Esta leyenda difundida en la Pcia de Mendoza, Argentina, ha tenido su origen en el extraño aspecto que presenta el cerro "La Tumba del Indio", en el Valle de los Molles, y que asemeja el cuerpo yacente con la cabeza mirando hacia el este.
Cuentan los lugareños que hace muchisimos años vivía en la región un indio cuya bondad y nobleza le hicieron famoso en toda la comarca.
Poco a poco fue regalando hasta a los mismos cristianos que acudían a solicitar su ayuda toda hacienda, quedando de esta manera con unas pocas ovejas.
Como cada vez se sentía mas envejecido, abandonó el llano y con ellas fue a vivir a un cerro, desde el que podía distinguir su antigua morada.
Un día, los habitantes del valle, sorprendidos vieron que en lo alto del cerro como un centinela erguido, aparecía la figura del indio en piedra.
"Dicen los viejos que el dios de los Indios Buenos, cuando vio que las energías de su elegido habían decaído, apago su vida en una noche de luna, y llevo su alma ejemplar a un lugar que solo El conoce, pero dejó en el cerro su cuerpo convertido en piedra para que perdurara a través de los siglos y sirviera de enseñanza fecunda para los que quisieran seguir el ejemplo de su vida"
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