sábado, 23 de octubre de 2010

CACHEUTA Y LAS AGUAS MÁGICAS

TERMAS DE CACHEUTA
Mendoza, Argentina



Lo que se cuenta sucedió en el año 1532. Unos hombres llegaron y colocaron detrás de las casas unos aparatos.

¡Eran cañones! Pero los indios no lo sabían.

También asustaban un poco los caballos que traían los blancos y que ellos tampoco habían visto antes.

Todo el pueblo estaba reunido frente a la plaza. Y los soldados y los altos jefes indios haciendo guardia de honor para que pasara Atahualpa, el emperador de los incas.

Recibirá allí mismo a Pizarro, el jefe blanco, y a su gente para saber qué querían en sus tierras.

Atahualpa no quiso rendirse a los extraños y los blancos lo atacaron. Todo el pueblo estaba aterrorizado. El estruendo era terrible.

Retumbaban en la plaza los cañones y las otras armas de fuero.

Era tanto el ruido que parecía que la tierra iba a estallar. Atahualpa fue hecho prisionero. Encerraron a Atahualpa en una habitación, y, desde ese momento, lo único que deseó el jefe de los incas fue recuperar su libertad para defender sus dominios.

¡Pero no sabía cómo! ¡Imposible escapar de allí!

Por eso, un día que Pizarro fue a visitarlo le dijo: -Si me dejas en libertad cubriré con oro el piso de esta habitación, y te lo daré.

Pizarro no podría creer que hubiera tanto oro, y se quedó mudo de asombro.

Atahualpa pensó que le parecía poco. Entonces señaló con la mano la pared, hasta aquí.

No, más arriba de su cabeza: ¡hasta aquí!

Y levantando su mano todo lo que pudo, dijo: -Llenaré este cuarto de oro, hasta esta marca que aquí hago. Pizarro no lo podía creer.

¡Toda una habitación llena de oro!

¿Es que los incas tendrían tanto?

¿Sería verdad? -Está bien, dijo-; si me das todo ese oro te dejaré en libertad.

-Entonces Atahualpa mandó mensajes a todas partes. A todos sus vasallos. Hacia el norte. Hacia el sur. Hacia el este y el oeste. -Hay que reunir todo el oro que sea posible. Hay que traerlo de todos lados. Todo el oro, todas las cosas de oro, decía el mensaje.

-¡Todo el oro de los incas para salvar al Hijo del Sol!

Y los mensajeros corrieron, corrieron. Atravesaron ríos, subieron y bajaron montañas. Y volvieron a subir. Y volvieron a bajar.

Oro, oro para libertar al emperador. Los mensajeros llegaron a todos lados, y también a las tierras donde gobernaba el cacique Cacheuta, los valles de las montañas altas, donde ahora se encuentra Mendoza.

Cacheuta, que quería mucho a su soberano, rápidamente empezó a reunir todo el oro que había en el valle. Y no solo Cacheuta. Todos los habitantes del lugar buscaron los objetos de oro, las piedras con oro, los cachorros, los adornos y cuanta cosa hubiera del rico metal, para enviársela al prisionero.

Luego lo puso todo en unas grandes bolsas de cuero y cargó un montón de llamas con ellas.

Cacheuta reunió as sus mejores guerreros, a los más altos jefes y a los más fieles vasallos. Y poniéndose él mismo al frente del grupo inició la marcha rumbo al Perú.

Los blancos no esperaron que llegara el oro, y mataron a Atahualpa.

Pero como se enteraron que Cacheuta iba caminando al Perú con su preciosa carga, un grupo de blancos fue a esperarlo.

Muy poco camino había recorrido Cacheuta cuando alcanzó a ver a los blancos escondidos. Cacheuta adivinó lo que querían, y rápidamente dio la orden:

-¡A esconder el oro! –

La orden fue cumplida, y cuando los blancos atacaron no había una sola bolsa de cuero sobre las llamas.

-¡La lucha fue terrible! Resonaba en las montañas el estallido de las armas de fuego.

Los indios no podían defenderse con sus lanzas y cuchillos. Uno de los primeros en caer fue el cacique Cacheuta.

Pero lo que le contaron después al indiecito Illapa fue realmente maravilloso. Algo de casi no creer.

Cuando terminó la lucha, los blancos fueron a buscar el oro.

Buscaban por aquí, buscaban por allá. Pero nada, nada.

¡No podían encontrarlo!

¿Dónde estaba el oro? ¿Dónde?

Los indios lo habían escondido muy bien.

Siguieron buscando, revolviendo y revolviendo las piedras.

¡Hasta que lo encontraron! ¡Allí estaba! ¡El codiciado oro!

¡Y cuánto, cuánto era! Pero cuando fueron a tomarlo con sus manos, grandes chorros de agua brotaron como por arte de magia.

¡Agua! ¡Sí, agua caliente, bien caliente!

Los blancos huyeron asustadísimos, para no quemarse de arriba abajo.

Dicen que fue el espíritu de Cacheuta, que, ayudado por el dios Inti, convirtió el oro en agua.

Un agua calentita, calentita, con el color maravilloso que le dio su padre el Sol. Y más valioso que el mismo oro, porque cura muchas enfermedades.

Para los lugareños, estas aguas son el símbolo de la solidaridad humana, simbolizan la hermandad de los pueblos por su libertad.

Desde entonces, se brindan generosas a los que se bañan en ellas para cuidar sus males.


Fuente: CUYO, Supersticiones y creencias

viernes, 22 de octubre de 2010

LAS GRANDEZAS DE QUERÉTARO


Escudo de Armas Querétaro

La muy noble y la muy leal ciudad de Querétaro, ha sido siempre entre todas las que pueblan esta septentrional América, una de las más hermosas, grandes, opulentas, floridas y agradables; por eso ha sido en todos tiempos reputada por la tercera de este continente.

Cuenta su primer población en la gentilidad, por los años de 1446 en el que el tlatoani de México, Moctezuma Ilhuicamina, primero de este nombre, juntamente con las provincias de Jilotepec y Huichapan, la redujo a la comarca mexicana, fortaleciéndola como frontera y término de su imperio, con guarniciones militares de sus Aculhuas, contra los insultos de los michoacanos y chichimecas.

Fue conquistada por el insigne cacique Don Fernando de Tapia, de nación otomí, el 25 de julio de 1531, por intersección del apóstol Santiago, a quién según tradición antigua, vieron firme y constante, en el aire, los combatientes; con una cruz roja y resplandeciente a su lado, con cuya visión respiraron los ánimos de los españoles, que ya casi desfallecían en la batalla.

Del mismo color y singular hermosura de aquella cruz hallaron los nuestros, cuatro piedras en la loma que vulgarmente se llama de Sangremal, y de ella formaron, el año de 1531, una cruz con su peana, que hasta hoy esta colocada con todo culto y veneración en el altar mayor del Colegio Apostólico de Misioneros Franciscanos de esta ciudad.

De aquí le viene el grande y honroso título de la ciudad de Santiago de Querétaro, que tiene por escudo de armas y timbre de sus grandezas, una cruz a quién el sol sirve de pedestal, con dos estrellas a los lados, abajo la imagen del Apóstol Santiago, con otros jeroglíficos de la antigüedad y sobre este el escudo de armas reales, abrasado todo con el insigne toisón de oro, con que la han querido distinguir nuestros católicos monarcas.

Fuente: http://eloficiodehistoriar.com.mx/2008/10/04/leyenda-de-la-batalla-del-sangremal/

Nota:

El Estado de Querétaro es uno de los 31 estados en México. Se encuentra en el Centro del país en la región conocida como Bajío. La Capital de Querétaro es Santiago de Querétaro.

Sus límites son con San Luis Potosí, Guanajuato, Hidalgo, Estado de México y Michoacán. Tiene 18 municipios y su ciudad más importante es Santiago de Querétaro, con 596,450 habitantes (717,281 en la zona conurbada).

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/fiesta-de-la-santa-cruz-de-los-milagros.html

jueves, 21 de octubre de 2010

EL NIÑO ALCALDE

Imagen del Niño Jesús Alcalde



Se cuenta que San Francisco Solano salió un día con la cruz y el violín a recorrer caminos, y encontró en un pajal, una hermosa imagen del Niño Dios, que le sonreía al mirarlo.

Lo levantó y con todo cuidado lo llevó a su casa.

Al poco tiempo le dieron la noticia de que miles de indios, de diferentes tribus, venían hacia la ciudad de La Rioja para destruirla.

Tomó al Niño Dios y al violín y se dirigió a la quebrada de Los Sauces a esperarlos, se sentó, colocó al Niño Dios a su lado, y se puso a tocar una melodía con su violín.

Las notas de la canción atravesaron las laderas de los cerros a través de las solitarias cumbres.

Era una música suave, melancólica, y tan triste..., que se oía a gran distancia.

Hasta los pájaros habían callado ante el embrujo de aquellas notas.

Llegaron los indios, avanzando muy despacio, para no quebrar aquel encanto.

Se detuvieron lejos del Santo y poco apoco se fueron acercando hasta tocarlo.

El Santo siguió con su melodía embelesándolos. Y cuando vio que con su arte había ganado el respeto de los indígenas, dejó de tocar y levantando al Niño Dios sobre sus hombros, les explicó lo que representaba y pidió su nombramiento como alcalde, es decir de gobernador de la ciudad, a quien debían obedecer en sus mandatos, y dicen que desde entonces lleva el nombre de Niño Alcalde.

Se cuenta que San Francisco Solano ese día bautizó a nueve mil indios, y que los restantes volvieron en paz a sus tiendas, con la promesa de no alzarse nunca contra el Niño Dios.

Esta leyenda es del Noroeste argentino (La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy)

miércoles, 20 de octubre de 2010

LA LAGUNA DE GUATAVITA Y EL DORADO


En el departamento de Condinamarca, Colombia, se halla la laguna de Guatavita, a 80 km de Santa Fe de Bogotá.

En 1537, el conquistador español Jimenez de Quesada descubre a un pueblo, de etnia chibcha, que habitaba cerca de la laguna de Guatavita. El zipa, el jefe de la tribu, era conocido también como el cacique de Guatavita, cuya esposa era la cacica de Guatavita.

En torno a la relación de ambos personajes con la laguna habría de nacer la leyenda del Dorado.

La cacica de Guatavita se hastió un día de las orgías de su esposo y de su afición a la chicha, una bebida embriagante de maíz fermentado. Se enamoró entonces de un atractivo guerrero. La cacica fue sorprendida mientras se unía sexualmente a su amante. Escapó entontes con su hija, que acababa de abandonar su vientre, y se arrojó al agua. Allí, madre e hija perecieron ahogadas. El cacique, entristecido, perdonó a su esposa infiel. Y entonces inició un especial ritual durante el cual se arrojaban, a la laguna, esmeraldas y oro, y se entonaban plegarias y oraciones.

El propósito de la ceremonia era rogar a la cacica que yacía en el lecho de la laguna para que pidiera a los dioses prosperidad y bonanza para su pueblo.

La cacica adquirió el rango de diosa que moraba en lo profundo de la laguna.

En el día dispuesto para el ritual, una gran balsa orlada de centelleantes adornos acogía al cacique de Guatavita.

Al llegar al centro del estuario, el jefe indígena se quitaba su manto y su vestido y se arrojaba a las aguas.

Al regresar a la adornada embarcación, su cuerpo empapado era espolvoreado con oro en polvo.

De la garganta del jefe tribal nacían oraciones y cánticos. Luego, introducía nuevamente su anatomía en el agua. Acto seguido, los sacerdotes lanzaban a la laguna vasijas y joyas de oro, relumbrantes como el fuego solar, para que oficiaran de ofrenda a los dioses que vivían en lo hondo del sagrado espejo líquido.

Al concluir el ritual, el cacique recuperaba su aspecto habitual y regresaba a la ribera con su balsa. Pero a su regreso, la realidad se había transformado porque ahora los dioses se mostrarían generosos para con el pueblo del cacique.

La ceremonia luego se transformó en la leyenda de un gran tesoro, El Dorado oculto en algún sitio de la geografía americana. Esto espoleó la ambición española y el anhelo de arrebatar aquellas riquezas que nunca fueron halladas.

La única fortuna fácilmente ubicable es la del cristalino rostro de la laguna de Guatavita y la memoria de su pasado ritual.

Esteban Ierardo
http://www.temakel.com/geosagradalagunaguatavita.htm

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/02/el-dorado.html

martes, 19 de octubre de 2010

EL ENORME HUEVO CÓSMICO

Imágen Pangu


Existen distintas versiones del mismo mito, pero todas ellas coinciden básicamente en la presentación de una misma idea: encontramos un mito, que como muchos otros, nos lleva a la forma de caos preexistente, a un Universo original sin definir (el huevo cósmico), donde reside un ser superior (P'an-Ku), de cuya acción y sacrificio procede nuestro Universo (ordenó el mundo y al romperse el huevo, P'an-Ku murió).

La primera mención de esta leyenda, la encontramos en el libro de Xu Zheng en el Periodo de los Tres Reinos (220-265 d. C.).

En la cultura china este mito está muy arraigado, incluso hay una frase hecha a partir del mismo: «Desde que P'an-Ku creó el cielo y la tierra», para significar desde hace mucho tiempo.

En una de las variantes del mito encontradas, se nos relata que al principio, los cielos y la tierra eran solamente uno y todo era caos.

El Universo era como un enorme huevo negro, que llevaba en su interior a P'an-Ku.

Tras 18.000 años P'an-Ku se despertó de un largo sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los cielos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra.

P'an-Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P'an-Ku creció con ellos.

Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P'an-Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos.

El relato sigue contando cómo Pan-Ku falleció y distintas partes de su organismo, se transformaron en elementos de nuestro mundo.

Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus miembros, se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos.

Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra.

En otras versiones del mito de P'an-Ku, sus lágrimas fluyeron para convertirse en ríos y el resplandor de sus ojos se transformó en el trueno y el relámpago. Según esta interpretación, cuando P'an-Ku estaba contento brillaba el sol, pero cuando estaba enfadado negras nubes cubrían el cielo.

También la aparición del ser humano, se explica en este mito de P'an-Ku, ya que según algunos relatos, las pulgas y los piojos que P'an-Ku tenía en su cuerpo, se convirtieron en los antecesores de la humanidad.

En otras interpretaciones P'an-Ku es descrito como el gigante chino que nació como un enanito dentro del primitivo huevo cósmico. La parte superior del huevo formó los cielos (Yang) y la parte inferior formó la Tierra. P'an Ku creció diez pies por día y empujó la cáscara del huevo un poco más y un poco más.

Entonces, transcurridos 13.000 años (en vez de los 18.000 de las versiones anteriores) P'an-Ku estalló. Sus ojos se convirtieron en el sol y la luna (en esta parte sí coincide con otros relatos); su cabeza se transformó en las cuatro montañas sagradas (en otras versiones son cinco); su sangre dio lugar a los mares y los ríos; de su pelo se formaron los campos y los árboles; su aliento se transformó en el viento, su sudor en la lluvia y su voz en el trueno. Las pulgas que vivían en su cuerpo eran los antecesores de los seres humanos.

Encontramos una variante de este mito que nos relata que P'an-Ku se formó a partir de los cinco elementos, y que él creó la tierra y el cielo con el cincel y el martillo.

La tradición taoísta suele representar a P'an-Ku como un ser primitivo velludo que lleva un gran martillo con el cual rompe la roca primigenia.

Algunos estudiosos consideran que su origen está en el sur de China o en el sureste asiático y hay zonas del sur de China donde el culto a P'an-Ku todavía pervive, levantándose multitud de templos y pabellones en su honor.

Entre esos pueblos, donde la leyenda de P'an-Ku está muy extendida, P'an-Ku es representado como un ser con cuerpo de hombre y cabeza de perro y se le conoce con el nombre de rey Pan. En una de esas leyendas, se cuenta que P'an-Ku se casó con una princesa como recompensa por traer la cabeza de l rey Fang al rey Gao Xin, quien había prometido la mano de su hija a quien le trajese la cabeza de su enemigo, y fue P'an-Ku quien realizó tal empresa. Pero la princesa no quería ser vista con aquel ser, con cuerpo de hombre y cabeza de perro, y se mudaron a las lejanas montañas del sur de China. Allí pudieron vivir felices y tuvieron tres niños y una niña.

Como se señala anteriormente, los relatos coinciden en múltiples detalles, pero también contienen datos diferentes, sin embrago en todos ellos apreciamos que es P'an-Ku el creador del Universo y que nuestro mundo existe gracias a su sacrificio. El huevo cósmico donde se formó P'an-Ku es un claro ejemplo de la idea de caos primitivo (el «enorme huevo negro», mencionado en la primera versión expuesta de este mito). En el mito de creación de P'an-Ku también encontramos la idea de la formación de la tierra y el cielo a partir de la separación de la materia original y primitiva. Por otro lado, esta leyenda china recuerda al mito nórdico del gigante Ymir, ya que en ambos casos, la tierra, el cielo y otros elementos de la naturaleza (la lluvia, los árboles...) surgen como restos corporales de esos seres primitivos.


Bibliografía
MIRCEA ELIADE
Historia de las creencias y de las ideas religiosas/ Mircea Eliade.-1978.-
Madrid, Ediciones Cristiandad. (4 vol.)
http://www.cervantesvirtual.com/historia/th/cosmogonia_china.shtml
REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS
http://www.um.es/tonosdigital/znum12/secciones/tintero%20E-Los%204%20cuentos%20chinos.htm

lunes, 18 de octubre de 2010

EL MUQUI



Cuenta la leyenda que en los socavones de las minas que pertenecían a la compañía Cerro de Pasco Copper Corporation, algunos mineros percibían la presencia de un ser diminuto y gracioso, el cual les jugaba algunas bromas a los que descansaban plácidamente en horas de trabajo, escondiéndoles sus pertenencias, pintándoles la cara con hollín, y haciendo muchas travesuras en aquellas minas.

Pero cierto día un minero anciano, visiblemente desgastado por el trabajo, contó que aquél que lograse atrapar al enano, tendría la posibilidad de pedirle el oro que éste guardaba en su escondrijo:

¡Es el Muqui! -Gritó en forma mística el anciano.

¡Pero cuidado! advirtió de repente; ¡No hay que hacer ningún trato con él! ¡Es muy astuto el bandido!

¡Si que es un bandido! gritaba el viejo minero mientras se alejaba riéndose como un demente.

Pasó mucho tiempo, tal vez semanas, tal vez años, hasta que aquel rumor llegó a los oídos de Octavio, un joven minero, recién casado y que llevaba un mes en la empresa. Octavio, llegaba cada semana a su casa, donde conversaba con su mujer siempre de lo mismo:

-¿Sabías que el Muqui tiene bastante oro?

¿Cuántos años tendrá el Muqui?

¿De dónde sacará todo ese oro el condenado enano?

Y así cada semana, el Muqui era el tema de conversación más resaltante.

Pero las conversaciones se volvieron ideas y las ideas se volvieron sueños y los sueños se convirtieron en obsesión; hasta que Octavio empezó a urdir un plan para capturar al Muqui y con él a todo su oro.

Ya los mineros congeniaban de manera amistosa (aunque sin verlo) con el Muqui, ellos le dejaban un poco de coca y cigarrillos en algún rincón de la mina a cambio de que éste no los haga víctimas de sus travesuras.

El Muqui recogía los regalos (o mejor dicho el pago respectivo) de manera tan misteriosa que absolutamente nadie sabia como ni cuando se aparecía. Pero para Octavio, en quien el Muqui se había convertido en su obsesión, ese ya era un problema resuelto.

Octavio había decidido atrapar al Muqui aquella noche, para lo cual se fue a hacer guardia junto a los regalos que ese día le dejarían los trabajadores al pequeño ser, en lo más profundo del socavón. Se tapó con una manta negra dejando una pequeña abertura para sus ojos. La zona estaba iluminada por una pequeña antorcha, la cual le daba un aspecto más misterioso aún a aquella situación. Esperó una, dos, cinco horas y nada; pero ya cuando bordeaban las cuatro de la madrugada, Octavio, quién se había echado a dormir, sintió un gran peso sobre su espalda y aún sin moverse abrió totalmente sus ojos y se quedó quieto escuchando.

¡Era el Muqui! ¡Y estaba revisando la bolsa sentado sobre su espalda!

¡Este es el momento!

-Se dijo Octavio para sí-

Entonces se levantó de improviso, trató de atrapar al Muqui con su manta, pero, cayó de bruces sobre el piso, mientras el Muqui se reía como loco, burlándose del pobre Octavio.

-¡Anda, ponte de pie! gritó el Muqui. Octavio se levantó y así con la poca luz de la antorcha pudo ver al Muqui.

-Tayta Muqui, quiero un poco de oro.

-Fue lo primero que imploró Octavio.

-¡Pues trabaja! -Respondió irónicamente el enano.

-Verdacito, necesito el oro, porque...porque...

Ya, porque mi esposa está enferma.

-¿¡Y su enfermedad se cura con oro!?

-Es que las medicinas están muy caras y en la mina te pagan poco.

-¡Pues consigue otro trabajo! seguía burlándose el Muqui.

-Por favor señor Muqui dijo Octavio mientras se acercaba lentamente al enanito burlón y de un felino salto, pudo cogerlo de las manos, forcejearon muy poco pero muy duro y por fin, ahí en el suelo envuelto en la manta oscura estaba Octavio, sí el Muqui lo había atrapado a él.

-¿¡Así que querías oro, no!? Le resondró el Muqui, mirándolo con cierta ironía.

Mencionó el Muqui algunas palabras en quechua arcaico y se alejó riendo como siempre, como un loco.

Mientras envuelto en la manta oscura, un gran bulto de oro en forma humana, descansaba en el suelo. La esposa de Octavio, cansada de esperar y llorar, se fue a vivir a La Oroya, donde cada noche tenía un sueño muy raro: un extraño resplandor la llamaba a través de un túnel profundo y se despertaba sobresaltada cuando en el mismo sueño escuchaba una risa vesánica, demente... pero esa, ya es otra historia.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/03/el-muqui-o-muki.html

domingo, 17 de octubre de 2010

SAN IGNACIO DE LOYOLA




Tradiciones populares


San Ignacio de Loyola tuvo una gran devoción a la Virgen, especialmente en dos de sus advocaciones: Nuestra Señora de Montserrat y Nuestra Señora de la Guía, esta última venerada en Manresa. Fue tanta la devoción que le despertaron estas dos imágenes cuando las visitó, que la tradición popular señala a la Virgen como la impulsora para que él se consagrara a la vida religiosa.

Hay muchas leyendas que se atribuyen a San Ignacio de Loyola, de entre muchas, destaca esta que te explico por su curiosidad. Se dice que un día que Ignacio pasaba por la calle Sobre-roca de Manresa, encontró un chaval que lloraba amargamente, al lado de un pozo, porque le había caído una gallina al fondo y temía que su madre lo pegara. El santo se acercó al borde del pozo y bendijo el agua. Al cabo de un instante, el nivel del agua subió hasta llegar por debajo del mismo borde del pozo... lógicamente, el niño pudo coger la gallina con toda facilidad y lo más importante: ¡viva!
¡¡¡Solamente hubiera faltado que en aquél instante hubiera puesto un huevo como agradecimiento!!!

¿Será por esa leyenda que los niños también le pueden pedir amparo?

Tal y como ha comentado nuestro amigo Santiago Thió, San Ignacio fue militar, es por este motivo que en algunos países los militares lo tienen como patrón, aunque recuerda que el abogado de los militares por excelencia es San Martín de Tours.

Curiosa es una de las protecciones a la cuál podemos recurrir si invocamos a este santo, es contra la presencia de lobos.

Dice una tradición que nuestro pobre Ignacio se hallaba en la montaña de noche y que escuchó unos fuertes aullidos de lobos. De pronto se le apareció una manada de estos "simpáticos" animalitos que al verlo se pusieron a jugar con él como si fueran perritos.

Otra versión de esta leyenda cuenta que Ignacio, al verlos, marchó corriendo y que los lobos le siguieron, pero éstos se cansaron después de horas y horas persiguiéndole.

Sea como fuere, mucha gente de la montaña ha invocado a lo largo de la historia a este santo contra la presencia de lobos.

Existe también la tradición de "El Agua de San Ignacio". Antes, más que hoy, era costumbre el día de su fiesta (31 de julio), que en las iglesias donde existía un altar dedicado a él, se bendijera agua, a la cuál se le atribuían efectos prodigiosos. En Brujas (Bélgica), en 1839 cesó el cólera después de una bendición en un altar.

Otras protecciones: a parte de invocar a San Ignacio contra la presencia de lobos, también le podemos pedir ayuda contra los piojos y las pulgas, animalitos con los que muy frecuentemente tuvo que convivir.

También por los remordimientos de conciencia y contra la fiebre, una enfermedad, ésta última, que a menudo padecía. Lógicamente, es el patrón de todos los hermanos jesuitas y de todos aquellos que realizan ejercicios espirituales.

Con el permiso de San Nicolás, también los niños le pueden pedir protección.