Es un pez que se encuentra en toda América, desde Venezuela hasta Argentina.
Es de un magnífico color dorado, excepto en la cabeza -que es verde oliva- y en el vientre -que es anaranjado-. Con manchas negras y bordes amarillos, su piel está protegida por grandes escamas, e incluye una aleta dorsal en la mitad del cuerpo.
Se han capturado especimenes de hasta 25 kilos, pero es más común dar con peces de hasta 20 kilos.
Esta especie se encuentra en el norte de Corrientes, Santa Fe, Río Paraná y en el Río de la Plata, donde busca sus afluentes para desovar.
EL DORADO Y EL SOL
En tiempos remotos, casi al comienzo de la Creación, el Sol era un inmenso disco de oro. Todo él brillante y dorado, encendiendo de luz y calor el mundo que nacía.
Como era redondo, viajaba infatigablemente por el firmamento, dejando que la noche llegase cuando él ya se había ido.
Tupá lo había hecho hermoso. Orgulloso del Astro Rey, creó la Tierra y las Aguas y las pobló.
Fue así como el Paraná corrió a raudales por la tierra, llenándose de peces.
El sol del amanecer aparecía puntualmente, se asomaba sobre el río, desparramaba su dorada luz sobre las aguas, haciendo que los peces salieran a admirarlo.
Pero tan soberbio andaba, mirándose tanto en el espejo del río, que terminó con forma de pez él también.
Ara-Abá era el guerrero más valiente de la tribu. Su lanza era certera. Su arco, cuando él lo tensaba, lanzaba una flecha segura.
Junto con los jóvenes de su grupo, salían de correrías que siempre terminaban en comida abundante para la tribu.
Ese día, afilando sus armas junto al río, escuchó que todos corrían buscándolo.
-¡Ara-Abá!, algo pasa.
-¡¡Algo pasa!!
Y entonces le mostraron el sol que se reflejaba en el agua: parecía un inmenso dorado hamacándose entre las nubes.
A ese pez espléndido había que derribarlo para atraparlo.
Todos los arqueros dispararon sus flechas. Una y otra vez, tantas y tantas ascendieron al cielo, que alcanzaron al sol.
Esa lluvia de flechas llegó hasta él. El astro se retorció, rodó sobre sí mismo para desprendérselas, pero ya estaban fundidas en su cuerpo.
Y dice la leyenda que el sol no pudo jamás quitarse esas flechas y que ellas son los rayos que tiene ahora el astro rey.
NOTAS
Tupá: en la mitología guaraní Tupá es la Deidad Suprema. El principio del bien. Dios.
Ara-Abá: tiene distintos significados. Ara es tiempo, estación, era, período, firmamento, cielo. Lo alto por excelencia. Y Abá, el indígena, el hombre como persona. Podría traducirse como "persona encumbrada".
Paraná: su nombre es traducido como "Pariente del Mar", o "Padre del Mar", por otros.
Dorado: Salminus maxillosus. Los guaraniés lo llaman "pirayú" (pira: pez, yú: oro, dorado). Su nombre proviene de su hermoso color amarillo naranja. Es dorado en los flancos y blanco en la zona ventral.
Tiene escamas. Es una presa cotizada entre los pescadores, no sólo por su buen porte (hay ejemplares que han llegado a pesar cerca de 30 kg), sino por lo exquisito de su carne. Es un predador nato y se alimenta preferentemente de sábalos, bogas, mojarras, etc.
Su fama de glotón al que toda comida le es poca, ha dado pie a otra leyenda.
Graciela Pacheco de Balbastro
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