lunes, 27 de octubre de 2008

EL CADÍ Y LA VENDEDORA DE JABÓN

El cadí de Maharra atiende a Abû Zayd (1334)



Un cadí convocó a una reunión pública a toda la ciudad.

-Voy a proponeros un enigma –dijo-, y todo el que no sepa explicármelo será decapitado:

“Hay un árbol muy elevado que tiene doce ramas, y cada rama treinta hojas, y cada hoja cinco frutos”.

Todos se retiraron tristes a esperar el día siguiente. Un vendedor de jabón dijo a su hija al entrar en su casa:

-Hija, prepara lo mejor que tengas.

-¿Por qué, padre?

-El cadí nos ha propuesto este enigma –y se lo contó.

-Padre, la solución es fácil: el árbol es el mundo, las ramas los meses, las hojas los días, y los frutos las cinco oraciones diarias que manda el Corán. Cuando mañana quiera el cadí cortaros la cabeza dile que oiga la explicación del enigma.

Al día siguiente el cadí dijo al jabonero:

-Veamos qué dices.

Y éste le dio la solución verdadera.

-¡Por mi turbante que tienes que decirme quién te lo ha explicado! –preguntó el cadí.

-Señor, ha sido mi hija.

Y el cadí, volviéndose a la concurrencia, dijo:

-Vosotros sois testigos de que yo compro a esa muchacha.

Venta, cosa vendida, comprador y propietario son sinónimos en la Kabilia de matrimonio, esposa y marido.

-Señor –contestó el padre-, yo soy un pobre jabonero y vos sois nuestro cadí. ¿Cómo vais a comprarme a mi hija?

Pocos días después el cadí envió un regalo a su desposada. Era un camello cargado de harina, otro cargado de dinero y otro de manteca. Los enviados del cadí encontraron a la muchacha sola en su casa; descargaron los camellos, y ella les sirvió de comer.

-¿Por qué en el camino habéis montado en los camellos? –les preguntó.

Ellos se miraron en silencio.

-¿Dónde está tu hermano? –preguntaron luego a su vez.

-Ha ido a jugar y a que le peguen.

-¿Dónde está tu madre?

-Ha ido a ver lo que jamás se ha visto.
-¿Dónde está tu padre?

-Ha ido a echar agua al agua.

Al despedirlos les dijo:

-Decid a vuestro señor que las aguas han disminuido en el mar y las estrellas en el cielo.

Llegados a presencia del cadí le dijeron:

-Señor, habéis comprado una mujer loca.

-Y ¿por qué es loca?

-Porque hemos ido a su casa; hemos descargado los presentes, y, enseguida, nos ha preguntado por qué habíamos montado en los camellos a mitad del camino... Nosotros le hemos preguntado: “¿Dónde está tu hermano?” y nos ha dicho “Ha ido a jugar y a que le peguen”.

-¡Claro! –interrumpió el cadí-. Ha ido a jugar con los muchachos.

-“¿Y tu madre?”, le preguntamos: “ha ido a ver una cosa jamás vista hasta ahora”.

-Es que ha ido a ver a un recién nacido –añadió el cadí.

-“¿Y tu padre?”, volvimos a preguntar: “Ha ido a echar agua al agua”, nos dijo.

-Ha ido a abrir su molino – concluyó el cadí-. ¿Y por eso decís que está loca?

Además, al volver nos ha encargado decirte “que las aguas han disminuido en el mar y las estrellas en el cielo”.

-¡Por mi turbante! –exclamó el cadí-. Devolvedme lo que habéis robado en el camino.

-Señor, perdónanos –respondieron los criados-. Nosotros creíamos que esa dama sólo era una vendedora de jabón.

Entregaron lo robado, fueron de nuevo a casa de la novia y se la llevaron al cadí con todos los presentes. Él la instaló en su casa. Al día siguiente de las bodas le dijo:

-Toma lo que más te guste de toda mi casa y vete a casa de tus padres.

-¡Bien! –contestó la recién casada-. Antes te prepararé unos dulces.

Y presentó a su esposo unos pastelillos sazonados con opio. El cadí comió la mitad y se aletargó. Su mujer le encerró en una caja, llamó a sus esclavos y les dijo:

-Llevad esto a tal sitio; lo manda el cadí.

Llegada a su casa, poco después que la caja de su esposo, mandó abrirla y despertarlo.

-¿Quién me ha traído aquí? –exclamó asombrado el cadí.

Su esposa le contestó:

-Me has dado permiso para traerme lo que más me gustase de tu casa, y te he traído a ti, porque te prefiero a todo...

-¡Bien! –repuso el cadí-. Manda en adelante en mi casa, que yo seré tu esclavo.


Cuento de la Kabilia

Fuente: http://www.bibliotecasvirtuales.com/
Imagen: esacademic.com


Nota

Kabilia es una región montañosa del norte de Argelia. Sus habitantes la llaman Tamurt n Leqbayel ("Tierra de los kabiles") o Tamurt Idurar ("Tierra de montañas").
Un cadí es un juez de los territorios musulmanes, que aplica la sharia. La palabra cadí significa juzgar y comparte acepción con caíd, aunque se diferencia en que el caíd además de juzgar podía ejercer de gobernador de la ciudad.

http://es.wikipedia.org/

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