viernes, 7 de agosto de 2009

TUPAC AMARU Y LA EMANCIPACIÓN AMERICANA



Los continuadores y vengadores de Túpac Amaru

Al amigo Ño Fernando
Vaya que lo llama un buey
Porque los tupamaros
No queremos tener Rey

(Copla anónima argentina durante la guerra de la independencia)

Tampoco lo ignoraron quienes se consideraron los continuadores de la rebelión Tupamara.

Así, Juan José Castelli, "el más peligroso tupamaro de la América del Sud" -según la policía secreta española en 1803- tendría el honor de conducir los ejércitos de la Revolución para vengar al Inca y redimir a los pueblos indios, hacia el Alto Perú.

Su accionar sería exitoso y altamente revolucionario en lo social, lo político, lo cultural y en la propia marcha de la Revolución. Sólo podría ser derrotado por la traición. Traición que incluyó el pacto con el general enemigo Goyeneche, llevado adelante por la alianza del saavedrismo con las burguesías del interior en la batalla de Huaqui.

Los criollos y españoles del Norte –y los comerciantes de Buenos Aires- estaban aterrados de perder su dominio sobre las encomiendas, obrajes, haciendas y mitas con mano de obra esclava o servidumbre india, que llevaba adelante Castelli, cumpliendo el Plan y las órdenes secretas de Moreno.

Saavedra era originario de Potosí, minero y terrateniente. El Deán Funes, miembro de la iglesia cordobesa, tenía una mirada sobre los indios, que era la del racismo hispano-católico.

Aquel sería también el pensamiento de Moreno, de su obra y de su estrategia, expresada sin ambages en el Plan de Operaciones.

Tanto Moreno y Castelli, como Bernardo de Monteagudo -su heredero más directo, uno de los jefes de la Revolución chuquisaqueña y refundador, luego de la derrota morenista, junto a San Martín, de la Logia Lautaro- eran hombres del Alto Perú que habían estudiado en Chuquisaca.
Castelli y Moreno habían trabajado como abogados –en distintos períodos- en el estudio de Agustín Gascón, defendiendo "indios pobres y abusados". Eran amigos de Ascencio Padilla y su mujer, Doña Juana Azurduy.

La tesis doctoral de Moreno –escrita luego de visitar los horrores de la bocamina de Potosí- se refiere exactamente a la "Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios en general y sobre el particular de Yanaconas y Mitarios". Sus instrucciones a Castelli y Belgrano son claramente indigenistas –indianas en el lenguaje de los Patriotas.

Tanto Belgrano, pero en particular Castelli, durante su gobierno del Alto Perú, librarían una verdadera redención india y una venganza concreta de la derrota de Túpac Amaru.

Castelli escarmentaría a los feroces explotadores españoles, simbolizados en el fusilamiento de Francisco De Paula Sanz, Nieto y Córdova, y en la deportación masiva de los españoles del Alto Perú hacia Buenos Aires (dejada sin efecto por la Junta, ya derrotado Moreno).

En estos hechos revolucionarios y redentores, radica la razón de la traición saavedrista. Son también, la causa del posterior arresto de Castelli, su enjuiciamiento y su ocultamiento por la historia oficial de ambos lados.

En su fervor indiano, se explica que Juan José Castelli sea uno de los execrados de nuestra historia, y que la oligarquía del Norte -la más esclavista, reaccionaria y racista de nuestro país- siga acusándolo de "hereje, impío, lujurioso y autoritario". No le perdonan su intento por vengar la memoria y retomar el programa de Túpac Amaru.

Igual sentido indiano, tuvo el accionar de Manuel Belgrano en sus campañas al Paraguay, a la Banda Oriental, y luego al Norte y al Alto Perú, donde apoyaría incondicionalmente a los ejércitos indios de los 105 caudillos altoperuanos, encabezados entre otros por -su secretario en la campaña del Paraguay- el héroe Ignacio Warnes, Manuel Ascencio Padilla, Juana Azurduy y Martín Miguel de Güemes, coordinados por Antonio Álvarez de Arenales. –uno de los sobrevivientes de la Revolución de La Paz de 1809.

El mismo sentido tendría Belgrano cuando propusiera en el Congreso de Tucumán –en acuerdo con San Martín y Güemes- la monarquía Inca –la vieja propuesta de Miranda-, coronando al hermano menor de Túpac Amaru, don Juan Bautista.

El proyecto, aprobado el 31 de julio de 1816, también incluía que la capital de las Provincias Unidas en Sud América –con ese nombre proclamó la independencia, el Congreso del 9 de julio de 1816- tuviera su lugar en el Cuzco y no en Buenos Aires.

El mismo ocultamiento racista también silencia la mirada indiana de la Revolución de Mayo.

La misma es distorsionada detrás de supuestos objetivos libre-cambistas, o de unidad de los españoles americanos y criollos, en una única Revolución Hispanoamericana, sin indios, o mejor dicho, con los indios siguiendo como esclavos, según la visión que algunos atribuyen a Saavedra y al Déan Funes.

No era, por cierto, ese el pensamiento del núcleo revolucionario central: Moreno, Castelli, Belgrano, Murillo y Monteagudo.
Ellos planteaban una revolución americana continental, agraria, nacionalista; con las masas indias en el centro de la escena y en completa libertad y restitución de sus derechos.

Ellos, y luego San Martín, Artigas, O’Higgins, Sucre, Güemes y Dorrego, intentarían juntar ambas revoluciones: la india, de emancipación social y redención; y la criolla, de liberación nacional e Independencia. Es decir una revolución popular-quasisocialista y otra burguesa. En términos actuales: "piquete y cacerola".

Tal como efectuara Belgrano, en la Banda Oriental, se designó a dos jefes: Artigas por los indios, mestizos, negros y mulatos (la chusma, la plebe) y Rondeau por la "gente decente". Quedaba claro en ese esquema belgraniano, que el jefe real del pueblo Oriental era Artigas (como lo señaló Moreno en el Plan de Operaciones), pero Don Manuel guardaba el lugar a la gente decente para tenerla adentro.

Pero la contrarrevolución saavedrista-rivadaviana eliminó a Artigas y dejó a Rondeau. La "revolución" sería sólo para la "gente decente", como aclararía después Vicente Fidel López.

Desde esta perspectiva de Revolución Social, que proclamaran Túpac Amaru primero y los Revolucionarios de Mayo a posteriori, es comprensible que no existiera en la historia mundial ningún documento similar al Plan Revolucionario de Moreno –aun cuando Gaspar Rodríguez de Francia, O’Higgins y San Martín, gobernarían con políticas muy parecidas a las propuestas por el Plan-, hasta el estallido de la Revolución Rusa y los escritos de Lenin y Trotzky, posteriores a 1920-22, cuando ambos desarrollaran sus trabajos sobre el desarrollo del capitalismo nacional en los países carecientes de burguesía industrial nacional.


Por Alberto Lapolla
agrolapolla@yahoo.com.ar
Ingeniero Agrónomo Fitotecnista (UBA)
Experto en Genética Vegetal
Historiador
Docente de la Universidad de La Matanza
Ex – Docente de la UBA
Autor de artículos y trabajos sobre la Problemática Agropecuaria Ambienta

Imagen
ctera.org.ar

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/07/tupac-amaru-y-la-emancipacion-americana.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/07/tupac-amaru-y-la-emancipacion-americana_29.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/08/tupac-amaru-y-la-emancipacion-americana_04.htmlhttp://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/08/tupac-amaru-y-la-emancipacion-americana.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/03/tupac-amaru.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2011/02/padilla-manuel-ascencio.html http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/09/bartolina-sisa.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/11/tupaj-katari.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/dia-internacional-de-la-mujer-indigena.htm

No hay comentarios: