EL LINYERITA
En un barrio de Santiago,
hay una cruz milagrosa,
las chinitas y los changos
le llevan fragantes rosas,
prenden velas día y noche,
en la cruz del linyerita
rezos, plegarias, promesas,
brindan al alma bendita.
Cuentan que una noche oscura y en un boliche cercano,
estaban unos paisanos truqueando muy divertidos,
de pronto entró un mal vestido y andrajoso como quiera,
era un barbudo linyera, quién sabe de ande ha venido.
Con su amable sonrisa, a tuitos los saludó
y al bolichero pidió, p’ poder matar su hambre,
le vendiera queso, fiambre, un pan y un litro i`vino.
Y de un pañuelo cochino desató un billete grande.
Le cobró el bolichero, dando el vuelto al linyerita
y agarrando sus cositas, rumbo a Huaico Hondo marchó.
Y cuando a las vías llegó lo alcanzaron dos matreros,
le quitaron su dinero y allí tendido quedó.
En un gran charco de sangre lo hallaron de madrugada,
dos profundas puñaladas cortaron su triste vida
y la gente conmovida viendo muerto al linyerita
llevan flores y velitas para esa alma desconocida.
¿Quién era el linyerita? nunca se pudo saber,
pero él siempre ha de tener una velita prendida.
A un costado de la acequia, de la vía y el camino,
la cruz de palo se encuentra marcando un triste destino,
linyerita de Huaico Hondo, quien sabe de ande has venido.
Por Carlos Infante...
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