -¡que no lleve, por Dios, una honda o gomera en la mano, o colgada del cuello!-, primero trata de disuadirlo, cosa que por lo general consigue. Pero, si no lo logra, ¿es capaz de llevárselo, separándolo para siempre de sus padres!
Por eso los chicos que conocen al Pombero respetan a los pajaritos de la selva, para que sigan alegrando con su canto, más y más generaciones de chicos y de grandes.
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