Años atrás se hablaba de un hombre que vestía de una manera muy rara. Se le veía con un arco y una flecha y más que caminar parecía que flotaba. Siempre se dirigía al mismo lugar, donde hoy se localiza El Grasero. Se hincaba y ponía su frente en el suelo. Permanecía un tiempo allí y luego se desaparecía, se esfumaba.
(Luego se supo que era un indígena huachichil, de los muchos que poblaban las sierras de lo que hoy es Concepción del Oro.)
Una hermosa y joven mujer de la tribu de los huachichiles acostumbraba andar por el que hoy conocemos como el cerrito de la Cruz. Juntaba mezquites, que formaban parte de su alimentación.
Un día, andando en esos menesteres, sintió que alguien la observaba.
Al dirigir su mirada a lo alto del cerro, descubrió que a un apuesto indígena de la tribu de los irritilas, hombre alto, muy bien formado, que andaba de cacería con su arco y su flecha.
Tras saberse descubierto, el joven bajó despacio por la ladera del cerro, sin perder de vista a la joven.
Cuando ya estaba a cierta distancia, preparó su flecha en el arco y la dirigió hacia la joven.
Ella se quedó petrificada, anticipando lo peor.
El joven disparó la flecha y en unos instantes cayó una serpiente que estaba enroscada en una rama del mezquite.
La hermosa huachichil recuperó el aliento y corrió hacia el irritila; lo abrazó y le dio las gracias de todo corazón.
Ése fue un momento en que por primera vez se vieron a los ojos y sintieron que el amor los había atrapado.
A partir de aquel día, se les veía por todas partes siempre corriendo entre las florecillas del campo. Sus risas eran acompañadas por el canto de los pajarillos.
Se sentaban bajo la sombra de los pirules; y un lugar muy especial al que acudían era al arroyito de las aguas cantarinas donde se les veía refrescar sus cuerpos siempre felices, siempre riendo.
Pero siempre algo sucede que nubla la dicha de una pareja que vive tan feliz…
Resulta que un huachichil se moría de celos porque pretendía a la joven y ella no le correspondía. A cada momento la seguía. A la distancia la observaba con el irritila, al tiempo que urdía la forma de acabar con ese amor que no pudo ser para él.
Un día siguió a la joven y precisamente en ese lugar que hoy se conoce como El Grasero y que era el lugar donde se reunían los enamorados, le dio muerte con su puñal, clavándolo en su pecho.
En ese preciso momento llegaba el joven irritila a reunirse con su amada. Al darse cuenta, el huachichil preparó su arco y su flecha y le disparó a su rival de amores, hiriéndolo de muerte. El joven irritila se arrastró hasta donde estaba su amada, puso su cabeza sobre el pecho de ella y allí murió.
El joven huachichil se fue furioso porque ni en la muerte logró separarlos.
Cuentan que ese día el cielo se obscureció y empezó a llover; que era una lluvia triste como si el cielo llorara por la muerte de esos enamorados. Los pájaros dejaron de emitir sus cantos y las flores del campo doblaron sus tallos en señal de duelo.
Se dice que el hombre que aparece y desaparece en El Grasero es el joven irritila que de vez en cuando va al lugar donde le quitaron la vida a él y a su amada.
Compartida por Lucila Torres Ortiz, nativa de Concepción del Oro, Zacatecas, radicada en Monterrey. México
Fuente: Xpresandote.com
http://leyendasdemexico.obolog.com/mitos-leyendas-zacatecas-joven-huachichil-muchacho-irritila-874697
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/04/los-huachichiles.html
Notas
Mezquite (del Náhuatl mizquitl) son especies botánicas de plantas leguminosas del género Prosopis