Duende que se aparece en la iglesia de la localidad salteña de San Carlos, acecha a las mozas y apedrea casas, desordena roperos, vuelca ollas y tumba muebles, entre otras travesuras.
Los sábados por la noche recorre las pulperías propinándoles palizas a los borrachos.
Abandona eventualmente este hábito cuando se enamora de alguna moza.
En este caso resulta difícil alejarlo: ella deberá abandonar su casa hasta que el Duende la olvide o, de otra manera, realizar, en presencia de su enamorado, algún acto vergonzante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario