En la cultura maya los Aluxes son una clase de duendes.
Se les describe como seres pequeños de piel clara, con todas las características de los adultos, pero de talla inferior a la de los niños.
Los aluxes son guardianes de un templo de piedra en el centro de la ciudad perdida en la selva donde habitó la civilización maya.
LOS ALUXES
En las noches cuando los hombres se entregan al sueño hay criaturas que salen al mundo.
Los Aluxes brotan a la luz de la luna. Pocas personas los ven, porque son ágiles, ligeros y traviesos.
Su vida es un continuo jugar.
Les gusta chapotear en las aguas, siempre están sonrientes y con ganas de desconcertar a los humanos.
Si de casualidad topan con gente empiezan a molestar con travesuras, tiran piedras y esconden pequeños objetos.
Con sus risas descontrolan la serenidad y si se asustan, son capaces de armar una algarabía mayúscula.
En esos momentos hay que permanecer tranquilos a sabiendas de quién se trata.
Hay que tener paciencia y tratarlos con bondad.
Si se hace, se tiene asegurado el porvenir.
Las noches no se van a ver inquietadas con la idea de que un mal viento pueda arrasar la casa. Ellos van a estar allí para protegerla.
O que una plaga de ratones termine con el maíz del granero.
Los Aluxes no lo permitirán.
Pero si alguien piensa que se trata de animales o de malos espíritus y trata de ahuyentarlos se vengarán bailando en la milpa hasta destruir los sembradlos o armarán tal alharaca que la quietud de las noches se perderá para siempre.
Desde tiempos inmemoriales han convivido hombres y Aluxes. Como no los vemos en el día no hay una idea clara de cómo deben ser tratados.
La tradición nos dice.
Hay que regalarles comida y cigarrillos, o poner fuego, después de sus juegos en el agua tirita de frío. Colocar una jicarita con miel o pozol. Son golosinas que los pierden.
Redituarán al ser que los atiende con cuidados hacia él, su familia y sus campos.
ADAPTACIÓN MARKO CASTILLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario