domingo, 15 de febrero de 2009

WASICHU (o was'chu)

Término despectivo lakota con el que se definía a los blancos que mostraban su ambición por las tierras y bienes nativos. Textualmente puede traducirse por “el que acapara la sustancia” (”avaro”, “codicioso”)

Inicialmente no era aplicado a todos los recién llegados; tan sólo a los que demostraban su intención depredadora, arrebatando vidas o propiedades indias.

Con el tiempo es fácil comprender que la expresión se generalizara para describir a todos los blancos.

"Wasichu", pues, no era inicialmente una expresión racista que con el que se pretendiera abarcar a cualquier blanco recién llegado. Era la descripción de una actitud.

La memoria de muchos lakotas refleja una y otra vez ejemplos desgarradores, mantenidos generación tras generación.

Alce Negro (1.863 - 1.950) cuenta en sus memorias, publicadas por primera vez en 1.932, el contraste ente dos modos tan diferentes de concebir al mundo.




"Yo nunca había visto un Wasichu -por entonces no sabía a que se parecía uno-, pero todos decían que los wasichus estaban a punto de llegar y que van a apoderarse nuestro país y expulsarnos a todos y que no nos quedaba otro remedio que morir luchando.

Hasta ese momento, estábamos contentos en nuestra tierra; rara vez pasábamos hambre.

"Los de dos patas" y "los de cuatro" vivíamos juntos -casi como parientes-. Había bastante para ellos y para nosotros.

Pero cuando llegaron los wasichu construyeron pequeñas islas (reservas) en las que encerraron tanto a "los de cuatro patas" como a nosotros.

Y esas islas se vuelven cada vez más pequeñas ante los mordiscos de codicia de los wasichu.

Tenía diez años aquel invierno (1.873) cuando vi por primera vez a uno de ellos.

Mi primera impresión fue pensar que todos los wasichu parecían enfermos.

Tuve miedo y la sensación de que podían empezar a atacarnos en cualquier momento.

Con el tiempo me fui acostumbrando a su presencia.

Aun recuerdo cuando los búfalos eran tantos que no podían contarse, pero los wasichu los fueron matando, dejando a su paso un montón de huesos esparcidos. No los mataban para comer, lo hacían por dinero -que les vuelve locos-.

Los mataban para hacerse con su piel, despreciando el resto. A veces, ni siquiera por eso: sólo por sus lenguas.

He oído que sus barcos de fuego (barcas a vapor) bajaban por el Missouri cargados hasta los topes con lenguas secas de búfalo.

Pero en ocasiones ni siquiera era ése el motivo.

Mataban por placer, porque les gustaba hacerlo.

Cuando nosotros cazamos matamos sólo lo que necesitamos".

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