martes, 30 de junio de 2009

EL DUENDE SOMBRERUDO



Relato Folclórico de Juan Carlos Dávalos



Es- dijo el indio viejo, de barbas de chivato,
Empezando la historia con su habitual recato-
Un hombre petiso, sombrerudo y lampiño,
Forzudo como un toro, travieso como un niño.

Oculta en los bolsillos de su calzón de pana,
una mano de plomo y otra mano de lana.
Pregunta a quien le halla cual es la que prefiere,
y si elegís de lana, con la de plomo hoz hiere.

El hace en la cocina que rebalse la olla;
Él aumenta en el tulpo la dosis de cebolla.

De acuerdo con el gato, su compadre y amigo,
echa en la leche pelos, se revuelca en el trigo,
a media noche muele maíz en el mortero,
encabrita la jaca y aventa el avispero.

A la hora de la siesta cuando el sol reverbera,
se aparece a los chicos debajo de la higuera.
A jugar les convida con palabras cordiales
Y en la frente les deja tremendos cardenales.

El sábado a la noche ronda la pulpería
y aporrea a los ebrios con pesada porfía.
Se enanca en el caballo, les hurta los pellones,
y el pan de las alforjas lo trueca por carbones.

El duende es el demonio del mal que muerde y pasa,
El que pudre los huevos, el que apedrea la casa.

Toda molestia viene de su maligna influencia
Y un solo medio existe para burlar su ciencia.

Se sabe –acabó el viejo de barbas de chivato-
Que el duende es un espíritu que tiene un gran olfato.
Para ahuyentarle es bueno, según decía mi abuela,
Cargar en los bolsillos algo que mucho huela.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/06/el-duende-sombrerudo.html

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