Dibujo de Christian Chiroque y José Medina Gutiérrez
La leyenda fundacional de la cultura incaica, es considerada como la primera y gran epopeya hecha historia, a partir de Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes son en este mito, la primera pareja de pobladores sagrados de estas tierras y los primeros incas que se establecen en ellas.
Los dos hermanos que se unieron en matrimonio, abriendo de ese modo el ritual de la unión del Inca con su hermana, la Coya; donde, es el Sol el donador de vida, quien, observando la deplorable condición de la humanidad, que solo parecía vivir para las guerras y para las fiestas, envió a su hijo Manco Cápac, y a su esposa hermana, Mama Ocllo, a la tierra para instruir a las
degradadas gentes en las artes de la vida civilizada.
Este Monarca Inca considerado como un Dios héroe, como un verdadero hijo del Sol y hermano de Pachacamac y Wiracocha, según cuenta la leyenda, tiene una gran afinidad con el mito que dio origen a la cultura Azteca; el de Quetzalcoatl, donde, Manco Cápac, se dedicó a fecundar la tierra con un bastón de oro que su padre el Sol le había dado y haciendo crecer las nuevas plantas, iba creando beneficios para la raza de los pobres mortales, para quines también iba dando forma a los ríos y arroyos, hacia brotar árboles, pastos y construía cómodas habitaciones en las que pudieran vivir con decencia.
Mientras, Mama Ocllo se dedicaba hacer su gran tarea, ya que era ella quien iba enseñando a las mujeres, las artes e industrias que les permitiera sacar todo el provecho posible a las riquezas que su hermano producía; así haciendo prodigios, la real pareja llego hasta un lugar en el que, con su mágico bastón de oro, señalo el centro del imperio, la futura ciudad y hoy el ombligo del mundo, Qosqo-Cusco.
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