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lunes, 14 de diciembre de 2009

La Campana de Huesca

El cuadro de las Campanas de Huesca fue pintado al óleo en 1880 por el palentino José Casado del Alisal (1832-1886) durante su estancia en Roma.
Dimensiones: 4,69 x 3,62 m.
Actualmente es propiedad del Museo Nacional de Arte Moderno, que lo cedió en depósito al Ayuntamiento de Huesca en 1950.


La Leyenda de la Campana de Huesca aparece por primera vez en la crónica de San Juan de la Peña (s.XIV).

En ella se cuenta cómo durante el reinado del rey aragonés Ramiro II el Monje (1134-1137), los nobles menospreciando la autoridad real, tenían al reino sumido en el desorden civil.

El monarca decidió pedir consejo al que había sido su maestro en el monasterio francés de San Ponce de Tomeras, cuando profesó en él como monje.

El antiguo preceptor condujo al mensajero al huerto del monasterio y, por toda respuesta, cortó las coles que más sobresalían.

Ramiro, enterado de lo sucedido, pensó que el huerto simbolizaba su reino, y que las coles eran sus súbditos.

Acto seguido, convocó Cortes en Huesca, con el pretexto de hacer una campana que se oyera en todo el reino.

Cuando los principales nobles iban llegando a palacio, los hombres del rey los detenían y decapitaban en una de las salas.

De esta forma fueron ejecutados quince ricos hombres aragoneses, mientras el resto de la nobleza huía despavorida de la ciudad. Tras ello Ramiro II consiguió imponer la paz en el territorio.

La Campana de Huesca, ¿es sólo una leyenda trágica o esconde un trasfondo histórico?

La historia del gobernante que solicita consejo sobre cómo afianzar su poder y obtiene un misterioso mensaje, acerca de plantas prominentes que son cortadas, tras lo que se decide ejecutar a sus súbditos más poderosos, aparece ya en distintos autores de época griega y romana.

Ello parece indicar que la leyenda de la Campana de Huesca recogida en la Crónica de San Juan de la Peña, dos siglos posterior al reinado de Ramiro el Monje, se basa en estos modelos antiguos.

Lo anterior parece apuntar a un carácter meramente legendario para la historia de la campana.

No obstante, por otras fuentes históricas sabemos que sí ocurrió algo extraño con la nobleza en este momento.

Los Anales Toledanos Primeros dan esta noticia para el año 1136 durante el reinado de Ramiro II: "Mataron las potestades en Huesca". Y por la crónica de un historiador árabe, Ibn Idari, conocemos que el monarca aragonés ordenó decapitar a siete de sus principales nobles. Estos habían asaltado una caravana de mercancías que proviniente de tierras islámicas, se dirigía a Huesca, con lo que habrían violado el tratado de paz que Ramiro el Monje concertó con el gobernador musulmán de Valencia y Murcia.

Estos hechos están, probablemente, en el origen histórico de la leyenda de la Campana de Huesca.

Posteriormente fueron embellecidos en la Crónica de San Juan de la Peña a partir de historias tomadas de la Antigüedad clásica.

Esta crónica no es el último hito literario en la evolución de esta leyenda oscense.

Un buen número de obras en verso y prosa le han sido dedicadas.

De entre ellas puede destacarse un drama de Lope de Vega, titulado La Campana de Aragón, y una novela histórica que tuvo bastante éxito en el siglo pasado, La Campana de Huesca escrita en su juventud por el que luego sería presidente de Gobierno, Antonio Cánovas del Castillo.

La escena representada en el cuadro de Casado del Alisal recoge el momento en que, ante los ojos entre atónitos y espantados del resto de sus nobles, Ramiro II muestra su terrible campana: las cabezas cortadas forman un círculo en el suelo y la del cabecilla principal está colgada de una cuerda a modo de badajo.

De acuerdo con la tradición, el lugar en que se sucedieron tan sangrientos hechos es la sala más baja del torreón del palacio de los reyes de Aragón, que forma parte en la actualidad del Museo Provincial.

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