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sábado, 25 de septiembre de 2010

SOY TU



Era un discípulo honesto.

Moraba en su corazón el afán de perfeccionamiento.

Un anochecer, cuando las chicharras quebraban el silencio de la tarde, acudió a la modesta casita de un yogui y llamó a la puerta.

-¿Quién es? -preguntó el yogui.

-Soy yo, respetado maestro. He venido para que me proporciones instrucción espiritual.

-No estás lo suficientemente maduro -replicó el yogui sin abrir la puerta-. Retírate un año a una cueva y medita. Medita sin descanso.
Luego, regresa y te daré instrucción.

Al principio el discípulo se desanimó, pero era un verdadero buscador, de esos que no ceden en su empeño y rastrean la verdad aun a riesgo de su vida. Así que obedeció al yogui.

Buscó una cueva en la falda de la montaña y durante un año se sumió en meditación profunda.

Aprendió a estar consigo mismo; se ejercitó en el Ser.

Sobrevinieron las lluvias del monzón.

Por ellas supo el discípulo que había transcurrido un año desde que llegara a la cueva.
Abandonó la misma y se puso en marcha hacia la casita del maestro.

Llamó a la puerta.

Abandonó la misma y se puso en marcha hacia la casita del maestro. Llamó a la puerta.

-¿Quién es? -preguntó el yogui.

-Soy tú -repuso el discípulo.

-Si es así -dijo el yogui-, entra. No había lugar en esta casa para dos yoes.

viernes, 24 de septiembre de 2010

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED


VIRGEN GENERALA


Alocución patriótica en la solemnidad de Nuestra Madre de la Merced, pronunciada por el superior del Convento de la Merced de Córdoba el 24 de Septiembre del Gran Jubileo del 2000.



Redescubrir el sentido originario de las cosas es un ejercicio de la razón que nos pone en camino hacia la libertad.

Estamos aquí para rendirle homenaje a una advocación mariana a la que un general argentino, hace casi dos siglos, nombró como generala de su ejército en el campo de batalla.

Conocer las circunstancias que rodeaban a ese general y a ese ejército nos permitirá redescubrir el sentido de esta Virgen Generala.





El ejército del norte había bajado desde Bolivia derrotado. Su moral estaba quebrantada. Carecía de los elementos más imprescindibles para mantenerse como fuerza de choque capaz de garantizar la integridad de las fronteras encomendadas a su cuidado. La disciplina estaba profundamente resentida. En las ciudades y en el campo se percibía con mayor intensidad sino el odio contra el ejército, al menos la indiferencia de la población hacia las tropas.
Según informara al Triunvirato don Juan Martín de Pueyrredón, era desconsolador el oír los clamores de los miserables enfermos, sin que fuera posible aliviarlos por falta de medicinas. Las tropas estaban prácticamente desnudas y el armamento casi inexistente. La deserción era generalizada. El ejército en su totalidad estaba reducido a escombros.

El 27 de febrero de 1812, don Manuel Belgrano es designado al mando de esas tropas. La misión que le encomendaban desde Buenos Aires era la retirada.

Belgrano trabajó contra reloj, pues el enemigo concentraba aceleradamente sus fuerzas en la frontera para el ataque definitivo.

Se dedicó a captar las simpatías de la población, dotar a sus fuerzas de todo lo indispensable, establecer una mínima disciplina. Pero sobre todo a infundirles los grandes ideales de libertad.

Belgrano se hace cargo de ese ejército en el momento más crítico para la libertad de los pueblos americanos. Tan sólo en el actual territorio argentino los ejércitos españoles no habían retomado el control sobre sus habitantes.

El 14 de julio de 1812, lanza una convocatoria a todos los ciudadanos solteros desde 16 hasta 35 años, "amantes de la libertad, a alistarse en las banderas de la patria". Muchos jujeños se presentaron, según palabras de Belgrano, "ofreciéndose a servir personalmente con sus armas y caballos y al mismo tiempo a poner a mi disposición sus ganados, mieses y demás bienes".

El 20 de agosto se inicia la evacuación de la ciudad de Jujuy. A la cabeza de ese ejército marchaban los civiles, con todo lo que pudieron cargar. A la retaguardia marchaban los militares, hostilizando en lo posible al enemigo. Doscientos cincuenta kilómetros en cinco días, por caminos de tierra, con niños en brazos y bultos sobre las cabezas.

Ante esa gesta heroica de los jujeños, desde el gobierno porteño se respondía con indicaciones de profundizar la retirada.

Pero el ejército que comandaba Belgrano no era ahora el mismo que enviara Buenos Aires a tierra ajena. Era un ejército en que los hombres que lo integraban peleaban por su propio terruño.

Puesto ante esa disyuntiva: las necesidades del pueblo o el mandato de las autoridades, Belgrano opta por desobedecer.

Desobedece en tiempos de guerra y se expone a todas las penas que pudieran corresponderle, antes que actuar en contra de los intereses populares.

Corría el mes de septiembre en Tucumán, y el destino de toda la América libre se jugaba al todo o nada. Si el ejército patriota sucumbía, un ataque combinado de las tropas alto-peruanas, de la banda oriental y portuguesas acabaría con Buenos Aires. La gesta sanmartiniana no hubiera tenido ninguna posibilidad.

El ejército realista de Tristán avanzaba con 3000 soldados veteranos y 13 piezas de artillería de montaña. Lo esperaban 900 soldados y mil seiscientos reclutas.

Ante tal desigualdad, Belgrano pone a todo su ejército bajo el patrocinio de esta advocación mariana, nacida de la necesidad de libertad.
La batalla que también recordamos hoy fue de una enorme complicación. Concurrieron tantos imprevistos, que el general Paz recordaría en sus “Memorias” no haber visto algo así en otras acciones militares en que se encontró.

Abstengámonos si es posible de considerar el dolor de los agonizantes, el dolor insoportable de los músculos perforados por las balas o desgarrados por las bayonetas, los estertores, los espasmos, y tantos otros males desbordados desde el fondo de las ambiciones y egoísmos humanos.

Un ejército en superioridad numérica y técnica se enfrenta con una infantería provista de cuchillos; una caballería pertrechada de lanzas, puñales, lazos y boleadoras; y una artillería por demás rudimentaria.

Ese era el Ejército del Norte: era un pueblo en armas buscando su libertad.

Inicia el combate la artillería patriota. Carga la infantería contra el centro del enemigo, mientras que la caballería tucumana se lanza como una tromba por la derecha dando alaridos y golpeando con sus rebenques los guardamontes.

Hasta los elementos de la naturaleza se abatieron sobre el campo de batalla: un terrible huracán oscureció el cielo y una manga de langosta se arrojó sobre los combatientes.

Luego de marchas y contramarchas el triunfo sonrió al pueblo de la patria. El parte de batalla del general Belgrano reconoció la protección de María de la Merced.
“La patria puede gloriarse de la completa victoria que han obtenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección nos pusimos”.

Y llegamos así al 28 de octubre. Belgrano había dispuesto una procesión en agradecimiento a la Virgen de la Merced. Según el general Paz, al pasar por el campo de batalla:

"Repentinamente el General deja su puesto, y se dirige solo hacia las andas en donde era conducida la imagen de la advocación que se celebraba; la procesión para; las miradas de todos se dirigen a indagar la causa de esta novedad; todos están pendientes de lo que se propone el General; quien, haciendo bajar las andas hasta ponerlas a su nivel, entrega el bastón que llevaba en su mano, y lo acomoda por el cordón en las de la imagen de Mercedes. Hecho esto, vuelven los conductores a levantar las andas, y la procesión continúa majestuosamente su carrera.
La conmoción fue entonces universal; hay ciertas sensaciones que perderían mucho queriéndolas describir y explicar; al menos yo no me encuentro capaz de ello. Si hubo allí espíritus fuertes que ridiculizaron aquel acto, no se atrevieron a sacar la cabeza."

Podemos concluir entonces que éste es el sentido que le atribuyó Belgrano: reconocer en María la conductora del Pueblo cuando anda en busca de libertad.

Si en Tucumán la devoción por la Virgen de la Merced fue decisiva, en la batalla de Salta, la que libró para siempre a nuestro suelo de la presencia militar española, la devoción mercedaria se convirtió en uniforme. Fue el escapulario mercedario la divisa que diferenciaba ambos ejércitos.

Así es el relato del general Paz sobre la partida del ejército de Belgrano hacia Salta.

Luego que el batallón o regimiento salía de su cuartel, se le conducía a la calle en que está situado el templo de la Merced. En su atrio estaba ya preparada una mesa vestida, con la imagen, a cuyo frente formaba el cuerpo que iba a emprender la marcha; entonces sacaban muchos cientos de escapularios, en bandejas, que se distribuían a los jefes, oficiales y tropa, los que colocaban sobre el uniforme y divisas militares. En la acción de Salta, sin precedente orden y sólo por un convenio tácito y general, los escapularios vinieron a ser una divisa de guerra; si alguno los había perdido, tuvo buen cuidado de procurarse otros, porque hubiera sido peligroso andar sin ellas.

Y ese es el sentido de la banda celeste y blanca que luce la imagen de la Virgen Generala:

Ella prestó a las tropas de la patria su escapulario como escudo y la patria le agradece entregándole su bandera para que luzca junto a su escapulario liberador
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Fuente: www.merced.org.ar/
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/la-flor-del-alto-peru.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/09/manuela-godoy.html

jueves, 23 de septiembre de 2010

LA TIERRA SIN MAL


La búsqueda de un paraíso terrenal provocó largos viajes.

Los guaraníes creían en una Tierra Sin Mal, especie de un paraíso terrenal adonde se podía entrar sin morir. Allí los cultivos crecen solos, decían, la miel y la carne son abundantes, no hay enfermedades ni muerte, y todos viven con felicidad.

Cada tanto, algún karaí afirmaba haber recibido en sueños revelación de donde se ubicaba ese anciano lugar y como llegar hasta él. Con sus discursos elocuentes, arengaba a todos para que abandonaran aldeas y cultivos, y siguieron el camino que le había sido indicado.

Muchos de estos éxodos eran penosos y trágicos. Los peregrinos debían avanzar por zonas boscosas y ríos desconocidos, rodear saltos de agua, improvisar puentes con troncos y lianas, enfrentar a grupos enemigos y padecer enfermedades.

Para llegar a La Tierra Sin Mal era necesario tener perseverancia, coraje y fuerza espiritual. Esta última se renovaba cada noche, cuando el karakí precedía danzas especiales vinculadas con los mitos y con la esperanza de una nueva tierra. La música, los cantos religiosos, las oraciones y los bailes buscaban aligerar los cuerpos y liberar a los hombres de sus imperfecciones, elevándolos y facilitándoles el camino. Ante un fracaso, volvían a partir con nuevo rumbo, siempre dirigido por su profeta.

Españoles y portugueses trajeron nuevos males a la tierra guaraní, y dieron mayor impulso a la búsqueda de La Tierra Sin Mal, fuera del alcance de los conquistadores.

La historia mas dramática fue la de un grupo de 12.000 Tupí-guaraní, quienes en 1.539 partieron desde la costa de Pernambuco, en Brasil; 10 años más tarde, 300 sobrevivientes llegaron a los Andes peruanos, después de atravesar toda el Amazona.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL ORIGEN DE LA QUENA

Chasqui

Nakaq era un demonio rojo de raras facciones y gestos. Iba vestido de rojo y aguardaba a los viajeros en los recodos de los caminos para hechizarlos.

En aquellos días, Cuzco era la sede imperial donde florecía una de las más completas civilizaciones del mundo: a ellos se les debe el primer sistema de correo postal, donde utilizaban a los chasquis (indios corredores), que se turnaban cada ciertos tramos de distancia; con tal perfección que, el Inca, por ejemplo, en su palacio de Cuzco, podía permitirse diariamente el lujo de comer pecado fresco proveniente de la costa, muy lejana.

Era el reinado del Inca Yahuar Huakacc, rey sabio y melancólico.

El príncipe de Kachamarka era un anciano de gran valía a quien el Inca especialmente distinguía de entre todos. Tenía tres hermosos hijos, talentosos y buenos; dos mujeres y un varón: Pura, Wañu, y Auki Paukar. Los tres se amaban tiernamente y eran conocidos como bellos ejemplos de fraternal amor.

Su padre los había educado según su rango a través de sabios amautas (maestros), y mientras esperaban que llegase el día en que Pura y Wañu fuesen llevadas al Aclla Huasi (casa de las vírgenes del sol), en calidad de ñustas (doncellas nobles), para ser consagradas al Dios Sol.

Mientras, Auki Paukar pastoreaba rebaños paternos en la falda del Wilkanuta.


Esta actividad transformó al joven en inspirado haravec (poeta),
y las notas dulces de sus yaravíes (cantos tristes), aún se escuchan en nuestros días, interpretadas por los collas con sus quenas; al atardecer, en la soledad del altiplano.

Cuentan que a oídos del Inca llegó la fama de los tres hermanos, y tuvo el deseo de ofrecer a su Coya (esposa), la amistad y servidumbre de las dos bellas ñustas, y dejar para sí el dulce canto del haravec, quien espantaría los supayes (genios malos) de la tristeza.

Envió un chasqui al Príncipe de Kachamarca, requiriendo sus tres hijos para adornar con su gallardía la noble corte de Cuzco.

El dolorido anciano no pudo negarse a tan gran honor y, llorando secretamente, consintió en separarse de ellos.

La víspera de la partida, los hermanos rodearon al padre, y fueron a recorrer los lugares queridos. El más apenado era Auki Paukar.

Con doliente voz iba creando un nuevo yaraví (llegado a nuestros días con el nombre de Suray Surita)

Su vida sería la de un pájaro prisionero destinado a cantar para distraer las tristezas del Inca.

Al día siguiente, los hijos, llorando, se despidieron del padre.

Cuando la caravana partió, subió el dolorido príncipe a una colina para contemplarlos por última vez. Sentía que su alma volaba tras ellos, cuando en un recodo del camino divisó agazapado un deforme colla jorobado, vestido de rojo.

Por un instante, el terror paralizó su corazón; luego bajó corriendo la loma: ¡él sabía a quiénes esperaba aquel personaje siniestro!

En su palacio llamó al sacerdote, y le preguntó cómo salvar a sus hijos del Nakacc.

El sacerote movió tristemente su cabeza: el Nakacc es un demonio poderoso y nadie se salva de sus garras. Sólo queda llorar, ya que nadie los volverá a ver.

Más a Cuzco llegó el mensajero con las dos bellas ñustas.

Sin Auki Paukar. Así lo explicó el mensajero: "A poco de partir de Kachamarca, se nos unió un colla deforme y jorobado, vestido de rojo. Parecía muy enfermo. Compadecidos, los tres hermanos le hicieron lugar en la comitiva. Como permanecía callado, nadie se le acercó. Más, al anochecer, sacó el jorobado un cuerno y sopló sobre todos, inmovilizándolos con su hechizo. En aquel momento, Auki Paukar estaba alejado, mirando desde una loma su querida Kachamarca.

Y en la noche silenciosa, cuando a los demás se acercaba la muerte de manos del Nakacc; bella y pausada surgió la melodía de un yaraví.

Y el demonio, dejando caer su cuerno funesto, escuchó profundamente.

Entonces Auki Paukar, surgiendo de entre las sombras, se le acercó y le dijo: "Señor mío, deja ir en paz a mis hermanas, y yo cantaré siempre para tí". Y respondió el Nakacc: "Si me das un hueso de tu pierna izquierda, y consientes que dentro de él encierre tu alma, las dejaré partir sin hacerles daño" Auki Paukar, por salvarlas, consintió sin dudar. Deshizo el hechizo el supay, y ordenó a las hermanas alejarse; pero ellas se negaban a abandonar a su querido hermano.

Entonces el Nakacc desapareció llevándose para siempre al generoso haravec".

Tal es lo que el chasqui narró al Inca, y lo que repitieron ambas ñustas, llorando.

Llenase el Inca de la tristeza más honda: "¿Cuál no sería el encanto de esa música, que detuvo la mano en alto del inexorable Nakacc, que nunca perdona? ¿Cómo sus notas hubieran hecho nacer la paz en su alma en su propia alma angustiada?".

Y su deseo se vio realizado, ya que, desde entonces, por las noches comenzó a escucharse el sonido triste, grave y sentido de un raro instrumento, en todos los rincones del Imperio.

El Inca escuchó esas notas, y, si bien no logró desterrar la tristeza de su alma, al menos logró encontrar la calma al influjo de la dulce melodía.

Según los indios, este es el origen de la quena (especie de flauta), donde ellos, taciturnos, vuelcan su honda y eterna melancolía. No existe nada más sobrecogedor que su extraño e inquietante sonido: al escucharlo a lo lejos, cuando el día muere, se cree oír un lamento, una queja milenaria. Puede ser en verdad el alma del joven haravec, cantando en su extraña cárcel sus melancólicos yaravíes, que le sirvieron en su momento para salvar a sus dos queridas hermanas.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/07/la-quena-y-sus-leyendas.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/07/la-quena-y-sus-leyendas_25.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/07/la-quena-y-sus-leyendas_26.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2008/07/la-quena-y-sus-leyendas_29.html

martes, 21 de septiembre de 2010

EL PILLCO MOZO



El Eterno Guardián Chupaychu


Manuel Nieves Fabián en su libro "Mitos y Leyendas de Huánuco" relata:

"La leyenda dice que el joven Chupaycho Cunyag se enamoró perdidamente de la bella princesa Pillco Huayta, hija del valeroso curaca Achapuri Inquil Tupac.

Su amor fue tan profundo que ambos jóvenes terminaron amándose.

El padre, al enterarse de la osadía de su hija, se opuso rotundamente, ya que tenía escogido para ella a un valeroso guerrero Panatahua.

Los jóvenes enamorados, desoyendo las palabras del curaca, huyeron hacia el lugar denominado Nunash y se instalaron en un pequeño palacete, ahí se atrincheraron.

Cunyag, al saber que el padre de su amada se dirigía hacia Nunash con un poderoso ejército, instruyó al Pillco Huayta para que huyera y diera aviso a los Chupaychos, mientras él y los suyos le entablarían resistencia.

La princesa concurrió rauda a cumplir la misión mientras el joven lo esperó dispuesto, incluso a sacrificar su vida.

Su sorpresa fue tal, al ver al Amaru que guiaba al ejercito del curaca, Atemorizado, Cunyag huyó con dirección al lugar de su origen. El terrible Amaru, al ver que corría el mozo, levantó las alas y sentenció que se convirtiera en piedra.

Fue así que cuando contemplaba a su pueblo desde las alturas del Marabamba, sintió que lentamente su cuerpo se transformaba en piedra, entonces, viéndose perdido y antes que su cabeza se petrificara, con un grito que se escuchaba a muchas leguas, ordenó que Pillco Huayta huyera hacia la selva para librarse de la cólera de su padre.

El Amaru, volteó el rostro hacia la selva, se levantó en ligero vuelo y al encontrar a la princesa a orillas de un caudaloso río, sentenció que se convirtiera en una enorme montaña para que la desobediencia de ambos jóvenes quedara a manera de una lección para la posteridad.

Hoy, podemos apreciar a estas dos figuras en eterno reposo: a Pillco Mozo, en Huánuco y a Pillco Huayta (Bella durmiente), en Tingo María".

http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/09/la-bella-durmiente-pillco-huayta.html

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL ORIGEN DEL AYAWASKA

Dibujo "Ayawuasca del Monte"
Ángela Ruiz Martínez

Cuentan los Ancianos que alguna vez vivió en la Selva un hombre llamado Agustín Murayari que, sin tener maestro ni dieta, llegó a ser curandero. El y su mujer, María Luisa, eran conocedores de las plantas, con las cuales curaban.

Cuando contaba cerca de 300 años y sintiéndose ya algo enfermo reunió a sus diez hijos, cinco mujeres y cinco hombres, y les dijo:

“Hijos como ya llega mi día para morir quiero pedirles que no me entierren; busquen detrás de mi chacra un tronco de lupuna y dos shungos, preparen con ellos las estacas y amárrenlas al tronco de la lupuna. Cuando muera traerán cuatro bejucos con los que van a sujetar mi cuerpo en cuatro partes, a la altura de las rodillas, del ombligo, del pecho y del cuello. Una vez que hayan hecho esto déjenme en el monte porque yo he de continuar produciendo y cuando este listo seré AYAWASKA. De mi aprenderán aquellos que quieran ser curanderos”.

Obedientes, sus hijos cumplieron con el pedido de su padre. Pasados tres meses fueron a la chacra y hallaron el cuerpo del anciano suavemente unido a la lupuna. Sus dedos transformados en raíces se hundían en la tierra. Seis meses más tarde el tímido tronco ya estaba enredándose al tronco de la lupuna. Era AYAWASKA.

María Luisa, su mujer comprendió que también para ella ya era tiempo de partir y, como antes lo había hecho Don Agustín así habló a sus hijos:

“He hecho una olla de barro bien grande, cuando muera me sientan en mi olla y me ponen tierra hasta la cintura. Dejen la olla en el costado derecho del tronco de lupuna en que dejaron a su padre, al Igual que él yo produciré y echaré raíces”

Nuevamente sus hijos cumplieron con el pedido.

Al poco tiempo creció al lado de su esposo. Era CHAKRUNA.

Es por eso que el Ayawaska tiene que ser preparado con la Chacruna. Esposo y Esposa.
La Chacruna es la madre de las Plantas, María Virgen. Por eso hay otras plantas que llevan el nombre de esa mujer como Hierba Luisa entre otras.

La Chacruna le da fuerza al Ayawaska. Pinta las visiones.

NOTA:

Aya en quechua significa “muerto” y Waska significa “soga”. La “soga de los muertos”.


Narrado por Don Benjamín Mahua – Pucallpa. Junio 2005


http://www.comunidadtawantinsuyu.org

domingo, 19 de septiembre de 2010

EL BAILE DE LA CONQUISTA


Los bailes y danzas que ocuparon un lugar importante entre las tradiciones americanas.

Más que un evento folklórico, estas manifestaciones tienen un profundo carácter ritual, razón por la que se ejecutan durante las celebraciones de fiestas patronales, civiles y regionales.

La más importantes de las danzas de origen colonial que se practica regularmente en Guatemala, es el Baile de la Conquista. Sin duda, todos nosotros la hemos admirado en innumerables representaciones; nos ha cautivado la riqueza de los trajes y la elegancia de los movimientos pausados y repetitivos de los danzantes. A propósito de la proximidad del 12 de octubre, fecha en que recordamos el descubrimiento de América, presentamos una brevísima explicación.

Este baile comenzó a practicarse en el occidente de Guatemala a partir del siglo XVI. Al parecer, en esta época los indígenas de Ciudad Vieja, Utatlán y Jocotenango, quisieron interpretar un drama para manifestar su aprecio al obispo Marroquín, por lo que pidieron a un fraile, que escribiera el parlamento.

Actualmente, se representa en el altiplano central y occidental del país, así como en algunos departamentos de la costa sur.

El Tema:

Del baile de la Conquista existe un manuscrito, escrito en versos y en español. En el texto se describe la conquista de los indígenas quichés por los españoles. El argumento inicia con la llegada de los embajadores españoles ante el rey Quiché. Preocupado por la invasión de sus tierras, el Rey pide el apoyo del gobernador de Xelajú, Tecún Umán. Finalmente, se lleva a cabo el entrenamiento entere los dos ejércitos que culmina con la lucha cuerpo a cuerpo entre ambos jefes, don Pedro de Alvarado y Tecún Umán. En esta batalla resulta muerto el héroe quiché. Su sucesor declara el fin de la guerra y acepta la conversión al cristianismo.

Indios, por su parte, utilizan atuendos Aparentemente, este baile representa una adaptación del tema de la danza española de “Moros y Cristianos”. La versión de Guatemala, incluye una mecánica similar pero con héroes locales.

En efecto, en ambos casos el enfrentamiento entre los dos grupos culmina con la conversión al cristianismo del grupo derrotado.

Los Participantes

En este baile participan 19 personajes divididos en tres grupos: los oficiales españoles con don Pedro de Alvarado a la cabeza, los caciques indígenas dirigidos por Tecún Umán y la familia real Quiché.

Los bailadores se disfrazan con tarjes de colores vistosos, armas y máscaras elaboradas con madera, que se alquilan a morerías (Talleres especializados), encargadas de surtir a todas las comunidades que realizan estoas bailes. Las más famosas se encuentran en Totonicapán y el Quiché.

Los indios y los españoles utilizan máscaras con piel rosada y bigotes. Sin embargo, las máscaras de los españoles tienen el rostro serio, mientras que los indios van sonrientes. El traje de los españoles consiste en pantalones cortos, chaquetas de terciopelo morado y botas negras. Los indios, por su parte, utilizan atuendos más elaborados: capas de terciopelo de colores con bordados e imitaciones de piedras preciosas y espejos. Además, llevan pantalones cortos de algodón, sandalias y sombreros con adornos de papel o plumas de colores.

En contraste con lo vistoso de los trajes, la música de este baile es bastante monótona. Los instrumentos musicales utilizados son el tambor y la chirimía. ,a música se utiliza en los intervalos durante los cuales no hay ningún discurso.

La realización de este baile varía en cada lugar. En Uspantán, los bailadores son personas de la comunidad escogidas por los cofrades en función de sus méritos. Sin embargo, estas personas deben ser capaces de sufragar los gastos que implica su participación en el baile; alquiler de los trajes, pago del maestro y de las ofrendas en licor, incienso y candelas.

La preparación de la danza requiere la participación de otras personas. El maestro es la persona que guarda el manuscrito y se encarga de enseñar a los bailadores los discursos y los pasos del baile. El director fija la fecha de la presentación del baile.

Además, es el encargado de proveer la comida y bebida durante los ensayos que se realizan en su casa.

El baile de la conquista es muy importante, pues hace alusión a uno de los eventos más importantes del país; la conquista de los españoles. Al principio, se representó como una forma de entretenimiento y diversión, pero con el tiempo sirvió como medio de enseñar al pueblo como se realizó la conquista de Guatemala.

Alvarado

Sin caballo me ha dejado
Aquel feroz animal
Dame la lanza Don Pedro
Que hoy le tengo que matar.

Tecún

Muerto soy Zunun
Me han partido el corazón
Recibe pues el perdón
Que estoy mortalmente
Herido.


Cfr: http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/06/tecun-uman.html

Fuentes: www.mijutiapa.com/images/files/File/elbailedelaconquista.doc
http://www.galasdeguatemala.com/r-guatemala-por-dentro-1-departamento-de-quiche-34-chichicastenango-el-quiche-27-baile-de-la-conquista-984.htm