El felino es asociado en el texto de Huarochirí al arco del cielo, además, se reconoce el origen del Arco Iris, en la historia cósmica, durante dicho periodo.
La narración explica lo siguiente: "y entrando al lugar señalado vieron que llevava alrededor de la cabeça del león uno como arco del cielo" (Ávila 1604: fol.125.R).
Al igual, hemos hallado en casi todos los textos una especial vinculación entre el jaguar, la potencia celeste, la cabeza y el agua.
De igual modo hemos advertido la afinidad del felino a los poderes del inframundo, en las manifestaciones artísticas.
En los keros, por ejemplo, el artista une la imagen del Arco Iris al felino.
A su vez, dentro de la propia composición artística, frecuentemente, el arco del cielo alberga una escena de lluvia. En estos casos se aprecia claramente como el arco del cielo se abstrae en esa compleja bipolaridad de esencias, y evoca tanto rasgos inframundanos, caracterizados por el jaguar, como rasgos celestes, caracterizados por el agua que cae del cielo, por la lluvia.
Si bien se ha destacado la importancia de la serpiente bicéfala en párrafos anteriores, se hace necesario anotar algunas características del felino, pues explican el fenómeno del Arco Iris.
El jaguar es una deidad ctónica que manifiesta en su ser las fuerzas internas de la tierra, como se aprecia en el dibujo realizado por Juan de Santa Cruz Yupanqui.
Algunos investigadores han asociado (Imbelloni y Kauffaman), los felinos que aparecen en los keros, en las extremidades del cuerpo del arco iris, con la representación del qhoa.
Esta imagen felina es un ser mítico, llamado también oscollo, titi, amaru, vinculada a los fenómenos atmosféricos.
En la gran mayoría de los keros (4) las escenas se desarrollan en el interior del arco iris.
Siendo el kero un recipiente para los líquidos, nosotros especulamos con la idea de que se podría estar aludiendo a escenas vinculadas con el mundo acuífero, con el hurin pacha.
Así, comprendemos que se relacionen, igualmente, dichas escenografías, con representaciones agrarias, pues el Arco Iris, aparece cuando cae la lluvia fertilizadora en los campos.
Este felino es el portador que suministra las lluvias, un desdoblamiento de la deidad que domina los fenómenos atmosféricos.
En los textos coloniales el Arco Iris era provocado por la potencia de Supay, que lo levantaba desde los manantiales, boca por la cual la Pachamama expulsa su fertilidad.
Al igual en la actualidad se conserva la misma percepción (de la Torre 1994: 63).
Todas las formas de agua emergen o son paridas por las colinas, por los manantiales, por los caminos que surgen del inframundo, consecuentemente están relacionados con el hurin pacha.
Así, los fenómenos que se ocasionan y están asociados al fluido vital, como el Arco Iris, fueron percibidos como manifestaciones del inframundo.
Pero, además, el Arco Iris es un elemento que surge gracias a la ayuda del Sol, consecuentemente, es una forma de manifestación tanto del Inframundo como del Mundo Celestial.
Posee cualidades de las regiones celestes, pero es un fenómeno principalmente acuático, "es percibido como una señal de que la entidad Shapi está intentando tomar, conquistar el cielo, pertenencia absoluta de la entidad Amito" (de la Torre 1994).
Por otra parte, la amaru, no bicéfala, como agua terrestre, era personificada por los cuerpos de agua como los lagos o los ríos; y, además, con el rayo.
Estos fenómenos meteorológicos, junto a determinados animales y plantas, se podrían agrupar en un subconjunto caracterizado por aquellos seres que poseían un especial interés en la cosmovisión centro andina.
Así, hemos apreciado que algunos animales han sido elegidos para representar el plano celeste, como el cóndor, y otros el inframundano, como el jaguar.
Algunas plantas están íntimamente relacionadas con el mundo celestial, como el árbol, y otras con el hurinpacha, como la villca.
Para Mercedes de la Garza la serpiente bicéfala en forma de U, en el área maya, evoca a la luna, a la cueva, y a las fauces de la serpiente, asociada a su vez al agua y a la fecundidad de la tierra.
De igual modo desde las primeras manifestaciones de arte en la zona centro andina se aprecia como la serpiente bicéfala aparece asociada al plano celestial, al arco iris.
Podríamos generalizar y decir, consecuentemente, que el reptil, céfalo o bicéfalo, está inseparablemente relacionado con la mayoría de los fenómenos meteorológicos.
A su vez, la serpiente, tanto en el plano celeste, como en el terreno, se puede fusionar con otros animales.
Este complejo sistema transmutativo de las formas sagradas conlleva un sistema de cosmovisión, que mencionaremos brevemente.
La polaridad de la serpiente bicéfala ha sido entendida por los investigadores como la representación de la lucha de contrarios, de las dos fuerzas que rigen el cosmos en continua batalla.
La representación material de esta pugna se hace palpable durante la estación seca y la estación lluviosa (de la Garza 1984: 175).
La serpiente está íntimamente ligada con el tiempo de lluvias, por lo que pensamos que de ese característica intrínseca proviene, además, su asociación al Arco Iris.
El fenómeno multicolor es producto de la fusión de la lluvia y del sol.
Al ser fruto de estas dos formas sagradas posee, como hemos señalado con anterioridad, un complejo sistema de valores.
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