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miércoles, 7 de mayo de 2008

EL ARCO IRIS Cap 2

Huaca del Dragón o del Arco Iris.
Reino de Chimú, en la ciudad de Chan Chan




En la mayoría de los textos, y fuentes coloniales, hemos hallado un nexo de unión en la información.

Existe una pequeña alusión al fenómeno multicolor, que, casualmente, casi todos los escritos repiten: los aborígenes pensaban que el arco iris era un fenómeno maléfico.

Desde esta primera información nos hemos interesado por realizar una mayor indagación sobre el Arco Iris, que opinamos es de gran valor para ampliar la percepción de la cosmovisión andina; la segmentación del universo y sus cauces.

Desde periodos muy tempranos de la historia de la cosmovisión andina aparecen alusiones a formas arquetípicas del fenómeno multicolor.

Un ejemplo ilustrativo puede ser la Huaca del Dragón o Huaca del Arco Iris, ubicada en el yacimiento de la antigua capital del reino de Chimú, en la ciudad de Chan Chan.
En estas primeras épocas de la historia del Perú antiguo la mayoría de las modelos que se estudian se imprimieron en el arte.

No explicaremos, en este lugar, las representaciones artísticas de cada uno de estos asentamientos, sin embargo, hemos observado que existe un concepto uniforme sobre el Arco Iris y su asociación con la serpiente bicéfala, que alude, consecuentemente, a criterios doctrinales que van más allá, como veremos, de la mera asociación física.

Por ejemplo, se ha hallado notables muestras de la serpiente bicéfala, asociada a los reinos celestiales, en los maravillosos tejidos elaborados durante el periodo de Paracas, en la costa sur de Perú.

En las delicadas telas se puede observar que la representación de la serpiente de dos cabezas suele aparecer encarnada junto al Cóndor o al Halcón (Paul 1993: 279).

Al igual, hemos advertido que la imaginería animal, que acompaña al reptil bicéfalo, le atribuye rasgos especialmente asociados con el cielo, por lo que se la relaciona, también, entre otras muchas cosas, con los fenómenos atmosféricos, entre ellos, con el arco iris.

Por el contrario, las serpientes terrestres, no bicéfalas, suelen asociarse, en la iconografía, al gato montes, la vegetación o el tiburón.

Las semejanzas de la iconografía marcan los aspectos de la serpiente-tierra y la serpiente-cielo; semejantes a las características que existen en otras zonas de América, como en el área maya.


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