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martes, 30 de marzo de 2010

LA MUJER ARMADILLO Y LA MUJER TEPEZCUINTLE


Allá en el tiempo divino, primigenio, estaban la armadilla y la tepezcuintla originales haciendo sus camisas. La tepezcuintla, diligente, ya había bordado las flores.

La armadilla, en cambio, no había concluido la tela.

Llegó el momento en que todo quedaría fijo para que empezara a existir el mundo.

Salió el Sol, y la tepezcuintla se puso su camisa nueva, por lo que quedó con las bellas flores pintadas sobre la piel del dorso.

En cambio la armadilla apenas alcanzó a cubrirse con el telar, con todo y sus palos, y cuando la luz solar fijó las realidades.

Por eso, hasta la fecha, se le ven al armadillo unos escalones en la espalda, que son los hilos y los palos del telar.

La Tepezcuintle, en cambio, sí terminó su huipil; por eso, hasta la fecha, el animal tiene un traje bonito y elegante.

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