viernes, 3 de octubre de 2008

LA MADRE VIEJA Y LA SERPIENTE DE LAS SIETE CABEZAS





De la alegórica serpiente de la madre se relatan varias historias fantásticas.

Una de éstas cuenta de la existencia de una serpiente de siete cabezas; según la tradición popular, este ofidio monstruoso tiene las cabezas en la Madre Vieja, que es una laguna con vegetales y desechos en estado de descomposición, donde las babas y otros acuáticos son testigos silentes de sus grandes misterios.

La punta de la cola se encuentra justamente en el altar de la Iglesia Santa Bárbara.

Cuenta la leyenda que cuando la serpiente se remueva, invirtiendo su posición, cuando su enorme cabeza esté en el lugar donde hoy permanece su monumental cola, se produce, inevitablemente, el hundimiento de la Iglesia de Santa Bárbara de Arauca.

Otra versión, menos difundida, cuenta que en la Laguna de la Madre Vieja, ubicada detrás del Colegio Nacional Simón Bolívar, vive desde hace muchos años un ofidio enorme que tiene siete colosales cabezas, una de las cuales, la más grande, está en todo el centro de la laguna.

Las seis cabezas restantes se encuentran repartidas en diferentes lugares de la ciudad. Una en el barrio unión por toda la avenida León y Valencia. La otra, que es descomunal, se encuentra frente a la base militar. La cuarta cabeza se dice que está en la confluencia de las avenidas Rondó y León y Valencia. La quinta, la han visto por detrás del cementerio municipal. La sexta habita, según cuenta la tradición, en la vía que une los barrios meridiano 70 y San Carlos.

El sitio donde se encuentra la séptima cabeza es un verdadero misterio, unos dicen que en el barrio el zamuro y otros aseguran que en las chorreras, aproximadamente 100 metros antes de llegar al Pedro Nel Jiménez, que es uno de los barrios periféricos de esta hermosa ciudad.

El enorme cuerpo de este ofidio se extiende por toda la avenida principal y la punta de su cola se encuentra justamente en el altar de la Iglesia Santa Bárbara.

Se dice que si continúa la contaminación de la laguna, se devasta progresivamente el ecosistema y se destruye finalmente su hábitat, la serpiente buscará ponerse a salvo cambiando de posición. En ese preciso momento se hundirá, irremediablemente, la Iglesia Santa Bárbara de Arauca y toda la avenida principal.

Catedral Santa Bárbara de Arauca


Para sacar la serpiente hay que arrojarle, el Viernes Santo, un ramal de anzuelos con siete niños sin bautizar.

En Arauca, se oye decir con frecuencia “el forastero que bebe agua de la Madre Vieja se queda aquí para siempre”, para matizar el encanto de la tierra y la hospitalidad de su gente.


Tomado del libro:
De la tradición y el mito a la literatura llanera.
Tercera edición: corregida y ampliada
Autor: Temis Perea Pedroza
Arauca, Colombia

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