Cuentan que cuando en 1.536, don Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires, los españoles tuvieron que rodear la ciudad con un cerco para protegerla de los ataques de los indios.
Con la amenaza de terribles castigos, las autoridades prohibieron a los habitantes salir del cerco.Pero al poco tiempo se les terminó la comida y empezaron a morirse de hambre.
Una mujer española, llamada Maldonado, no quiso que ésa fuera su suerte, y un día cruzó el cerco y escapó de la ciudad. Caminó y caminó hasta encontrar una cueva junto a un arroyo. Y allí, cansada y hambrienta, se desmayó.
Fue entonces cuando de la oscuridad surgió una feroz hembra de puma, que dejó caer junto a la mujer un pedazo de carne que le había sobrado. Cuando
Se asomó de la cueva y vio a la puma, que estaba echada y a punto de dar a luz. Como el parto parecía difícil,
Pero un día en que
En la ciudad la enjuiciaron por haber traspasado el cerco de protección, y la condena que le impusieron fue terrible: la ataron a un tronco al costado del arroyo para que se la corrieran las fieras.
Allí permaneció
La mujer, que esperaba la muerte, sintió de pronto la caricia de una lengua áspera lamiéndole los pies.
Al cabo de tres días, los españoles volvieron al arroyo. Encontraron a la mujer custodiada por una puma, que los atacó en cuanto se acercaron. Tuvieron que hacer disparos al aire para ahuyentar al animal.
La condena no se cumplió. Si las fieras no habían podido, ningún hombre lo intentaría. Desataron a
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