Cuenta la leyenda que una princesa estaba enamorada de un valiente guerrero llamado Popocatépetl. Él fue a la guerra.
La princesa Iztaccíhuatl lo esperó, hasta que recibió la noticia de que Popocatépetl había muerto. La princesa lloró amargamente y murió de tristeza.
Volvió Popocatépetl triunfante pues la noticia no era cierta y el muerto era otro guerrero. El amante fue a buscar el cuerpo sin vida de su amada, la tomó en brazos y la llevó a lo más alto de la una colina, donde dejó el cadáver y fue a arrojarse a un volcán vecino.
La nieve cubrió la colina y dejó formada para siempre la figura de la princesa.
Desde entonces el volcán Popocatépetl arroja fumarolas de tristeza. Por eso Iztaccíhuatl quiere decir mujer dormida y Popocatépetl montaña que humea.
Imagen: skyscraperlife.com
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