sábado, 11 de septiembre de 2010

LA HUENCHULA



La Huenchula era hija única de un matrimonio que vivía en las cercanías del lago Cucao.

Era una muchacha muy admirada por todos los habitantes de la aldea vecina, por su hermosura y simpatía. Sus padres la adoraban. Era ella quien realizaba todas las actividades hogareñas ya que la madre, una famosa machi, dedicaba gran parte de su tiempo a labores propias de su profesión.

Un día, al regresar de su cotidiana faena de transportar agua desde el lago cercano, manifestó a su madre su desagrado por este trabajo; no por el esfuerzo que el mismo le demandaba, sino por el temor que le producía la presencia de un raro animal, con ciertas formas de lobo y de hombre, que desde las aguas la contemplaba, cada vez con mayor insistencia.

La madre, mujer acostumbrada a oír las ficciones y cuentos de sus clientes, no le dio importancia ni crédito. Pensó que se trataba de las propias fantasías de la muchacha, quien con su viva imaginación las hacía reflejar en el agua; así pues le indicó que siguiera cumpliendo sin temor sus tareas y desechara esas fantasías que podrían alterar su mente. Estos argumentos no convencieron a la Huenchula, quien temerosa continuó sus viajes al lago, y siguió contemplando la misma visión cuya realidad no le merecía duda y a la cual, poco a poco, fue perdiendo temor.

Una tarde, al agacharse para llenar su "chunga" (vasija) en las aguas del lago, el misterioso animal alargó una mano, tomando suavemente la suya. El contacto de esta mano fuerte y suave la sobrecogió de espanto y todo su cuerpo fue presa de un fuerte escalofrío. Esta impresión se esfumó rápidamente ante la mirada tierna, humilde y suplicante del raro animal y se transformó en una atracción irresistible hacia él. Y a pesar de que no hablaba, sólo emitía una especie de balido, ella comprendió claramente sus intenciones, se dejó atraer y ambos, siguiendo las aguas del lago que bajan por el río, se perdieron hasta llegar al fondo del Océano Pacífico.

En casa de la Huenchula todo era intranquilidad por la demora de la muchacha, siempre tan puntual en sus quehaceres.

Ante esta situación, resolvió la madre salir en busca de su hija, dirigiendo sus pasos hacia las orillas del lago, pero no encontró a la niña. En cambio, sus ojos espantados contemplaron que la "chunga" con la cual la Huenchula acostumbraba a transportar el agua estaba llena de un líquido rojo idéntico a la sangre. La hechicera regresó a su casa inundada de llanto y contó a su esposo el lamentable resultado de su búsqueda.

Pasaron largos meses y el consuelo no llegaba a la casa materna, en la que sólo reinaba un ambiente de intensa amargura. Pero cumplido un año justo de su misteriosa desaparición y en una tranquila noche de luna, la Huenchula se presentó ante sus padres quienes, estupefactos, contemplaron su imagen sin convencerse de lo que sus ojos veían; hasta que las palabras, los gestos y los brazos de su hija apretaron contra su corazón a sus queridos progenitores, que como salidos de un mal sueño, se mostraron dichosos y felices.

Sin facilitar detalles, la Huenchula les contó que venía desde remotos lugares y les traía muchos regalos de parte de su esposo, un poderoso rey, padre de la criatura que muy envuelta llevaba en los brazos y que depositó en una vasija de madera, donde -según les recalcó- debía permanecer ajena a las miradas de todos.

Un día, en ausencia de la Huenchula, los ancianos padres no pudieron ni supieron controlar por más tiempo su curiosidad y destaparon la vasija. Al instante, la criatura que allí estaba resguardada se transformó en agua.

A su regreso la Huenchula, angustiada por este suceso, huyó del hogar de sus padres, llevándose lo que quedaba de su hija para reunirse con su esposo, el Millalobo, en el fondo del mar.

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/la-huenchur.html

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/09/el-millalobo.html

Fuentes: Publicación del Dr. Bernardo Quintana Mansilla, “Chiloé Mitológico”
www.cuco.com.ar/
www.proturchiloe.co.cl/mitologi.htm.
www.puntoloslagos.cl
www.mitologiachilota.cl

viernes, 10 de septiembre de 2010

EL LEÑADOR Y EL DUEÑO DEL CERRO



“Hace muchos años en San Pedro la Laguna, vivía un señor que era leñador y que tuvo que ver con el señor del cerro, éste leñador sacaba ocotes de los árboles de pino.

A eso iba al cerro Chuichalí, en aquel tiempo lleno de árboles, sobre todo de pinos colorados.

Un día el leñador se encontraba en el cerro botando un árbol cuando vio que hacia uno de los lados había otro pino más colorado; pero en eso vio otro mejor y se le acercó para hacharlo, cuando se le apareció de repente un hombrecito de traje colorado, que se fue acercando y le dijo:
-Mirá vos, el señor del cerro quiere apalabrarte; te invita a su palacio-.

Pero el leñador no quiso ir, él sabía que no le había pedido permiso al señor del cerro para cortar árboles, entonces el hombrecito le dijo que le iba a pegar con una cadena grande que llevaba y mientras el ocotero se reponía del susto, no se dio cuenta que el hombrecito se había metido en el palacio, dentro del cerro.

Allí había toda clase de animales encadenados que se abalanzaron sobre él, al no más verlo; pero el señor del cerro, que estaba sentado sobre un armado lo calmó a todos.

-¿Por qué le haces daño a mi canilla y me la lastimas con el hacha?, le dijo el señor al leñador-.

Entonces, el señor del Cerro, se arremango una de las mangas del pantalón y mostró la canilla, que tenía lastimada con cortadas; y le dijo que al botar el árbol sin su permiso lo había herido a él.
-Ya ves lo que me has hecho y ni siquiera me das nada, ahora me la tenés que curar, le dijo el señor del cerro al leñador.

El ocotero no sabía que hacer y entonces oyó la voz del zahorí que le dijo que le echara saliva a las heridas que el hombre tenía en la pierna y que así sanaría.

Probó el ocotero y al ratito el señor del cerro ya curado lo dejó salir del cerro.

Entonces el señor llegó a su rancho donde le esperaban asustados, porque hacía ocho días que se había desaparecido y no sabían donde estaba.

Pero él contó todo lo sucedido a su familia, y también les recordó que:

Hay que tener cuidado con el señor de los cerros”.

Fuente: Viejas Consejas (de santos milagrosos y señores de los cerros).

jueves, 9 de septiembre de 2010

EL OMBÚ DE SAN MARTÍN



La noche del 30 de enero de 1813, el Coronel José de San Martín y 120 granaderos atendían sus cabalgaduras, limpiaban riendas, monturas, daban de beber a sus caballos, preparaban sus armas (lanzas y sables) para arribar al Convento "San Carlos" en San Lorenzo.

Por Miguelángel Gasparini


General José de San Martín.
Retrato del anciano San Martín con uniforme pintado a la acuarela
por su hija Mercedes.

La noche de 30 de enero de 1813, se oyeron ruidos extraños en las afueras del pueblito de San Antonio de Areco.

Relinchos y el retumbar de cascos anunciaban un movimiento inusual cerca del "monte de nogales" (Hoy Barrio Obrero) había corrales preparados y encerrados más de 100 caballos.
Se acercaba un numeroso grupo de jinetes, vestidos de paisanos (fajina), llegaban exhaustos, sedientos

¿Quiénes eran?... un hombre alto, moreno, casi de 40 años era el Jefe de esos hombres jóvenes que cabalgaban.

Llegaron, se apearon y comenzaron a desensillar a la luz de la luna, en silencio.

A pocas cuadras de allí el Cura párroco de la Capilla San Antonio de Padua, subía presuroso a la volanta que tenía dos farolitos con velas encendidas a ambos costados del pescante... el Sacristán cargó varias bolsas en el asiento junto al cochero y partieron raudamente.

Al llegar, las pequeñas lucecitas de los faroles asustaron a la caballada encerrada y los caballos de tiro del carruaje se desbocaron a toda carrera... el vehículo volcó... el Cura salió despedido violentamente fracturándose la muñeca izquierda, mientras dos hombres a caballo atajaban y calmaban a los asustadizos animales.


Ombú histórico de San Martín en San Antonio de Areco
pintado al óleo por Miguelángel Gasparini.


Al acercarse al fogón, el fuego iluminó los rostros de los hombres que se entrevistaban secretamente bajo las ramas de un gran ombú: El Vicario Gómez y el Coronel José de San Martín.

Los hombres se abrazaron. Eran amigos desde hacía tiempo atrás.

Los 120 Granaderos atendían sus cabalgaduras, limpiaban riendas, monturas, daban de beber a sus caballos, preparaban sus armas (lanzas y sables).

Luego, distribuida la comida, cada uno portaba su ración de carne de cordero fría y galleta que había traído el Cura.

El Coronel agradeció las molestias tomadas por el sacerdote.

Manifestó su conformidad con los 120 caballos descansados que el Sr. Cura había hecho "reclutar" entre los estancieros del Pago de Areco.

La misión era de extrema urgencia y confidencialidad. El Regimiento había salido desde El Cuartel del Retiro un par de días atrás. El camino sería cruzando el Río Areco, luego el Arrecifes… alguna Posta cerca de San Pedro, luego San Nicolás, el Arroyo del Medio, llegar a Rosario, costeando el Paraná para arribar al Convento "San Carlos" en San Lorenzo. Allí los ocultarían los Padres franciscanos y esperarían la hora adecuada para el Bautismo de Fuego:

El Combate de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813.

Pero... San Martín... ¡Pasó por Areco!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

LA VIRGEN DE GUADALUPE, PATRONA DE NAZCA


Cuenta la historia que en las primeras décadas del siglo XIX (1800) era costumbre de los pueblos de Nazca y Palpa, formar grupos para viajar a pescar lenguados, mariscos, cangrejos y otras especies a las lejanas playas de Caballas, Santa Ana, San Nicolás, Marcona y Tres Hermanas, generosas en especies marinas, como también en busca de sal, la que se encuentra en abundancia por aquellos lugares.

Estos viajes, por aquel entonces, lo hacían a lomo de mula, formando las recordadas "piaras" o "recuas" de acémilas.

Aprovechaban también para cazar venados, tarugas y vizcachas, animales que abundaban en las tranquilas lomas de aquellos tiempos.

Fue así que unos de estos grupos de pescadores, según la tradición, estaban pescando entre las playas de Coyungo y San Ana, lugar preferido por la gente de playa, por hallarse cerca del lugar denominado "Monte Grande", sitio que reunía las condiciones necesarias para el viajeros como pastos frescos y manantiales de agua dulce y además de existir una cueva que era usada como pascana para dormir a cubierto.

Según la tradición, eran las 2 de la tarde de un día del cual no hay recuerdo, cuando de pronto comenzó a soplar un fuerte viento que poco a poco se fue haciendo más violento, tomando caracteres de una tempestad.

Los sorprendidos pescadores, corrieron a refugiarse en la cueva, y desde aquel lugar miraban y escuchaban cómo la naturaleza desataba todas sus fuerzas sobre aquellas tranquilas playas.

El viento soplaba con furia, del mar se elevaban negras, espumosas y rugientes olas al viento cubrían nubes grises y negras; las gaviotas, guanayes y alcatraces, volaban enloquecidos como atrapados por las fuerzas huracanadas; los burros y las mulas rebuznaban; aullaba el zorro y los gallinazos graznaban.

Tembló la tierra, y un ruido extraño y misterioso escucharon los hombres de la cueva, que en silencio murmuraban alguna mal sabida oración.

Pero la tarde pasó y la noche también. Al rayar la aurora con la fresca brisa, salió la gente de la cueva, todos dijeron "vamos a ver si hay pescado varado en la playa para freír" y se encaminaron mirando al mar.

Y varios gritaron ¡Mira! un cajón negro en la playa varado está; corrieron todos a ver la caja, tuvieron miedo y con gran sigilo se acercaron a la rara caja.

El más audaz fue a pulsearla; la sintió pesada y al punto dijo, "somos ricos, la caja pesa, vamos a abrirla para ver qué tiene".

Y abrieron la caja, ¡Oh, Dios Santo! Gritaron todos; ¡es una Virgen!

Pasado el susto, deliberaron quién se la llevaba, pero como la caravana de pescadores estaba formada por palpeños y nazqueños (los primeros en mayor número), las opiniones se dividieron en dos bandos.

Los palpeños dijeron: "A nosotros nos corresponde la Virgen, porque somos más". En realidad los palpeños estaban en mayor número que los nazqueños, los que nada pudieron objetar. Los hijos de generoso pueblo de Palpa, tomaron "el cajón con la Virgen" dentro, para llevarla a la iglesia de su pueblo, pero cosa rara, a medida que iban caminando se hacia cada vez más pesado el cajón, hasta que llegó un momento en que no pudieron volver a levantarlo del suelo.

Después de agotar todos sus esfuerzos los hijos de Palpa para levantarla del suelo y llevarse a la Virgen; dijeron los nazqueños: "ahora probaremos nosotros" y ¡Oh, milagro! El bendito cajón con la virgen, desde este momento, se tornó más liviano que una pluma, manifestando, de esta forma, la Virgen, su sana voluntad de morar en el pueblo de Nazca.

Es así como el grupo de pescadores que llevaba a la Virgen; mando a uno de ellos por delante, como mensajero de esta buena nueva, para que el pueblo de Nazca, con el cura a la cabeza, ordenasen los preparativos para recibir a la Santa Virgen y celebrar este magno acontecimiento.
La noticia cayó como reguero de pólvora en el pequeño pueblo de Nazca, en ese entonces todos sus habitantes se sintieron conmovidos por la santa noticia.

El pueblo se vistió de gala, con el conocimiento de esta grata novedad, la gente se puso sus mejores ropas para recibir a la Santa Virgen; en todo el pueblo se respiraba un ambiente de fiesta, los pirotécnicos prepararon cohetes y se reventaban avellanas, replicaban las campanas.

Por esa época se realizaba la cosecha del maní en todo el valle, y como ese día se respiraba olor a fiesta y no había vivanderas, la gente poblana "sancochó y tostó" maní en cantidad y se vendió en abundancia como alimento ligero, porque nadie quería irse a sus casas, hasta no recibir y conocer a la Santa Virgen, se cree que desde esa época hasta hoy quedó establecida la vendimia o fiesta del maní como corolario a la fiesta Patronal del pueblo de Nazca.

Y es así que llego la imagen de la "Virgen de Guadalupe" al pueblo de Nazca, y fue el cura Fray Sotil, sacerdote del pueblo, que a la cabeza de una gran comitiva pueblerina, salió a recibir a las afueras del pueblo a la "Santa Imagen", quien como buen teólogo, al verla explicó que la imagen era nada menos que la "Santísima Virgen de Guadalupe"; declarándola y proclamándola en ese mismo momento tan solemne, "Patrona del Pueblo de Nazca".

Es así que partir del año 1800 mas o menos, con la aparición de la Virgen se sustituye al patrón del pueblo Santiago (lo fue desde el tiempo de la conquista) hasta la aparición de la Virgen de Guadalupe, quedando establecido el 8 de setiembre de todos los años como celebración oficial para rendir homenaje a la "Santísima Virgen de Guadalupe, Patrona de Nazca".

martes, 7 de septiembre de 2010

LA MARIPOSA Y EL OMBÚ

Imágen de: http://www.revistajardin.com.ar/nota.asp?nota_id=1128032&pid=6451526&toi=6315



En un bosque de los tantos,
debajo de ingente azul,
con su tronco embelesado,
se anquilosaba un ombú.

Un ombú que perpetuaba,
indefinida, su espera,
con un ancla de raíces
lanzada sobre la tierra.

Un ombú que prolongaba
sus enramados caminos,
para que el ave asentase
la vivienda de sus nidos.

Un ombú cuya nostalgia
se remontaba a la ausente
condición, liviana y libre,
de ser pequeña simiente.

Pues sabiendo que, del suelo,
era enclavado cautivo,
nunca mostraba, aunque enorme,
contento por verse vivo.

Nunca mostraba contento,
si bosque ni monte vario
conocía por sufrir
condena de sedentario.

Más pasó una mariposa
ingenua, por ser menor
su vivencia entre los bosques,
e inquieta se le acercó.

Y sin saber de la pena
que al árbol amedrentaba,
irreverente y curiosa
le preguntó con sus alas:

¿Me dirás, ombú, por qué
la natura es tan injusta,
que me hizo frágil a mí
y a ti una planta robusta?

¿Me dirás, ombú, por Dios,
pues juro que no lo entiendo,
por qué fugaz me hizo a mí,
mientras a ti sempiterno?

¿Por qué, pródiga, te dio
natura a ti tantas ramas
con hojas, mientras a mí
tan sólo débiles alas?

¡Qué injusta que fue natura
conmigo, puesto que tú
cuentas con tantas ventajas
por ser un árbol, ombú!

¡Qué bellaca fue natura,
qué inicua, mala e injusta,
que me hizo frágil a mí
y a ti una planta robusta!»

Mas el ombú plañidero,
con su savia de tristeza,
le respondió con sollozos
de brisa entre la maleza:

Yo prolongo mi enramada
cual un frondoso camino,
para que puedan posarse
los pájaros con sus nidos.

Testigo soy de las crías
que raudas al cielo huyen,
mientras a mí, una parcela
diminuta me recluye.

Y siendo enorme, no muestro
contento por verme vivo:
Obsérvame, de este suelo,
soy enclavado cautivo.

Obsérvame, que yo nunca,
ni bosque ni monte vario
conoceré, si condena
sufro de ser sedentario.

Ve tú, mariposa blanca,
que tienes vida de un día,
a conocer lo que yo
no pude en mi larga vida.

No te quejes, pues natura
me dio a mí en eternidad,
lo que a ti, con ambas alas,
te dio en posibilidad.

Que si me dio a mí, natura,
dureza sobre este suelo,
a ti la fragilidad
te dio, mas en amplio cielo.

¡Ve tú, dulce mariposa,
que tienes vida de un día,
a ver lo que yo, en un siglo,
no pude ver todavía!»


Ernesto Diego Buezas de la Torre

lunes, 6 de septiembre de 2010

LA FLOR DEL ALTO PERÚ

Juana Azurduy

(Letra: Féliz Luna - Música: Ariel Ramírez)

Juana Azurduy,
flor del Alto Perú:
no hay otro capitán
más valiente que tú.

Oigo tu voz
más allá de Jujuy
y tu galope audaz,
Doña Juana Azurduy.

Me enamora la patria en agraz,
desvelada, recorro su faz;
el español no pasará
con mujeres tendrá que pelear.
Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.

Estribillo
Truena el cañón,
préstame tu fusil
que la revolución
viene oliendo a jazmín.

Tierra del sol
en el Alto Perú,
el eco nombra aún
a Tupac Amaru.

Tierra en armas que se hace mujer,
amazona de la libertad.
Quiero formar
en tu escuadrón
y al clarín de tu voz
atacar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER INDIGENA

Bartolina Sisa portando la Whipala


5 DE SEPTIEMBRE

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER INDIGENA

Homenaje a Bartolina Sisa



Se ha establecido merecidamente desde el año 1983 que cada 5 de Septiembre, se celebre el Día Internacional de la Mujer Indígena en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiwanaku.

El principal motivo se dio por la conmemoración de la muerte de Bartolina Sisa, mujer indígena aymara que fue cruelmente torturada y vejada por pedir justicia y libertad para su pueblo junto a su esposo Tupac Katari.

La sentencia leída aquel 5 de septiembre de 1782, nos muestra claramente la magnitud de la ejecución y el posterior simbolismo adquirido en la imagen de esta heroína de la historia boliviana:

“A Bartolina Sisa Mujer del Feroz Julián Apaza o Tupaj Catari, en pena ordinaria de Suplicio, que sea sacada del Cuartel a la Plaza mayor atada a la cola de un Caballo, con una soga al Cuello y plumas, un aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano y conducida por la voz del pregonero a la Horca hasta que muera, y después se clave su cabeza y manos en Picotas con el rótulo correspondiente, para el escarmiento público en los lugares de Cruzpata, Alto de San Pedro, y Pampajasi donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas; y después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo-ayo y Sapahagui en la Provincia de Sica-sica, con orden para que se quemen después de un tiempo y se arrojen las cenizas al aire, donde estime convenir”.

Este Día Internacional evoca y rinde homenaje a las mujeres indígena – originarias que entregaron y entregan su vida por sus familias y su comunidad. Es seguro que sin ellas no se mantendría y no se pasaría la herencia y los conocimientos y saberes de nuestras culturas, nuestras lenguas y nuestras tradiciones.

En condena a los 225 años del cruel asesinato de la heroína Bartolina Sisa, las organizaciones sociales, en especial de América Latina, organizan homenajes a la mujer indígena a modo de recordar el aporte de lucha por la libertad de esta gran mujer indígena.

Bartolina Sisa y el líder indígena Túpac Katari, lucharon contra el ejército realista y fue ella quien demostró liderazgo al formar y organizar batallones indígenas y grupos de mujeres colaboradoras de la resistencia a los españoles en los diferentes pueblos del Alto Perú. Su valor y sus hazañas están mencionados en las historias escritas del Sitio de La Paz y de Sorata en donde tomó parte activa.

La historia cuenta que ordenó que se construyera una represa en el río que pasa por la ciudad de La Paz para provocar una inundación que debía romper los puentes y aislar a la población, pero este plan fracasó. Fue Segurola, el general realista, que recibió la ayuda de cinco mil hombres que echaron por tierra los planes de los rebeldes. Tiempo después, Bartolina Sisa fue capturada, torturada y cruelmente asesinada.

Las mujeres indígenas han sido víctima de discriminación durante siglos, y esto se magnifica por el hecho de ser mujeres, indígenas y en la gran mayoría pobres.

Rendimos un homenaje a todas aquellas mujeres indígenas que se esfuerzan día a día por superarse, por llevar adelante sus familias, por ser las portadoras del conocimiento tradicional de sus pueblos, por seguir desarrollando sus facultades de liderazgo que les permitan ejercer plenamente sus derechos colectivos e individuales desde su propia especificidad étnico-cultural y a la vez participar en la vida nacional como portadoras de un valioso legado cultural y social y finalmente por sus incansables luchas sobre la reivindicaciones de los derechos fundamentales que nos asisten como pueblos indígenas.

La sobrevivencia de nuestros pueblos se debe en gran parte a la lucha anónima y tenaz de las mujeres indígenas; ellas desempeñan un papel fundamental en la lucha contra la pobreza, el hambre y la exclusión social y étnico-cultural, y hacen posible el mantenimiento de la unidad familiar.



Extraído de: http://www.raicesmilenarias.com/?p=3681

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