El Anta, es un magnífico animal (tapirus terestris), llamado Tapir o Gran Bestia, habita en la zona del litoral argentino y de los grandes ríos.
Según la leyenda que relata J.B. Ambrosetti, este animal se alimenta solamente de ramas y frutas porque cuando el Creador les dio vida a los animales, les preguntó que les gustaría comer. El Anta, por tener sus orejas muy pequeñas, no oyó; y fue presuroso a preguntarle a Kadjurukré que debía comer, entonces este le dijo, de mala gana: "vayan a comer hojas y ramas de los árboles".
Nos dice Félix Coluccio, que en la zona de Misiones, la gente afirma que las correas hechas con el cuero de este animal, transmiten su extraordinaria fuerza al que lo posee, además se usa su pezuña triturada o pulverizada para los males del corazón y para detener las hemorragias del parto.
El Tapirus americanus sólo se encuentra en Chaco, Formosa y Salta, en otros tiempos se encontraban en Santiago del Estero y Tucumán (en esta última provincia existe un sitio denominado Anta muerta).
Entre sus nombres vulgares tenemos anta, gran bestia, tapiro, danta, y en lengua autóctona ahuara, o sachahuajra (vaca silvestre), pinchacu (que anda en las acequias) en quichua; loligac (toba o mborevi (guaraní).
El Anta se encuentra casi exterminada en América, principalmente por la depredación humana.
Se dice también que la palabra Anta deriva del quichua, pero Vúletin nos indica que es una adulteración del árabe lambt, idioma en el que hace referencia a los cueros curtidos de gran espesor y resistencia.