Érase una vez, cuando Brahmadatta reinaba en Benarés, el Buda se reencarnó como su hijo y heredero del trono.
Cuando llegó el día de decidir su nombre, le llamaron príncipe Brama-datta.
Y creció poco a poco como todos los niños; y cuando tenía dieciséis años, fue a Takkasila, y llegó a ser un experto en todas las artes.
Después de que su padre muriera, él ascendió al trono, e introdujo nuevas normas llenas de rectitud y de eficiencia. Realizó juicios justos, donde no había odio, ni ignorancia, ni miedo. Desde que él reinaba con justicia, los ministros también administraban la ley con justicia.
Los juicios se decidían con justicia y no había testimonios falsos. Así pues los litigios y los tumultos de la población cesaron en los juzgados del reino. Aunque los jueces estaban sentados y esperando todo el día en el juzgado, terminaban el día sin haber recibido a nadie solicitando justicia.
Y al final, se acabó por tener que ¡cerrar el salón del juzgado!
El futuro Buda pensó, "No puede ser que habiendo tanta rectitud y tantas normas en mi reino no haya juicios ni sentencias; el jaleo y el bullicio ha cesado, y el salón del juzgado está a punto de cerrar. Debo, por tanto, hacer un análisis de mis propios defectos; y si encuentro que algo está equivocado en mí, dejaré todo y practicaré sólo las enseñanzas de la virtud."
Desde entonces, el buscó y solicitó que le dijeran sus fallos, pero alrededor de él no encontró a nadie que le diera una respuesta, sólo encontraba alabanzas.
Después pensó, "Es por miedo que estos hombres dicen sólo cosas buenas de mí, no cosas malas," y buscó a personas que vivían fuera del palacio.
Y no encontrando ahí nadie que le diera ninguna respuesta, buscó a personas que vivieran fuera de la ciudad, en los suburbios. Tampoco encontró a nadie en los suburbios, sólo escuchaba alabanzas, así que decidió buscar fuera de la ciudad, en el campo.
Así pues dejó a los ministros al mando de su reino, y organizó su carro llevando sólo consigo al conductor, y saliendo de la ciudad disfrazado. Penetrando en el campo, más allá de los límites de la vista, no encontró ninguna persona crítica que le dijera ningún fallo, y sólo escuchaba virtudes del rey; entonces se dio la vuelta desde las más lejanas fronteras y regresó por la carretera principal hasta la ciudad.
Durante ese mismo tiempo el rey de Kosala, que se llamaba Mallika, también había puesto normas llenas de rectitud y eficacia en su reino; y buscando algún fallo propio, no encontró a nadie en el palacio que le dijera alguno y sólo escuchaba virtudes. Por lo tanto buscando por lugares del campo a alguien que pudiera decirle algún fallo, se encontró en la misma carretera principal que el rey Brahmadatta, y justamente en el mismo punto. Los dos carros se iban a juntar, uno enfrente del otro, y cuando se acercaron se dieron cuenta que no cabían los dos juntos en la carretera.
Entonces el conductor del rey Mallita le dijo al conductor del rey de Benarés, "¡Saca tu carro fuera del camino!"
Pero el otro conductor le respondió, "No, saca el tuyo del camino, en este carro va el rey de Benarés, el gran rey Brahma-datta."
Y el otro le respondió, "En este carro, va el señor del reino de Kosala, el gran rey Mallita. ¡Saca el carro fuera ahora mismo, y haz sitio para nuestro rey!"
Entonces el conductor del rey de Benarés pensó, "Ellos dicen entonces que ellos llevan también un rey, ¿Qué debería hacer?"
Después de pensar un rato se dijo a si mismo, "se la manera, preguntaré cuantos años tiene, y sabiendo eso, el más joven será el que se apartará."
Y cuando llegó a esta conclusión, le preguntó al conductor cuantos años tenía el rey de Kosala.
Pero descubrieron que los dos reyes tenían los mismos años.
Entonces debatieron sobre la extensión de sus reinos, sobre su ejército, sobre su riqueza, su fama, su castillo y familia.
Y descubrieron que los dos señores tenían reinos de la misma extensión, así como su ejército, su riqueza, su fama, incluso su castillo y su familia eran similares.
Entonces pensaron, "Lo haremos de la manera más justa."
Y se preguntaron, "¿Cuál de los dos reyes tiene mayor rectitud?"
Entonces se buscó a ciertas personas del reino de Kosala, y proclamaron las virtudes, la bondad de su rey pronunciando estos versos:
Al fuerte él lo derrota con fuerza,
El bien conquista con bondad,
Y con bondad derrota al bondadoso
Así como al malvado con maldad
¡Así es la naturaleza de este rey!
¡Muévete del camino, conductor!
El bien conquista con bondad,
Y con bondad derrota al bondadoso
Así como al malvado con maldad
¡Así es la naturaleza de este rey!
¡Muévete del camino, conductor!
Pero el conductor del rey de Benarés le preguntó, "Bueno, ¿Nos habéis contado todas las virtudes de vuestro rey?
"Si" respondieron los otros.
"Si esas son sus virtudes, ¿Dónde están entonces sus fallos? Ya que más parecen fallos que virtudes" Les replicó.
Los otros dijeron, "Bueno, podrían ser errores si así lo queréis! Pero habría que ver las virtudes de tu rey."
Entonces el conductor del rey de Benares escuchando su corazón les respondió con estos versos:
"La ira él conquista con la calma,
y con bondad la maldad;
la mezquindad la conquista con regalos,
y a los mentirosos con verdad.
¡Así es la naturaleza de este rey!
¡Muévete del camino!,
dijo el conductor"
y con bondad la maldad;
la mezquindad la conquista con regalos,
y a los mentirosos con verdad.
¡Así es la naturaleza de este rey!
¡Muévete del camino!,
dijo el conductor"
Y cuando él hubo dicho esto, tanto el rey Mallika como su conductor se apearon del carro.
Y cogieron a sus caballos y movieron su carro del camino, haciendo sitio al rey de Benarés.
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