Imagen recreada de Ix-Chel, diosa Maya del parto cuya placenta se representa como una tela de araña, de cuyo centro surge el cordón umbilical, o hilo, que une al hombre con el resto del universo.
Ix-Chel, es también la diosa de las tejedoras, así como de la caza y la guerra.
Ix-Chel, es también la diosa de las tejedoras, así como de la caza y la guerra.
Diosa de la luna, del agua y de la fecundidad femenina, representada como una vieja mujer endemoniada.
Algunos investigadores opinan que su nombre deriva de las palabras con que supuestamente se definió ante los hombres:
"Itz en Caan, itz en muyal"
("Soy el rocío del cielo, soy el rocío de las nubes").
("Soy el rocío del cielo, soy el rocío de las nubes").
Pero también parece que significa "casa de la iguana" y, conforme a esta idea, habría cuatro Itzamná, correspondientes a las cuatro direcciones del universo.
Una leyenda:
En el inicio cuando los dioses eran mortales, existía una bella princesa llamada Ixchel. Había muchos hombres que la pretendían entre ellos un joven llamado Itzamná.
Un día llego un príncipe de otro imperio, para rendir tributo por la victoria en batalla de la gente de Ixchel y en cuando la conoció se enamoro de ella.
La gente del pueblo le dijo que Itzamná la pretendía y que al parecer ella empezaba a caer ante el entonces desde que el conoció a Itzamná reñían por el amor de Ixchel.
Su hermana mayor; Ixtab, decidió que pelearían hasta que uno de los dos muriera, el sobreviviente quedaría con Ixchel, pero Ixtab desconocía que Ixchel estaba enamorada de Itzamná.
Itzamná iba a vencer pero su oponente le hirió por la espalda con juegos sucios y murió.
Ixchel al ver morir a su amado corrió del lugar y encomendando su alma a Ixtab, se quito la vida.
Ixtab maldijo a aquel que con juegos sucios mato a Itzamná, y nadie sabe lo que sucedió con él, ella a quien su hermana encomendó su alma al morir, paso a ser la Diosa del Suicidio.
Las almas de las doncellas de la princesa guiaron a los enamorados al cielo y así Itzamná pasó a ser el Dios Sol, e Ixchel, pasó a ser su esposa y la Diosa Luna.
En agradecimiento y como una prueba de su amor por Ixchel, Itzamná dividió en día y noche y a la noche le dio brillo con las almas de esas doncellas que son las estrellas más brillantes.
Se dice que en cada Fuego Nuevo la diosa Ixchel renace del fuego y permite a las doncellas enamorarse y dar como fruto de ese amor un hijo, es por eso que también es considerada diosa del parto y la fertilidad.
La gente del desaparecido pueblo Xcaret cree que cuando un alma de noble corazón muere se convierte en una estrella, por eso en cada fuego nuevo, le ofrecen una ofrenda para que la diosa perdone lo que hubieran hecho para enojarla y aspirar a convertirse en una de las estrellas que iluminan su camino.
Fuente: México Lindo y Querido
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