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sábado, 28 de agosto de 2010

EL NÁUFRAGO Y LA SERPIENTE

Navío del antiguo Egipto. Detalle del hipogeo que Nefer, dignatario de la dinastía V (h.2500-2400a.C.), se hizo construir en Sakkara.



Este cuento, una de las más antiguas leyendas egipcias, tuvo en otro tiempo tanto éxito entre la juventud como en tiempos posteriores la historia de Simbad el Marino.


El propio héroe cuenta cómo partió en un gran navío hacia el país donde se hallaban las minas de cobre del faraón. "La tripulación —dice— se componía de ciento veinte marineros de Egipto, escogidos entre los mejores.

Ni el león tenía un corazón tan valiente como el de estos marinos." Pero se levantó una furiosa tempestad, zozobró el navío y sólo quedó superviviente nuestro narrador. Pudo agarrarse a una tabla, y después de pasar tres días a la deriva fue arrojado a una isla donde había gran cantidad de frutas exquisitas, con las que el náufrago pudo apaciguar su hambre.

"Pero de pronto —cuenta— oí un sordo bramido, como el de una ola gigante. Los árboles se inclinaron hasta el suelo, la tierra empezó a temblar y yo tuve tanto miedo que me cubrí la cabeza con las manos. Cuando eché una mirada en torno mío, vi una serpiente enorme que venía hacia mí. Su cuerpo brillaba como oro puesto al sol."

La serpiente asió al náufrago con la boca y lo llevó a su cueva sin hacerle ningún daño. Le habló amistosamente y dijo que debía permanecer cuatro meses en la isla, pues tal era el designio de los dioses. Si se resignaba paciente a su destino durante estos cuatro meses, vendría un navío de Egipto y volvería junto a su mujer y sus hijos.

Ante estas palabras, el marino se puso tan contento que prometió a la serpiente pedir al faraón que mandara a la isla un navío cargado con todos los tesoros de Egipto.

La serpiente se echó a reír y le contestó: "No pueden darme nada de lo que deseo, pues soy el rey del Punt.


Todos los odoríferos tesoros de este país son míos. Además, esta isla será tragada por el mar tan pronto la hayas abandonado".

Transcurridos los cuatro meses, como se le había anunciado, llegó a la isla un navío de Egipto.

La amable serpiente se despidió del marino, le deseó un buen viaje y le ofreció un cargamento de mirra, aceite perfumado, canela, marfil, pieles, galgos, monos y muchos otros tesoros.

Y el marino regresó a Egipto sin contratiempo.


Fuente: "El relato del náufrago", Revista El Correo de la Unesco, agosto-septiembre 1991, pp.40-42.

viernes, 27 de agosto de 2010

MITO DE LA CREACION DE LOS ANANGU


Macizo de Uluru


Los anangu son un pueblo aborigen australiano que desde un imprecisable tiempo, habita en la región donde se alza el famoso macizo de Uluru.

Los anangu creen poseer una misión: la de custodiar el sagrado Uluru y todo el pasado ancestral que perdura en su presencia imponente y en las paredes de sus cuevas. Y los anangu también protegen su propia memoria mítica que danza en derredor del Tjukurpa, el drimetime, la época de los sueños, la época de los comienzos, de la creación, de los seres ancestrales. Una era acaso más real que la nuestra.

Y los anangu dicen que...

En el Tiempo de los Sueños, en la época Tjukurpa, sólo había una vida sobre la tierra. Una vida inmóvil, representada por una masa embrionaria gigantesca, transparente, hecha de una amalgama de seres inacabados, replegados sobre sí mismos. Y estos proyectos de seres pertenecían cada uno a una especia animal o vegetal.

Impreso en una materia primigenia se encontraba todo el devenir de la Humanidad.

¡Todo El pasado, el presente y el futuro del mundo se hallaban allí latentes!

"Aquel que salió de la nada y existe por sí mismo”, el llamado Ser Supremo, modificó esa masa. Esculpió con ella un cuerpo, brazos, manos, piernas y una cabeza. En una de las caras de la cabeza, practicó dos orificios para los ojos; formó la nariz. Hizo una hendidura para la boca y un agujero para el ano. Así fue como los entes inacabados fueron transformados en seres capaces de sostenerse en pié.

El Tjukurpa habla en términos de pasado y presente. Toda la tierra, incluyendo todo lo que hay y todo lo que vive sobre ella, fue creada durante el Tjukurpa y por el Tjukurpa. Ninguna montaña, valle, llanura, corriente de agua, existía anterior al Tjukurpa; nada había. Durante aquel tiempo, seres ancestrales en forma de humanos, animales y plantas viajaron a lo largo y ancho de la tierra y perpetraron hechos remarcables de creación y destrucción.

Los viajes de aquellos seres son recordados y celebrados hoy, donde quiera que fueran. La memoria de sus actividades existe hoy en día en la forma de accidentes geográficos como en la montaña sagrada de Uluru.

Cada hombre y cada mujer quedaron ligados a la especie animal o vegetal de la que habían salido; y ese animal o vegetal se convirtió en su Tjukurpa. Así pues, en cada uno de los seres humanos, en cada uno de los animales, de las plantas y los minerales, en las estrellas y en el aire y en el agua, el Ser Supremo, la Energía vital sagrada, difundió su esencia divina, haciendo entrar en una sola, pero inmensa familia, a todas las formas de la Vida.
Pero, por desgracia, retenido por el cosmos, no dispuso de tiempo suficiente para concluir su obra y los hombres nacieron imperfectos.

Enriquecidos por el Conocimiento primordial del que habían surgido, inspirados por la esencia divina de la que estaban impregnados, los Grandes Antepasados, criaturas gigantescas, ni hombres ni animales, se pusieron a crear el mundo tal y como es ahora.

En la inmensa llanura inacabable que era la tierra, crearon los ríos, las colinas y todos los accidentes del terreno. Promulgaron las leyes destinadas a vincular a todos los hombres entre sí por medio de parentescos sumamente complicados, parentescos que se imbrican los unos en los otros, naciendo aquí para reanudarse allá, arrastrando a todos los miembros de un pueblo en un verdadero torbellino de obligaciones de ayuda mutua, encadenando los unos a los otros desde el nacimiento hasta la muerte.

Asimismo, proveyeron de vínculos parecidos a los diferentes pueblos. Así, de norte a sur, de este a oeste, los parentescos creados tejieron una gigantesca telaraña cuyos hilos nos guían y protegen desde entonces.

Luego, antes de desaparecer, antes de que concluyera el Tiempo de los Sueños, cuando aparecieron los hombres en su forma actual, les dijeron:

"Este es vuestro país. Lo hemos creado para vosotros. Aquí viviréis y lo conservaréis tal como os lo entregamos. No lo dejaréis nunca, pues sois sus Guardianes. Sois los Guardianes de nuestra Creación".


Fuente:
Versión del mito anangu presentado en página de Club telepolis.
http://www.temakel.com/

jueves, 26 de agosto de 2010

MUERTE EN TEHERÁN


En cierta ocasión, un persa rico y poderoso paseaba por el jardín con unos de sus criados, compungido éste por que acababa de charlar con la muerte, quien le anunciaba con tiempo que lo llevaría... así podía despedirse de todos, arrepentirse, y pedir disculpas en los casos necesarios...

Más el criado le suplicaba a su amo persa casi de rodillas, si le podía dar el caballo más veloz, para apresurarse y poder huir a Teherán aquella misma tarde.

El amo accedió y el sirviente se alejó a toda velocidad.

Al entrar a la casa la muerte se puso a charlar con el amo.

El persa le preguntó:

_"¿Por que has asustado y aterrorizado a mi criado?

_ ¡"Yo no lo he amenazado, solo le mostré mi sorpresa al verlo aquí, cuando en mis planes estaba encontrarlo esta noche... en Teherán!

_"Contestó la muerte..."

miércoles, 25 de agosto de 2010

EL OSO

El oso grizzly habita en los bosques abiertos, altiplanicies y praderas cordilleranas de Estados Unidos y Canadá.


El oso Grizzly era otra de las criaturas reverenciadas por los indígenas, llamado en ocasiones como “Hombres del Bosque”.

Cuenta una leyenda que un niño que quedó huérfano, fue encerrado en una cueva por su malvado tío, el niño fue salvado por los animales del bosque y vivió con ellos en la naturaleza.

Cuando crecido volvió a su pueblo y ofreció a los miembros de su aldea vivir en el bosque en paz con la naturaleza, de lo que ésta ofrecía, para ello debían ayunar durante una semana aquellos que quisieran seguirlo.

Los que así lo hicieron en el séptimo día siguieron al muchacho al bosque y mientras lo hacían, les fueron creciendo garras y pelo por todo el cuerpo y se convirtieron en los primeros osos de la historia.

martes, 24 de agosto de 2010

EL FRESNO YGGDRASIL

"Un fresno que conozco resiste,
Su nombre es Yggdrasil.
Un árbol inmenso, cubierto
Por la blanca arena.
Desde ahí viene el rocío
Que cae sobre los valles.
Se erige siempre verde
Sobre el pozo de Urdal”


En medio de Midgard estaba Åsgard, y en medio de Åsgard los dioses plantaron un árbol, un inmenso fresno llamado Yggdrasil.

Era el árbol más grande imaginable.

Una de sus raíces yacía en Åsgard; otra, en Jotunheimen; y una tercera, en Niflheim; y sus ramas eran tan extensas que abarcaban el mundo entero.

Yggdrasil es el centro del universo, y mientras el árbol se mantenga verde y frondoso, seguirá existiendo el mundo.

lunes, 23 de agosto de 2010

ORIGEN DE LA LAGUNA DE TOTA


Antiguamente el hueco ocupado por la extensa laguna era un hueco desértico de tierra amarilla.

En noches de plenilunio se posaba sobre la cavidad una inmensa bola de fuego, de la cual salía Busiriaco, Dios de los Infiernos, que cuando llegaba desataba tormentas y fuertes vientos que alejaban las nubes del árido lugar.

Un día el jeque Monetá reunió a todo su pueblo para ir a conjurar a Busiriaco y a la serpiente negra.

Llegados al hueco oraron, ayunaron, hicieron ofrendas y danzaron; una bailarina lanzó un disco de oro a la serpiente negra, dejándola herida de muerte; al otro día el jeque Monetá arrojó al hueco la esmeralda que había regalado Bochica al jefe Suamox; al caer sobre la serpiente, la piedra perdió su dureza, transformándose en honda verde y aguas transparentes, las cuales fueron creciendo hasta llenar el hueco.

Monetá y su pueblo alabaron a Bachué, Diosa de las Aguas, a Chiminigagua, el omnipotente Señor del Universo, después de lo cual apareció el arco iris y sobre él, la figura de Bochica.

Desde entonces el sol saca porciones del guacata ya líquida, la lleva a los cielos y luego la devuelve en copiosa lluvia, que ha colmado de fertilidad la tan antigua esterilidad de aquel paraje.

domingo, 22 de agosto de 2010

EL CURUPÍ Y LA MUJER INDISCRETA


Un cazador, siguiendo ávidamente el rastro de un mborebí -el animal más corpulento de la selva, el que rinde más carne, al que los criollos llaman tapir y los brasileños, anta-, se perdió en la selva.

Mientras caía la noche, pensaba temeroso: Me encontrará el Curupí...

Pero el curupí había comido bien ese día, y estaba de muy buen humor.
-¿Qué haces por aquí solo, en plena selva, y a estas horas? -le preguntó tomándolo por sorpresa.

-Me he perdido siguiendo el rastro de un gran mborebí... -respondió el cazador.

-¿Pero no conoces el miedo…? ¿Acaso no sabes de los peligros que trae la noche? -el Curupí se le acercó, desafiante.

-Sucede que soy pobre -murmuró el hombre-, y mi mujer y mis hijos tienen hambre. Aquel mborebí nos habría asegurado carne para varios días.

El Curupí miró con algo de pena al indefenso cazador.

-Ya he comido -dijo como hablando consigo mismo-, ahora tengo ganas de fumar. ¿Me das un poco de tabaco?

El cazador se lo dio; y tras la primera bocanada el Curupí le propuso:
-Me traerás tabaco aquí, todas las noches. Y yo te daré un mborebí.
Pero que nadie sepa nuestro trato: ni siquiera tu mujer. El que lo descubra, morirá; y tú te volverás loco.

Esa noche, todos comieron en la choza del cazador.

Y la otra, y la otra, y la otra también. Curiosa, la mujer preguntó, pero su marido no soltó palabra.

A la tarde siguiente, ella lo siguió. ¡Y descubrió a su compañero, conversando con el Curupí, mientras le entregaba tabaco a cambio de un corpulento tapir!

Pero ya el Curupí, que como las lechuzas ve en la noche más cerrada, había divisado a la mujer en la espesura. Casi distraídamente, como quien piensa en otra cosa, tomó su arco y colocó en él una de sus infalibles flechas.

-¿Sabes, ch´amigo? -le dijo al cazador-, alguien nos ha descubierto...

¿Recuerdas nuestro trato?
-El que lo descubra, morirá -murmuró sorprendido el hombre, repitiendo las palabras del Curupí-; y...

Se hizo un silencio. Sin levantar la vista, suavemente, el enano tensó el arco y soltó la flecha, que se perdió en el rincón más oscuro de la selva.

Sólo se oyó apenas un quejido sordo; pero el cazador debió de reconocer la voz porque saltó hacia el lugar para encontrar, ya sin vida, a su mujer con la flecha clavada en el corazón.

Y salió corriendo por la selva, dando gritos, loco de remate.

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/04/curupi-el-defensor-de-la-selva.html