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martes, 10 de agosto de 2010

CUENTO CON MUCHOS PECARÍES Y UN YACARÉ


Este es un cuento que los guaraníes les suelen contar a sus chicos.

Dicen que una vez un hombre tenía un hijo de quince años y un día lo mandó a que revise las trampas para pecaríes y le advirtió que si no encontraba nada en las trampas volviera aunque vea pisadas cercanas que pertenezcan a pecaríes.

Pero el muchacho no hizo caso a su padre, siguió las huellas hasta que se encontró con el Guardián de los Pecaríes, que era como una vaca gorda y peluda, que aunque se había dado cuenta de que el chico quería cazar un pecarí no se enojó. Sin embargo quería que se case con la hija, al principio, por su edad el chico se negó, pero luego no tuvo opción, aceptó.
El Guardián de los Pecaríes le enseñó a su hija, una cerdita muy coqueta.

Luego lo llevaron a un lugar al que llegaron cruzando un río. Al llegar a dicho lugar los pecaríes lo obligaron a que se subiera a los árboles y les arrojara frutas.

Luego de comer los pecaríes se acostaron a descansar y el chico aprovechó para escaparse, pero cuando se encontró con el río le surgió un problema: no sabía nadar, ya que anteriormente había cruzado en la espalda de su pretendiente, la cerdita.

Viendo la situación, pidió que lo cruzara un pato, pero ése se negó por el peso del chico.

Luego pidió ayuda a un biguá (aves negras que parecen patos y que siempre están zambulléndose en el agua), pero éste también se negó.




Sin embargo, el joven vio que se acercaba un Yacaré, le pidió que lo cruzara pero éste también se negó, entonces, el chico, le dijo un piropo que fue de su mayor agrado, logrando que el yacaré lo cruce a la otra orilla, pero antes el animal le pidió que reiterara lo que le había dicho, pero el chico saltó hacia la rama de un árbol y le gritó palabras muy feas.

El yacaré muy enfurecido persiguió al chico fuera del agua. Para salvarse, el chico, le gritó a un martín pescador que lo ayudara.

El pájaro aceptó y le dijo que se escondiera en la canasta donde tenía los pescados que había capturado. Entonces cuando el yacaré se acercó a preguntar por el chico, el martín pescador voló y llevó al joven a un lugar seguro, salvándolo.

Luego de este terrible episodio el chico, cuando revisaba las trampas y veía pisadas las ignoraba y obedecía a su padre.

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