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sábado, 17 de mayo de 2008

EL ARCO IRIS Cap 7



El felino es asociado en el texto de Huarochirí al arco del cielo, además, se reconoce el origen del Arco Iris, en la historia cósmica, durante dicho periodo.

La narración explica lo siguiente: "y entrando al lugar señalado vieron que llevava alrededor de la cabeça del león uno como arco del cielo" (Ávila 1604: fol.125.R).
Al igual, hemos hallado en casi todos los textos una especial vinculación entre el jaguar, la potencia celeste, la cabeza y el agua.

De igual modo hemos advertido la afinidad del felino a los poderes del inframundo, en las manifestaciones artísticas.

En los keros, por ejemplo, el artista une la imagen del Arco Iris al felino.

A su vez, dentro de la propia composición artística, frecuentemente, el arco del cielo alberga una escena de lluvia. En estos casos se aprecia claramente como el arco del cielo se abstrae en esa compleja bipolaridad de esencias, y evoca tanto rasgos inframundanos, caracterizados por el jaguar, como rasgos celestes, caracterizados por el agua que cae del cielo, por la lluvia.

Si bien se ha destacado la importancia de la serpiente bicéfala en párrafos anteriores, se hace necesario anotar algunas características del felino, pues explican el fenómeno del Arco Iris.

El jaguar es una deidad ctónica que manifiesta en su ser las fuerzas internas de la tierra, como se aprecia en el dibujo realizado por Juan de Santa Cruz Yupanqui.

Algunos investigadores han asociado (Imbelloni y Kauffaman), los felinos que aparecen en los keros, en las extremidades del cuerpo del arco iris, con la representación del qhoa.

Esta imagen felina es un ser mítico, llamado también oscollo, titi, amaru, vinculada a los fenómenos atmosféricos.

En la gran mayoría de los keros (4) las escenas se desarrollan en el interior del arco iris.

Siendo el kero un recipiente para los líquidos, nosotros especulamos con la idea de que se podría estar aludiendo a escenas vinculadas con el mundo acuífero, con el hurin pacha.

Así, comprendemos que se relacionen, igualmente, dichas escenografías, con representaciones agrarias, pues el Arco Iris, aparece cuando cae la lluvia fertilizadora en los campos.

Este felino es el portador que suministra las lluvias, un desdoblamiento de la deidad que domina los fenómenos atmosféricos.

En los textos coloniales el Arco Iris era provocado por la potencia de Supay, que lo levantaba desde los manantiales, boca por la cual la Pachamama expulsa su fertilidad.
Al igual en la actualidad se conserva la misma percepción (de la Torre 1994: 63).

Todas las formas de agua emergen o son paridas por las colinas, por los manantiales, por los caminos que surgen del inframundo, consecuentemente están relacionados con el hurin pacha.

Así, los fenómenos que se ocasionan y están asociados al fluido vital, como el Arco Iris, fueron percibidos como manifestaciones del inframundo.

Pero, además, el Arco Iris es un elemento que surge gracias a la ayuda del Sol, consecuentemente, es una forma de manifestación tanto del Inframundo como del Mundo Celestial.

Posee cualidades de las regiones celestes, pero es un fenómeno principalmente acuático, "es percibido como una señal de que la entidad Shapi está intentando tomar, conquistar el cielo, pertenencia absoluta de la entidad Amito" (de la Torre 1994).

Por otra parte, la amaru, no bicéfala, como agua terrestre, era personificada por los cuerpos de agua como los lagos o los ríos; y, además, con el rayo.

Estos fenómenos meteorológicos, junto a determinados animales y plantas, se podrían agrupar en un subconjunto caracterizado por aquellos seres que poseían un especial interés en la cosmovisión centro andina.

Así, hemos apreciado que algunos animales han sido elegidos para representar el plano celeste, como el cóndor, y otros el inframundano, como el jaguar.

Algunas plantas están íntimamente relacionadas con el mundo celestial, como el árbol, y otras con el hurinpacha, como la villca.

Para Mercedes de la Garza la serpiente bicéfala en forma de U, en el área maya, evoca a la luna, a la cueva, y a las fauces de la serpiente, asociada a su vez al agua y a la fecundidad de la tierra.

De igual modo desde las primeras manifestaciones de arte en la zona centro andina se aprecia como la serpiente bicéfala aparece asociada al plano celestial, al arco iris.

Podríamos generalizar y decir, consecuentemente, que el reptil, céfalo o bicéfalo, está inseparablemente relacionado con la mayoría de los fenómenos meteorológicos.

A su vez, la serpiente, tanto en el plano celeste, como en el terreno, se puede fusionar con otros animales.

Este complejo sistema transmutativo de las formas sagradas conlleva un sistema de cosmovisión, que mencionaremos brevemente.

La polaridad de la serpiente bicéfala ha sido entendida por los investigadores como la representación de la lucha de contrarios, de las dos fuerzas que rigen el cosmos en continua batalla.

La representación material de esta pugna se hace palpable durante la estación seca y la estación lluviosa (de la Garza 1984: 175).

La serpiente está íntimamente ligada con el tiempo de lluvias, por lo que pensamos que de ese característica intrínseca proviene, además, su asociación al Arco Iris.

El fenómeno multicolor es producto de la fusión de la lluvia y del sol.

Al ser fruto de estas dos formas sagradas posee, como hemos señalado con anterioridad, un complejo sistema de valores.


viernes, 16 de mayo de 2008

EL ARCO IRIS Cap 6

Las dos fuerzas que gobernaban los diferentes planos del universo fueron personificadas por los animales, que comparten esa composición.
Por lo tanto, no es de extrañar que se halle gran afinidad entre algunos agentes atmosféricos, por ejemplo, y la serpiente.

Luis E. Valcárcel ha escrito sobre la existencia de dos seres mitológicos que podían viajar a través de los diferentes planos del cosmos.

Estos seres eran dos serpientes.

Una de ellas es la serpiente Yakumama (madre agua) y Sachamama (madre árbol).

Cuando Yakumama sube de Uku Pacha, o Mundo de Abajo, llega a la superficie en forma de río, y al mundo de arriba, a Hanan Pacha, en forma de rayo, Illapa.

Por otra parte Sachamama tiene dos cabezas, y al subir al Mundo de Arriba se trasforma en Arco Iris, vinculado éste a la fertilidad y fecundidad, pues este precioso fenómeno natural se aprecia cuando ha llovido.

En el mito se advierte la misma afinidad entre las serpientes y los fenómenos atmosféricos que ilustró Juan de Santa Cruz Yupanqui en su cosmograma.

Por otra parte Sachamama, madre árbol, y el texto que proponemos, nos hace pensar en la posibilidad de vincular el Arco Iris con el árbol del cosmos, identificado por M. Eliade como lugar de reposo de las almas- ave.

Al respecto hemos hallado la siguiente información, en el manuscrito redactado por Francisco de Ávila, que apoya esta posibilidad interpretativa: "avia una como puente que era de un grande árbol que se dezia pullao y salía de la una punta de los cerros dichos y del otro salia otro y ambos se venían a encontrar y entretejer y hazían un hermosísimo arco, donde andavan huacamayas, papagayos, y otra diversidad de aves" (Ávila 1604: fol.126.R).

La información recopilada nos hace pensar que la importancia de la serpiente se centró en que representaba, en cierta medida, una forma axial.

La transmutación que las serpientes sufren al comienzo del ascenso al Mundo de Arriba, en el texto de Valcárcel, manifiesta su vinculación, o su capacidad para poder viajar.

Esta cualidad sobrenatural podría haber sido una de las condiciones más preciadas por el hombre -médico.

Así, la capacidad de transmutación, el movimiento cósmico, ayudaría al oficiante en su viaje por los diferentes planos del cosmos.

Se observa, además, que el Arco Iris se vincula con el rayo, asociado, también, a una serpiente.

Al igual, en el mito que narra el nacimiento de Juan Tama, hijo del rayo, encontramos la siguiente información relacionada, al igual, con el Arco Iris:
"Cuentan que una inmensa piedra bajó por delante abriendo paso y por detrás venían remolinos de musgo y hojas. Juan Tama llegó envuelto en una faja de colores, era el Arco Iris, y traía consigo objetos de oro fino, fue entregado para que lo amamantasen a varias mujeres y todas en ese oficio hallaban la muerte.

El niño habiendo venido de una estrella estaría sin sangre.

Se lo pasaron a una señora y después a una negra y también murieron; mientras tanto la piel del niño descascaraba como escama de serpiente" (Granda Paz 1998).

Por otra parte, el único animal, como tal, que dibujó Juan de Santa Cruz, en el cosmograma, fue un gato o jaguar que expulsa granizó por la boca, en el lado izquierdo.

Éste es un animal que posee la cualidad, al igual que la amaru, de poder trasladarse por las tres regiones del cosmos, aunque son percibidos como animales inframundanos.

El felino, o qhoa como lo llamaría Federico Kauffman, sale por las bocas de la Madre Tierra, en forma de granizo.

Es el señor de las montañas, el alter ego de lo salvaje, que se precipita por los aires con sus poderes sobrenaturales.

Su morada, que se ubica en la montaña, le permite obtener los poderes que posee en su vientre ésta, además de los poderes de clarividencia de las fuerzas nocturnas.

El precioso felino está íntimamente ligado a Quilla, la gran tejedora.

Ésta relación, curiosamente, nos ha llevado a interpretar al Arco Iris como una gran pieza de colores que se teje gracias a los poderes inframundanos.

La idea nos surgió con la lectura del trabajo de campo realizado por Ana de la Torre (1994), pues en la comunidad de Cajamarca el arco iris es percibido como una pieza textil, motivo por el cual posee franjas de colores.

Consecuentemente, el Arco Iris demarca de manera bipolar el camino hacia el inframundo, y es, además, acceso o puente para las entidades anímicas, y por extensión para los hombres-médico.

Continúa

jueves, 15 de mayo de 2008

EL ARCO IRIS Cap 5

Para observar algunos detalles de la cosmovisión centro-andina, y apreciar el lugar que cuychi asumía en dicho mapa conceptual, hemos añadido en el presente artículo el dibujo que realizó Juan de Santa Cruz Yupamqui, obtenido del manuscrito que se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid.

El Arco Iris está ubicado, en ese dibujo, en la región derecha del cosmograma. Lo que más nos llamo la atención es que la derecha, como ejemplifica el ser ubicado en ese lado, se asocia a lo masculino. Junto al Arco Iris aparece el rayo, y el río.

Entendemos que el cosmograma hace alusión a tres tipos de fenómenos relacionados con la serpiente, con el agua, y caracterizados como instrumentos de comunicación entre la Madre Tierra y el Cielo inmediato.

En definitiva, todos ellos forman parte del ciclo hidrológico que se percibía mantenido en el cosmos andino antes de la colonia.

Fray Juan San Pedro observó lo siguiente sobre el Arco Iris y su relación con los incas:

"y dizen que el ingá tenya dos culebras por armas y así las he / yo visto en muchos tambos especialmente en el Cuzco y en guamachuco / dizen Estos indios que antiguamente En tiempo de chalcochima que hera capitán /del ingá q. tenya toda la tierra...vino el demonyo hecho serpiente a manera de culebra la queal hera según / lo que la vieron tan gorda como un muslo y tenya pelos y la cabeça no podían ver la cola Estando / En tirra llana a esta culebra o serpiente llamaban uscayguay (uscaiguai, uscayguay) a esta mocharon / los indios para ser ricos porque traya unas petaquillas de oro en la cola y después...otra vez se les apareció diciendo que quería subir a el çielo lo queal vieron todas aqullas/naciones q. allí se hallaron començo subir haziendo bueltas por el ayre" (fray Juan San Pedro 1992: 199).

En el presente texto se observa una estrecha relación entre el Arco Iris, personificado en una serpiente, Supay y la riqueza; al igual que nos mostraron los informantes de Tuysuri.

La huaca de Huanacauri representaba los orígenes del poder, y se relacionaba junto al llauto, y otras formas del culto que recibió la serpiente, amaru, con los cimientos de la cosmovisión inca.

Pensamos que éstas podrían estar íntimamente relacionadas con conceptos derivados de los andes orientales, de la zona del Perú amazónico. Por lo tanto, la serpiente estaría relacionada con la boa-anaconda, madre de los seres que habitan el plano terrestre, que a su vez posee una forma análoga en el plano celestial, el Arco Iris o la Vía Láctea. En los dos casos ambas formas se relacionan con la lluvia, con los ciclos hidrológicos.

El cuchavira, cocha huira, arco iris en Chibcha, se concibe como el producto del lago.

Al igual, en quechua cuichi se traduce, escribió José Toribio, por cu-inti-churi. Cu, agua; inti, sol y churi, hijo, sería, por lo tanto, el hijo del agua y del sol (Toribio 1900: 30).

El criterio desarrollado por el investigador podría haber sido una de las bases por las cuales los incas, hijos del Sol, tomaron la deidad multicolor como emblema.

Además, esta interpretación reafirma nuestra hipótesis, sobre el aspecto bipolar de la deidad.

Bernabé Cobo, y anteriormente Polo de Ondegardo, observaron la ambivalencia del fenómeno, que lo caracteriza como una entidad con cualidades multiformales: "tenían por mal agüero y que era para morir o para algún otro daño grave, cuando vían el arco del cielo, y a veces por buen pronóstico" (Cobo 1956: 233).

Esta información es una de las pocas que existen sobre las cualidades benefactoras del fenómeno multicolor.

Así, el Arco Iris se manifiesta como un fenómeno ambiguo, con características bipolares; el fenómeno multicolor es "bueno-malo".

Para el investigador M. Eliade el arco iris es un puente, pero un puente que comunica la tierra con el cielo; es el puente de los dioses.

Si bien, el fenómeno multicolor se asocia a las aguas celestiales, a la lluvia, entendemos que en los andes centrales era observado como un atentado de los poderes infra-mundanos contra los celestiales. Pero, los conceptos del fenómeno sagrado adquieren diferencias, matices, según las regiones que se indaguen.

Por ejemplo, para los chibcha de Colombia el arco iris era una entidad divina protectora de las mujeres en cinta (3), mientras que para el pensamiento centro andino fue, y sigue siendo, una entidad que provoca enfermedades, y que es necesario evitar.
Uno de los padecimientos que provocaba era la enfermedad de la lluvia con sol, chirapa uncuy (Poma de Ayala 1987: 244).

Consecuentemente, opinamos que la deidad multicolor fue muy temida ya que albergaba potentes cualidades sobre-naturales, que ejercían un gran dominio sobre la población.

Al respecto el cronista Pedro Cieza de León escribió lo siguiente: "Si lo miraban, no se atrevían a señalarlo con el dedo, entendiendo que se morirían o que se les entraría en la barriga y tomaban tierra y untábanse con ella la cara y la parte y lugar donde les parecía que caía el pie del arco" (Cieza de León 2000: 425-426).

Al igual, en una narración sobre el origen del Arco Iris se halla la siguiente información sobre el temor que despertaba en las poblaciones: "recogida por los hombres cuando no era más que un gusanillo, a fuerza de comer tomó proporciones gigantescas. Los hombres se vieron obligados a matarla porque exigía corazones humanos para su alimentación Las aves se bañaron en su sangre y su plumaje se tiñó de los vivos colores del arco iris" (Chevalier y Gheerbrant 2003: 136).

El Arco Iris es un fenómeno complejo, pues se insinúa como una deidad bipolar, relacionada con las dos fuerzas que dominan el cosmos.

Así, el complejo sistema clasificatorio de los fenómenos naturales fue interpretado, entendemos, como una formación bipolar cuyo equilibrio dependía de su esencia intrínseca. Éstos se formaban, básicamente, de dos sustancias.

Dentro de esta pugna cósmica, el Arco Iris surge de las fauces de la madre tierra en ocasiones excepcionales, por lo tanto no es un acontecimiento cíclico, augurado, no se puede observar el movimiento de los astros para anteponer su posible ascensión.

Esta particularidad, la de su repentino nacimiento, aturdía en demasía a las poblaciones que lo observaban, descubierto ante los ojos como una infracción del hurin pacha hacia las capas celestiales.

Entendían que las dos fuerzas que gobernaban el universo se enfrentaban. Por una parte la fuerza celeste, el orden que el Ordenador (Viracocha) ejecutó en su creación, temporalizada por el Sol; y por otro lado, la fuerza del caos primigenio, que finalizaría con el orden establecido, ubicada en el hurin pacha.

miércoles, 14 de mayo de 2008

SACHAYOJ. Poema



Cantar ha vuelto a encontrarme
con el alma de mi tierra
bailando en lo de Froilan
en patio es chacarera.

Formas parte de mi pueblo
quichua hablante santiagueño
sal de tiempo que me traes
memoria de mis ancestros.

Montaras como tus hijos
mi corazón peregrino
bebió el mistol de tu sangre
fui sacha bombo y olvido.

Sachayoj dime el camino
donde no muera la esencia
que solo podré alumbrar
si escucho cantar la tierra.

Un bombo acuna tus noches
misky mayu da tus siestas
sabor dulce del verano
que se lleva hasta las penas.

Nortes que te da la vida
como ramitas muy secas
tus caminos van dejando
polvaredas en las siestas.

El diferente no estaba
solo el rumor he sentido
en el patio de aquel indo
que hace hablar al ceibo herido.

BÁRBARA LUNA 05/01/2003

martes, 13 de mayo de 2008

AI APAEC


Ai Apaec o Aia Paec fue el terrible dios de los mochicas (200-800 a.C.), sediento de sangre exigía sacrificios humanos.

Los Cie-quich y los Alaec le ofrendaban jóvenes guerreros en hermosos templos como Huaca de la Luna, Huaca el Brujo, Huaca Pañanmarca y Huaca Rajada.

Su imagen más famosa fue descubierta en 1990 por el arqueólogo peruano Daniel Morales, en la Huaca de la Luna (Trujillo).

Tiene el rostro antropomorfo, la boca felínica y olas marinas que rodean su cabeza.

En otras representaciones aparece con un bastón de mando o empuñando un filudo tumi, siempre con el rostro fiero, aterrador.





Se le adoraba como el dios creador y protector del mundo Moche.

Era el proveedor del agua, de los alimentos y de los triunfos guerreros.

lunes, 12 de mayo de 2008

EL CERRO DE LAS TRES VIEJAS DE SESQUILÉ


Por esos lados se enterró a un poderoso zipa Muisca en una cueva, que luego fue tapiada, junto con sus joyas, alimentos, armas y esposas.

Tres de estas fueron secuestradas por una tribu enemiga, pero escaparon.

Fueron vistas entonces por el brujo de la tribu quien, por medio de tambores y hechizos, las hizo estremecer de pánico; de pronto, se sintieron ligadas a la tierra, el frío las petrificó y el viento trajo partículas de tierra y hierbas que las convirtieron en lo que hoy se conoce como el Cerro de las Tres Viejas.

Según recuerdan, estas tres mujeres eran, Chia, Uitaca y Quimencuatocha.

Nota: El Zipa era el título de nobleza dado a los gobernantes de la parte sur del país de los muiscas (Altiplano Cundiboyacense), lo que hoy se conoce como Sabana de Bogotá y la sede del trono se ubicaba en Bacatá.

domingo, 11 de mayo de 2008

EL ARCO IRIS Cap 5

En las crónicas aparece el Arco Iris como un eje, pero, en el caso inca, éste centra al gobernante como jefe de la comunidad, lo dota de poder sobrenatural.
Es decir, el Arco Iris era una divinidad protectora del Inca.
A esta centralización del poder, otorgada por el Arco Iris, la hemos hallado en el texto de Juan de Santa Cruz Yupanqui, que escribió que junto al cerro más alto, "se levanto un arco del cielo muy ermoso, de todos los colores, y sobre el arco apareció otro arco, de modo quel dicho Apomanco Capac se bido en medio del arco" (Pachacuti 1968: 285).
Así, el arco era percibido como un puente conectivo entre los dos mundos, y el Apu Manco Capac fue ubicado en medio de éste por ser un individuo sagrado; de esta manera el gran Señor del Tahuantinsuyu fue dotado de poder sobrenatural.
En el panteón inca el Arco Iris ostentó un lugar privilegiado en el templo más importante del Tahuantinsuyu, en el Coricancha.
Éste poseía en su interior diferentes capillas para las deidades: una capilla para la Luna, Quilla; otra capilla para las estrellas, Coillur; la capilla de Illapa, para Inti; y finalmente, la capilla del Arco Iris (que precedía a la del Sol).
En uno de los costados de la capilla de la deidad se trazó un arco del cielo tan grande que iba pintado de una pared a otra con todos sus colores en vivo.
Además, pendientes del techo del recinto colgaban multitud de cristales, que con el movimiento que provocaba el viento, al colarse en su interior, se producía un arco multicolor que regaba las paredes de la estancia.
Allí, en medio, se sentaba el inca, como centro y eje motor del universo, albergado por la capa multicolor que sobre él se ponía; reproduciendo los pasos de Manco Capac (Poma de Ayala 1987: 255).