Freyja (o Freya) es, en la mitología nórdica, la diosa de a fertilidad, el amor y el sexo.
A diferencia de la mayor parte de las deidades de Asgard no pertenece al linaje de los Ases, sino al de los Vanes.
Llegó desde el lejano Vanaheim junto a su padre Niord y su hermano Freyr, dentro de un intercambio que cerró la guerra entre las dos familias de dioses.
En las tierras de Asgard que corresponden a Freyja, Folkvang, se levanta su palacio Sessrúmnir, tan inexpugnable que sólo se puede entrar en él con permiso de la diosa, y al cual van a parar tras su muerte parte de los guerreros caídos en combate (la diosa tiene derecho a la mitad, según se explica en las Eddas) y las doncellas, probablemente las que se autoinmolaban (real o simbólicamente) tras la muerte de sus amados. En Sessrúmnir se reúnen los amantes separados por la muerte.
Cuando abandona su imponente palacio, Freyja lo hace a bordo de un carro tirado por gatos o montada sobre su jabalí dorado Hildisvín. Dispone también de un manto de plumas que al ponérselo la transforma en águila, permitiéndole desplazarse por el cielo con más rapidez que cualquier otro dios.
Freyja viaja a menudo. Ha estado en casi todos los países del mundo, buscando a su marido Od, quien desapareció durante un viaje para no regresar jamás, y al cual llora amargamente con lágrimas que antes de tocar el suelo se convierten en oro. Por ello, los poetas escaldos llaman al metal dorado “las lágrimas de Freyja”.
En cada lugar Freyja que visitó, sus habitantes le dieron un nombre nuevo, por lo cual puede ser nombrada de muchas formas distintas: es Hörn (Lino), Gefn (La Generosa), Sýr (La del Cerdo), Mardöl (Resplandeciente en el Mar), Thrungva (La de los Brotes) y también Vanadís (Señora de los Vanes). “Freyja” significa “señora”, y los nombres de sus hijas, Hnoss y Gersimi, “tesoro”.
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