Hombre de descomunal tamaño, terriblemente feo, sucio y desgreñado. Vive en los montes. Le falta una pierna de la rodilla para abajo y él la ha reemplazado con un tarro de guadua, tarro que a la vez le sirve de letrina. Cuando está lleno de inmundicias lo derrama en algún sembrado y allí nace la gusanera y las plagas todas; las cosechas se malogran y los daños son incontables.
Su presencia por los campos es pestilente y se considera como el anuncio de la calamidad, muerte e inundaciones.
Según las regiones aparece como deidad masculina o femenina. Sus gritos macabros o sus carcajadas histéricas son escuchados en los socavones de las minas y en las hondonadas de los riachuelos, sobre todo en las noches lluviosas oscuras y tenebrosas.
Su presencia es anunciada con el aullido de los perros, el movimiento de los árboles huracanados y el rozar intenso de la hojarasca.
El Patetarro predice inundaciones, crecidas de los ríos, devastación de las cosechas y es el anuncio de malos presagios.
Su presencia por los campos es pestilente y se considera como el anuncio de la calamidad, muerte e inundaciones.
Según las regiones aparece como deidad masculina o femenina. Sus gritos macabros o sus carcajadas histéricas son escuchados en los socavones de las minas y en las hondonadas de los riachuelos, sobre todo en las noches lluviosas oscuras y tenebrosas.
Su presencia es anunciada con el aullido de los perros, el movimiento de los árboles huracanados y el rozar intenso de la hojarasca.
El Patetarro predice inundaciones, crecidas de los ríos, devastación de las cosechas y es el anuncio de malos presagios.
Imágen Luis Alejandro, http://pinturasluisalejandrorincon.blogspot.com/
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