Es un pájaro fabuloso que vive entre los cerros de minerales y se alimenta de oro o de plata, según sea el metal del cerro donde mora.
Sus ojos despiden extraños fulgores. De sus alas se desprenden reflejos que lo envuelven en un halo luminoso, cuando camina por los peñascales. Si tiene su buche lleno, no puede volar debido al peso de los metales con que se alimenta, pero no le es difícil huir si alguien se atreve a perseguirlo, pues en cualquier recodo o grieta se oculta, sin dejar huella de su paso.
Si la persecución es mantenida, el Alicanto se perderá y aparecerá; caminará con un paso más rápido y a veces lento, hasta que por fin arrojará una luz fortísima que traspasará y encandilará al perseguidor dejándolo enceguecido en medio de un camino o al borde de un precipicio.
(Versión de Oreste Plath)
Cuando está en ayuno come con ligereza y, cuando está harto, lentamente.
Si se siente perseguido oscurece sus alas. Habita en pequeñas cuevas. Pone dos huevos, de oro o de plata. A veces lleva a sus perseguidores a la muerte y los arrastra a los bordes de los precipicios.
Los mineros que tienen por guía a un Alicanto se enriquecen, ya que éste los conduce a puntos donde existen ricos yacimientos o a los sitios donde hay algún tesoro enterrado.
Es un pájaro de plata y oro que orienta a los mineros hasta el filón del mineral que ellos buscan.
Aparece solamente de noche y su cuerpo no proyecta sombra alguna sobre la tierra.
Si el minero que lo sigue va poseído de una ambición desmedida, el Alicanto lo arrastra a un precipicio, donde perece.
Chile, región de Antofagasta.
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