miércoles, 3 de septiembre de 2008

QUINUA: GRANO DE ORO



Por Mabel Azcui

Bolivia guarda el banco de granos más grande del mundo.

Una fundación custodia éste que es el tesoro dorado de quechuas y aymaras.

Las panojas de quinua cambian de color según el tiempo de su maduración.

Quienes la conocen le calculan unos 10 mil años y aseguran que por ella no existía el hambre en el altiplano. Más bien, hombres muy fuertes dejaron el legado de su cultivo y su consumo a sus descendientes andinos. La quinua, originaria de las alturas de Los Andes y conservada por quechuas y aymaras, con sus 3.120 variedades, pinta el arco iris en las áreas de cultivo y su cosecha ha convertido a Bolivia en el primer productor mundial del grano.

Uno de los principales impulsores de la revalorización del consumo de quinua, Humberto Gandarillas (1920-1998), calculaba que la domesticación de la planta en la meseta andina tenía unos 10 mil años. Su consumo habitual fue comprobado por los arqueólogos, al encontrar quinua en las ruinas pre-hispánicas.

La conquista española y los prejuicios contra los alimentos originarios como la quinua, el amaranto y la maca ocasionaron su paulatino desuso y fueron reemplazados por aquellos granos introducidos de Europa como el trigo y la cebada.

Los agricultores andinos conservaron las semillas y continuaron su cultivo en pequeñas parcelas, sabedores de la enorme riqueza que encierra la quinua.

Así, hasta casi el último tercio del siglo XX cuando un puñado de bolivianos redescubrió el valor del grano e impulsó con decisión su estudio científico, el mejoramiento de algunas variedades como la quinua “sajama” y la expansión tanto de los cultivos como del consumo entre los bolivianos.

El banco más grande

En Bolivia se encuentra el banco de germoplasma que guarda 3.120 variedades de quinua, la mayor gama en todo el mundo, además de otras, como la cañahua, de la que se han reunido 770 accesiones, y el amaranto, con 51 variedades, que están cuidadosamente conservadas y custodiadas por la Fundación de Promoción e Investigación de Productos Andinos (Proinpa), que trabaja estrechamente con el Sistema Nacional de Recursos Genéticos para la Agricultura y la Alimentación, dependiente del Ministerio de Agricultura.

El banco de germoplasma de granos alto andinos tendrá, en un tiempo más, un edifico propio en la comunidad de Quipaquipani, situada a unos 20 kilómetros de Viacha, donde también se encuentran cultivos experimentales, que tienen el objetivo de lograr nuevas variedades en función de las necesidades de los agricultores.

Otras parcelas se destinan a “refrescar” las semillas del banco y en otros campos se trabaja con los comunarios, con quienes los agrónomos intercambian experiencias y consideran las ventajas de determinados granos para su comercialización o mejor uso culinario, dice el ingeniero Raúl Saravia, responsable técnico de las parcelas.

La estación experimental ampliará su trabajo de registro de la huella genética de cada una de las variedades que tiene el Banco y servirá fundamentalmente para proteger el germoplasma boliviano de la quinua de la voracidad de algunas empresas extranjeras que, en el pasado, intentaron vanamente patentar la quinua como suya.

Entre las tres mil variedades de quinua, se trabaja con unas 15 accesiones que han logrado la preferencia de los agricultores y de los consumidores por su sabor más suave y contenido menor de saponina.

Los cultivos se han extendido hasta 35.700 hectáreas, principalmente en el altiplano norte, central y sur, y la producción alcanza a un promedio de 23.200 toneladas métricas, de las que un 65% es para el autoconsumo y el 35 %se destina al mercado boliviano. Los productores de quinua exportaron 2.800 toneladas por un valor de más de tres millones de dólares a Europa y Estados Unidos, según datos de José Luis Soto, responsable del área de Socioeconomía y Género de Proinpa.

Un cultivo estratégico

Las culturas prehispánicas demostraron que la quinua era un cultivo muy importante para sus pobladores.

En este tiempo puede considerarse como estratégico en la política de seguridad alimentaria.

La cosecha es muy cuidadosa para evitar cuerpos extraños en la quinua.

Es un grano que satisface todos los requerimientos en cuanto a nutrición. Tiene proteínas, grasas, carbohidratos y minerales, y otros aminoácidos como la lisina, isoleucina, treonina, triptofano y valina, cuyo balance aumenta la calidad de la proteína, de acuerdo a las investigaciones realizadas por universidades latinoamericanas y un comité de expertos de la FAO en el año 1973.

La quinua es, en zonas salinas del sur boliviano, el único cultivo y está entre los principales en otras regiones del inmenso altiplano boliviano, cuyos pobladores, a la vez productores, están considerados entre los más pobres del país. Según las cifras de la fundación Proinpa - Regional Altiplano, al menos unas 40.000 familias tienen cultivos de quinua.

El arco iris altiplánico

En la época de maduración, los cultivos de quinua pintan el altiplano de hermosos colores, bajo un cielo azul o de plomo oscuro con amenazantes nubes de lluvia. Las panojas, como se llama a la floración aglomerada de la quinua, adquieren matices amarillos, dorados, rojos intensos casi llegando al negro, rosados suaves, malvas, lilas y verdes intensos. Y agitadas por el viento, pareciera que forman coloridas olas sin más orilla que el fin de la parcela.

Las parcelas comunitarias logran variedades de interés para el agricultor.

La quinua es una planta de la que se aprovecha todo. Los tallos rojos o amarillos tienen mucha fibra y, como el grano, son buenos para los animales: ganan peso y producen más leche.

Las hojas tiernas de la planta permiten preparar sopas y ensaladas y, tras sacar el grano de las panojas, la cascarilla que envuelve a cada quinua se la quema y, con ella, se elabora la “pasa” o lejía, utilizada en la masticación de coca.

Es conocido el alto poder nutritivo y el contenido de proteínas vegetales que tiene el grano, generalmente color crema, aunque se encuentra en otros matices como el café, el negro, blanco, rojo, amarillo y la “mixtura”, porque en una panoja se pueden encontrar varios colores.

El tamaño es grande, mediano y pequeño.

El trabajo concertado de instituciones bolivianas y extranjeras ha permitido que en los últimos años se lancen nuevas variedades comerciales de quinua.

La última de ellas es la “kurmi”, llamada así por la montaña del mismo nombre en el área de cultivo, que no tuvo un lanzamiento internacional debido a los bloqueos de marzo.

Es una variedad dulce, no tiene saponina, de grano grande con el que puede hacerse sopas, repostería, hojuelas y jugos con frutas.

Esta variedad fue creada especialmente para los cultivos del altiplano norte y central. Una más o menos similar, la “k'osuña”, es apta para las tierras y condiciones del altiplano sur.

Ambas plantas tienen panojas púrpuras hasta la floración y, luego, el color cambia a anaranjado o rosado y termina en amarillo dorado en su madurez.

La quinua “jacha grano”, lanzada en junio del 2003, ha mostrado su resistencia a algunas de las plagas más frecuentes y su fácil adaptación a las tierras de cultivo, pero, principalmente su rendimiento, un gran atractivo para su comercialización, de más de una tonelada por hectárea.

La “chucapaka” es una variedad que tolera bien el frío y se adapta a todo tipo de suelo. “Los campesinos dicen que esta quinua no escoge el suelo”, destaca el ingeniero Saravia. Su rendimiento es también mayor al promedio de otras variedades, de 800 kilos por hectárea, pues se cosecha más de 1.200 kilos. Los productores la prefieren por su grano mediano y porque las sopas y la ph'isara salen muy bien.

La luz de los colores

La quinua, con su impresionante colorido, suele convertirse en luz para los quechuas y aymaras, pues les indica sencillamente cuáles serán las condiciones del tiempo para el año agrícola y, asimismo, qué le depara el futuro a la familia.

El grano es también muy valioso en el uso medicinal, tanto como en el alimenticio.

El grano de dos colores, verde y rojo, conocido como “mixtura”, suele utilizarse en fiestas religiosas y en las mesas de ofrenda, explica Alejandro Bonifacio, ingeniero agrónomo que lleva 22 años dedicado a la investigación de la quinua y a su cultivo en el altiplano.

Las gamas de colores resaltan en el altiplano de Viacha, donde está Proinpa.

El pronóstico de la actividad agrícola para un próximo año se denomina Yapu, mientras que se llama “urqu urqu” a la costumbre de adivinar la suerte que tendrá la familia y se efectúa coincidiendo con la fiesta de Corpus Christi. Soto dice que para esa fecha la familia confecciona galletas, o k'ispiñas, con figuras de animales. El cabeza de familia se coloca de espaldas a la vivienda y lanza hacia atrás y al techo las galletas. Si amanecen húmedas, con rocío, el año será bueno. Si alguna se rompe significa que puede haber enfermedades con riesgo de muerte entre alguno de los familiares.

El grano de quinua tiene diversas formas de uso para combatir las afecciones hepáticas, las anginas y la cistitis.

Es un analgésico dental y tiene la cualidad de ser antiinflamatorio y cicatrizante. Puede que por ello se aplican emplastos de quinua negra, combinada con algunas otras plantas, para curar las fracturas de huesos.

Donde mayor placer produce es, sin duda, en la boca. La gama abarca desde lo salado hasta lo dulce. Además de sopas de quinua, las laguas o cremas, la ph'isara —el grano retostado y hervido como el arroz—, puede degustarse con carnes asadas, con azúcar y canela molida.

Muy pocas plantas alimenticias ofrecen tan diversos sabores y son útiles desde el tallo hasta el fruto. Pocas pintan de colores el altiplano como la quinua, el grano de oro.

Fuente: Diario Digital La Razón
URL: http://ea.gmcsa.net/2005/04-Abril/20050408/Rev_escape/Abril/esc050403a.html
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Nota: La Quinua Real es un producto natural de Bolivia, tiene como nombre científico CHENOPODIUMQUINOAWILLD, planta cultivada en el altiplano boliviano desde la época de los Incas, es de tipo quinopodíacea pseudo cereal, que produce una semilla comestible pequeña de 2.63 mm. De diámetro, grano redondo semiaplanado de color blanco amarillento.

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